ELeanor.
Llegar a la empresa y tener que ver a Malek se me hace muy difícil.
Espero que no haya venido ya, no quiero verle la cara y tampoco que me diga que tenemos que hablar porque sinceramente terminaré diciéndole que estoy embarazada y que este hijo es de él. Pero quién sabe como lo tomé, en sus planes ser papá jamás fue una opción, casi siempre le han gustado más los negocios, el dinero, el poder, y venir a decirle que será un papá puede provocarle un infarto.
—Hola, Eleanor.
—Hola, ¿todo bien? — intenta sonreír amable. Pero no le sale.
—Si, solo quería tener cinco minutos de tu tiempo. ¿Puedes? Hay algunas cosas que quisiera hablar contigo.
—Bueno...supongo que puedo —añado, nada convencida porque ella y yo no tenemos nada de qué hablar, es la esposa de Clarence.
La acompaño hasta donde quiere que hablemos, no es nada extraño que sea la oficina de Clarence.
—¿Qué quieres hablar conmigo?
—Sabes de lo que quiero hablar —se recuesta en la silla de su esposo. Eso le da un toque un tanto escalofriante —¿Sabes por qué vine hasta aquí, no? Sabes que tengo conocimiento de lo que tu tenías con mi esposo.
—No sé de qué me hablas...
—No te hagas la mosca muerta. Eleanor, eres la amante de mi esposo. Una zorra que se metió entre él y yo.
—Escucha... él jamás dijo que tenía esposa. A mí me enredo con engaños, a quién deberías reclamar algo es a él. —se levanta del sillón, molesta y viene hacia mí. —Tu esposo es un ojo alegre, créeme que no soy la única con la que se ha relacionado en esta empresa. ¿Y sabes qué? Nunca mencionó que tenía esposa.
La muy perra me abofetea.
—No quiero verte más cerca de él— escupe —O me encargo de que tengas los días contados en este lugar.
Aprieto los dientes para no regresarle la bofetada. Una porque soy muy blandengue, y dos, porque no quiero más problemas con ella y con nadie más.
Al salir de ahí, me topo con Malek. Me voy rápido antes de que me llame, entro a mi oficina y arrasó con todo lo que se me atraviesa.
—¿Eleanor? — caramba.
—Créeme que lo último que quiero es verte a ti.
—¿Qué ha pasado con Luisa? La vi salir molesta.
—No paso nada —digo —No quiero hablar contigo y con nadie.
—Sé que cometí un error al no decirte antes que había sido conmigo con quien habías pasado aquella noche. Pero yo tampoco estaba muy cuerdo, había tomado...
—Claro que lo sabías, Malek.
—Lo supe hasta que te vi dormida en mi cama. Cuando desperté... no podía creer que eras tú, no estaba en mis planes si es lo que te imaginas.
—Hagamos que esto nunca paso.
—Eleanor...
—Malek, no me molestes más. Por favor, tengamos la relación que debemos, que es de trabajo. Así que te pido que te comuniques conmigo solo referente al trabajo.
Veo cuanto le rompe lo que le digo pero su orgullo no le hace decir algo, pasó a su lado y me marchó porque ya he tenido suficiente.
Estoy decidida a abortar el fruto que llevo en mi vientre, no pienso tener un bebé, y ser madre tampoco.
—Celine.
—¿Todo bien?
—No, quiero que me ayudes. Tu tienes amigas que han tenido abortos ¿no? Crees que pueded pedirle el contacto. Estoy más decidida que nunca.
—Oh— se pone seria —Claro, creo que Jessica puede pasarme el contacto.
—Gracias, Celine.
—De nada...¿ya lo pensaste bien?
—Si, no quiero nada que me una a Malek.
—¿Por qué lo odias tanto? ¿Por qué no puedes decirle que estás embarazada?
—¿Estás embarazada, Eleanor?
Las dos giramos a la puerta, Malek está escuchando pero tal parece que sólo fue lo último lo que logró saber.
Por suerte, o eso espero.
—¿Qué haces escuchando ahi? No podemos tener un poco de privacidad ahora.
—No es mi culpa que hablen en voz alta.
—Pues si— digo —Si estoy embarazada. ¿Algun problema?
—¿Es de Clarence?
Volteo a ver a Celine, Malek acaba de darme una gran idea.
—Así es —Celine me mira como preguntando ¿Qué diablos haces? —Es de Clarence, y no pienso decirle. ¿Puedes hacer lo mismo?
—Se va a dar cuenta ¿no crees? — habla irónico.
—No, porque no pienso tenerlo.
—¿Por qué no? Sé que nunca has querido ser mamá pero...
—Ya, Malek. No me conoces.
Salgo de la oficina de Celine, yo también tengo derecho a hacer lo que quiera, ya tengo veintisiete años.
—Eleanor...
—Esto es incómodo, sabes.
—Solo pretendo ayudarte.
—¿Desde cuándo? Te has portado como un idiota desde que llegaste.
—Estaba de mal humor.
—¿Y qué culpa tenía yo? —escupo.
—Me llene de celos cuando supe que mantenias una relación con Clarence. Él no te merece, Eleanor.
Lo que dice me deja aturdida ¿Celos? Vaya, no me imaginaba que fuera a decir algo como eso. ¿Celoso de Clarence? Uh, así que este hombre grande y guapo siente celos por mí. Y yo, llorando por el idiota de Clarence.
—No sé qué decirte.
—Que yo puedo estar contigo si tu quieres, es decir, si quieres tener a ese bebé...
—No lo quiero tener.
—Eleanor.
—No quiero tener un hijo de Clarence.
—Daría lo que fuera porque ese hijo fuera mío, sabes.
Eso me deja paniqueada, ay. Malek si supieras que si es tu hijo pero mi orgullo es más grande y no quiero decirte que es tuyo.
—Pero no lo es, hazte la idea.
—¿Cuánto tienes de embarazo?
—Tengo pocas semanas.
—Estás seguro de que si es de él.
Sé a qué se refiere con que si estoy segura, estoy siendo una descarada mentirosa hija de puta pero no me importa. Quisiera gritarle en la cara que este bebé es suyo.
—Sí, bastante segura.
—¿Y por qué no crees que el quiera hacerse cargo de él?
—Desde cuándo haz visto que los hijos de la amante sean bien queridos, Malek, exactamente, nunca.