Cómo puedo amarte

Capítulo 23: El sueño fugaz

El día acordado había llegado, con las emociones al tope y la determinación a flor de piel. Era el mejor momento para ir por todo o nada, no debería de haber un margen de error.

Había preparado todo minuciosamente para la cita, la reservación del lugar, la ubicación más conveniente y el día con un clima perfecto.

Por otro lado, todo parecía increíble, a excepción del día lluvioso que había caído el día de hoy. No parecía la gran cosa; sin embargo, los expertos mencionan y recalcan que podría empeorar la lluvia, tal vez podrían pasar de ser una llovizna cualquiera a una gran tormenta, la cual causaría una visión nula de los autos que se encuentran por caminos, calles o avenidas. Señalaban la recomendación de permanecer en zonas un poco vacías, ya que, en caso de emergencias, sería demasiado preocupante no tener ayuda. 

En fin, el clima no podría perjudicar este día tan esperado.

Después de varios días intentando ponernos de acuerdo, se tomó la decisión que la mejor opción sería salir por la tarde/noche. Consideramos que era un momento bastante agradable y accesible para ir.

Debía de conocer su opinión también, de lo contrario, podría no ser de su agrado.

Durante toda la mañana del día estuve alistándome para ir lo mejor posible. Desconocía que tipo de ropa tendría en menta Paora para usar en nuestra cita; sin embargo, debía de tener confianza en la situación, esperando no desencajar con el estilo de ropa que suele utilizar ella.

Empecé a prepararme, ya que la hora del tan esperado encuentro se estaba aproximando, así que decidí entrar a darme una ducha, trate de dejar todos mis pensamientos que inundaban mi cabeza se fueran con el agua, pero sinceramente no lo logre.

Sinceramente, no soy de las personas que tiene un tratamiento cuidadoso y una rutina, pero me gusta tener buena presentación en las cosas importantes y obviamente esta es una de esas ocasiones.

Hace unos momentos rogaba que el tiempo pasara más rápido para poder verla, pero en cuanto más se aproxima el momento más nervioso me siento, la cabeza no para de girar y dar vueltas, al menos mi ropa es linda, presentable y lo suficientemente adecuada para la ocasión.

 Estaba listo para ir a su casa, el punto que al igual habíamos establecido los dos para la cita. Debía de darme prisa, al tardarme demasiado tiempo olvidé por completo la hora. Básicamente, tenía 15 min para llegar. La puntualidad era algo bastante importante en estos casi, así que debería apresurarme a llegar.

Lo único positivo era que la lluvia estaba apenas en su punto mínimo de lo que esperaban los meteorólogos.

Tan pronto como llegue a su casa, sus padres me recibieron de una manera bastante agradable, invitándome un té para el frío, recordando que debíamos de regresar no tan tarde, pues al aumentar la lluvia podíamos terminar mojados, lo que podría enfermarnos. Durante varios minutos conversé con ellos, todo esto mientras Paora terminaba de alistarse para salir. Respetaba el tiempo que se demoraba, aun así, cualquier atuendo, cualquier manera d earreglarse, ella seguiría siendo hermosa. 

Después de un tiempo, por fin estaba lista, luciendo un vestido largo, aunque no sería buena idea, esto debido a la lluvia. Aun así, eso no impediría el desarrollo de la cita.

Luego de una última espera, nos pospusimos a dirigirnos hacia el lugar acordado de la cita, la cual estaría muy bien estructurada.

Durante el camino hacia el restaurante visitamos distintos establecimientos, mirando una exhibición de arte local, comprar un café caliente para el frío y por último, el lugar en donde cenaríamos. Todo este plan tendría como meta durar casi toda la tarde, finalizando con la cena.

Después de un tiempo, la cita parecía salir como lo planeado; sin embargo, el problema era que con el pasar del tiempo, la lluvia se intensificaba. Por suerte estábamos preparados, llevando una sombrilla para compartir. La idea había sido del padre de ella, aconsejándonos llevar uno.

El primer sitio al que visitamos era la exhibición de arte, la cual, por suerte, estaba casi vacía, debido a la lluvia, algo bastante bueno para nosotros.

Mientras admirábamos cada una de las pinturas note algo bastante lindo, para lucia bastante feliz, divirtiéndose verdaderamente auténtico, comprendiendo el propósito y los sentimientos que debía de transmitir. En mi caso existía una diversión discreta, aun así, emocionándome al verlas.

Llegamos al punto final del recorrido.

Consistía en una pintura bastante diferente a las demás, mientras las otras poseían una estructura más compleja, la central no lo era. 

El artista había plasmado a dos personas sentadas en una banca, mientras una se recargaba en el hombro de la otra persona. Lo raro era lo que estaban mirando, justamente veían una pintura con las mismas características, dos personas, una banca y una pintura. Básicamente, como si de un espejo se tratara. 

Casualmente en la parte del frente del cuadro había un banco. Estaba algo cansado, así que decidí sentarme, pronto Paora se uniría a mí, colocándose a un lado de mí.

Ambos, mirábamos hacia la misma dirección de la pintura, provoco que Paora, me preguntara algo.

─ Es linda, ¿No? ─

─ Si, bastante linda ─




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