Con espias y civiles

Capítulo 11

A eso de las doce de la noche llego el doctor a traernos información de ella.

—Despertó, raro pero lo hizo. Tuvimos que hacerle un lavado de estómago e inyectarle medicamentos para bajar la inflamación, ahora está estable— reviso su carpeta con información— los análisis arrojaron que anteriormente había tenido un problema similar por lo de su repentino shock al despertar. Hicimos un expediente y he hablado con el padre de la joven y lamentablemente no está en el país así que pido que por favor ustedes firmaran el alta y como la señorita de Santiago está por cumplir la mayoría de edad he accedido.

¿Espera qué? ¿Mayoría de edad? ¿Qué no se supone que tiene dieciocho como yo? No puede tener veinte años.

—¿Espere, dijo mayoría de edad? — pregunte confundida

—Si según la información brindada por su padre y sus registros tiene veinte años— contesto sin más. ¡Imposible!— esta noche se quedará en observación y si mañana está bien la daré de alta. Te proporcionare un documento para que lo lleves a la escuela, no asistirá sino hasta la próxima semana.

—¿Podemos verla doctor? — pregunto mi madre.

—Lamentablemente no, ella no desea ver a nadie y debo respetar eso— no desea vernos—está estable, tuvo mucha suerte ya que la cantidad que ingirió no fue demasiada pero si la debilitó.

Mis padres firmaron los papeles correspondientes y el doctor me dio la hoja. Todos tuvimos que regresar a casa sin muchas ganas.

En toda la noche no pude dormir bien y llore hasta que me quede sin lágrimas.

Había perdido a mi única amiga.

***

A la mañana siguiente tomé solo pequeñas pasiones de mi desayuno y fui a la escuela como zombie.

Cuando entre al edificio fui directo a la oficina del director y para mi sorpresa estaba Benjamín Morris afuera esperando su turno.

—Hola Bea, ¿te encuentras bien?, tienes mala cara— pregunto algo preocupado. Hay que premiarlo es muy atento con las chicas y se preocupa por todos.

—Estoy bien, gracias por preguntar— le sonreí— ¿qué haces aquí?, ¿te castigaron tan temprano?

—No— soltó una carcajada— ¿oye y Catalina, no vienen contigo?— últimamente está muy al pendiente de ella, creo que le gusta.

Antes de responder salió el director y me miró confundida.

—¿Señorita Harrison, qué hace aquí tan temprano? — pregunto.

—Vine a traerle esto— le di el sobre dónde venían el papel del hospital— Catalina tuvo un accidente ayer en mi casa y está internada en el hospital, ahí viene todo redactado. No podrá asistir lo que reste de la semana.

—¿La señorita de Santiago? —Tomó el papel rápido— ¿se encuentra bien?

—El doctor dijo que está estable y que se recuperara pronto— sonreí con tristeza— me marcho, debo ir a clases.

—Muy bien, gracias por avisarme señorita Harrison, yo me encargaré de informar a los maestros— con eso salí de allí.

—Oye Bea— llamo Ben— ¿cómo que está internada? ¿Qué sucedió? ¿Segura que está bien?

—Hubo un accidente con la comida y la llevamos al hospital, el doctor dio luz verde— sí que le gusta mi amiga.

—¿Pero qué haces aquí? hay que ir a verla— dijo mientas me arrastraba hasta la salida.

—Aunque vayas no te dejaran verla y probablemente ya esté en su casa— anuncie.

—Pues vamos a su casa— como si supiera dónde viene. No iba a presionar las cosas, si ella no desea verme no la obligarte.

—No sé dónde vive Benjamín, tendremos que esperar a que venga.

Katerine

Llegue a mi casa ya mejor de salud, los Harrison habían firmado mi salida y lo agradesco.

Apenas si me acosté en la cama el celular comenzó a sonar. Es mi padre.

—Bueno— respondí.

—¿Cómo estás, amor? — estaba muy preocupado, le dije que me encontraba bien. La verdad no quería preocuparlo— ¿estas segura Kate? Me encantaría ir pero Cindi no puede viajar y no puedo abandonarla así—siempre es ella y nunca yo, aunque lo comprendía.

—Lo sé papá, estoy bien, estoy aquí en casa tomando reposo. Ya verás que mañana me corro un maratón de diez kilómetros— reí.

—¿Katerine si sabes que ellos no lo hicieron intencional verdad? —no dije nada.

Lo último que pensé antes de desmayarme fue lo que me pasó hace años y son imágenes muy fuertes que a pesar de los años no se han cerrado completamente.

—Sí, lo sé. Ellos no sabían por eso te digo que estoy bien, enserio— no estaba del todo bien pero eso no debía de saberlo.

—¿Segura? — volvió a preguntar y yo dije que si— está bien amor.

—Pa, quiero dormir un raro, ¿te hablo después? —mentí.

—Claro que sí, descansa. Te amo— dijo.

—Yo también, cuida mucho de Cindi— colgué.

El resto del día me la pasa descansando al igual que los siguientes.

Debía pensar seriamente que es lo que voy hacer, mostrar debilidad nunca fue parte de mí, pero sé que si no lo hago me llevara a algo doloroso y triste. Debo de pensar seriamente que tener una debilidad no es del todo malo, yo no la pedí, se me dio y debo entender eso.



#4504 en Otros
#806 en Acción
#502 en Aventura

En el texto hay: familia, amor, acion

Editado: 11.10.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.