Camino con notable cansancio pero determinada a encontrar Becca, a quien después de que parece que la bodega es tan grande como para perderse de vista por fin la veo, entonces intento enderezar mi postura, no quiero que se percate de lo mucho que en realidad me duelen los golpes, ella nota mi presencia a distancia pero sigue hablando con un chico que tampoco había visto hasta ahora, este parecía ser mas de mi tipo, es decir más parecido a mí, era un chico para nada atlético y con postura desgarbada, además usaba unos lentes bastante gruesos, tenia cejas pobladas pero lindos ojos verdes y de cabello castaño y un poco revuelto aunque le daba un toque interesante.
-¡qué les parece! La princesita ha venido por más. –dice sarcástica aun sin dirigirme la mirada.
-hola Becca, en realidad sí, no creas que por un par de golpes te vas a deshacer de mí, te dije que pondría todo de mi para lograr esto y aun no he terminado. –digo segura.
-pues yo si queridita, además nada de esto servirá si Jack no deja de entrometerse. –murmura incomoda y yo asiento porque tiene razón.
-lo sé, pero ya hable con él, te aseguro que no se va entrometer, esto es un problema mío y lo resolveré yo. –digo siendo más cortante de lo que pretendía.
-¿problemas en el paraíso? –pregunta burlona.
-¿Cuándo continuamos? –pregunto evadiendo su molesto tono.
-está bien, ahora mismo tengo algunos pendientes, pero cuando me desocupe te avisare, además tendremos tiempo de sobra, parece que has hecho muchos amigos desde que llegaste, tu amigo el “alquimista” tiene un buen grupo de hombres buscándote, tiene una reputación que cuidar y no puede permitirse que una chica tan ordinaria se burle de él. –añade desinteresada.
-sí, suelo ser un imán de problemas, pero espero encontrar la manera de solucionarlo. –digo al fin y minutos después recuerdo que no me he comunicado con Linda, debe estar como loca, este lugar es como un bunquer donde bloquean las señales de teléfono, muy seguramente tengo infinidad de llamadas tengo que hablar con ella y pedirle que no regrese a casa aun. –Becca necesito pedirte otra cosa, debo llamar a mi amiga, temo que también corra peligro. –pido suplicante.
-sí, toma este radioteléfono nadie podrá rastrear la llamada, solo no tardes si no quieres ponerte y ponerla en peligro. –advierte entregándome el aparato.
Marco los números con torpeza y un par de timbrazos después me contesta.
-¿si quien habla? –contesta mi amiga y siento que me regresa el alma al cuerpo de escuchar su voz.
-soy yo Linda, ¿Cómo estás? –pregunto angustiada.
-¡hey amiga! Por fin de dignas a llamar, pensé que ahora que no estoy en casa te habías olvidado de mí, te llame mucho pero jamás contestaste. –dice jovial dejándome más confundida que antes.
-no entiendo ¿Dónde estás? –pregunto para entender todo.
-pues en la cabaña, en mis mensajes te dije que Julian había pedido que nos quedáramos un par de días más, es bastante goloso ¿sabes? Tengo que contarte porque… -empieza con su relato subido de tono pero la interrumpo.
-¡linda! ¿Quieres callarte un segundo? Debo decirte algo de verdad importante. –exclamo irritada.
-¿Qué paso Amelia? ¿Estás bien? Lo siento yo solo te extrañaba pero dime que paso. –dice ahora seria.
Respiro profundo y empiezo a relatarte la película de acción que viví desde el día que el tipo entro en nuestra casa, bueno excepto la parte donde me convierto en una aparente loca suicida según Jack, ella es un poco mas exagerada que él, así que no tendría caso explicarle, mi amiga guarda silencio prestando atención a todo lo que le digo, bastante más tranquila de lo que pensé.
-y eso fue lo que paso Linda, yo no puedo salir del lugar donde estoy porque no es seguro y tú, por lo que más quieras no puedes regresar a casa aun, hasta que encuentre la manera de tenerte a salvo. –le pido preocupada.
-Amelia, todo esto está de locos y por mí no te afanes yo me quedare aquí el tiempo que sea necesario para que estés tranquila, pero ¿lo vas a estar tú? –dice y siento que su voz empieza a quebrarse.
-sí, no te preocupes, yo estoy bien, pero por ahora no podre llamarte, necesito que cambies de teléfono ahora mismo, las líneas no son seguras. –digo intentando no llorar y veo el reflejo de Becca acercándose haciendo un ademan de que debo cortar la llamada. –bueno Linda, recuerda que te amo amiga, hablaremos pronto. –me despido y antes de que pueda contestarme cuelgo.
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Editado: 17.11.2018