Con P mayúscula

Capitulo 22:

Cameron

 

El rugido de la multitud es ensordecedor. Ha sido durante todo el partido, que resulta ser brutal, tal como todos esperábamos. Los Águilas hacen una anotación, nosotros hacemos una después de ellos; tiran al piso a nuestro MC, derribamos a Thatcher dos veces más y más fuerte. Estamos agotados; deshechos mental y físicamente, y a pesar de superarlos, los Águilas están liderando por cinco. Pero estamos en cuarto y gol, con once segundos restantes en el reloj, lo que significa que tenemos tiempo para una jugada final.

Y la necesitamos para sumar puntos.

—Tiempo.

Se escucha el grito del entrenador a través del campo y nos movemos para recibir sus instrucciones.

—Está bien —dice—. Nos tienen atrapados, lo sé. Tú lo sabes. Pero este partido debería haber sido nuestro al llegar al segundo tiempo. Jase, ¿qué estás pensando, hijo?

Todos miramos a nuestro MC y capitán, apenas sorprendidos de que el entrenador lo deje tomar el control. Confía en Jase. Todos lo hacemos.

—Deberíamos ejecutar la roja cincuenta y nueve. Contraataque en flecha —dice con calma, a pesar del fuego en sus ojos. No solo quiere esta victoria, la necesita.

—¿Catorce? —El entrenador me mira a los ojos—. ¿Estás listo para esto?

—Lo estoy. —Asiento.

—Eso es lo que quería escuchar. Ahora salgan y háganse cargo de los negocios. Raiders en uno.

Nuestro grito de batalla se extiende por el campo, avivándonos. Dándonos la fuerza que necesitamos para una jugada final.

—¿Estás listo? —Jase trota hacia mí.

—Terminemos con ellos. —El entendimiento pasa entre nosotros cuando me ofrece una rara sonrisa.

—Ve por ellos, hermano.

Todos nos ponemos en posición detrás de la línea de golpeo, esperando la llamada de Jase. El repite la jugada, antes de señalar—: Hut. —Grady, nuestro centro, dispara la pelota hacia él y  finge a la izquierda. Me quito, empujando más allá de la seguridad. Mi mejor amigo se echa hacia atrás, levanta el brazo y deja volar la pelota, directamente hacia la zona de anotación y mi destino. Muevo mis piernas con fuerza, corriendo más rápido de lo que jamás había corrido en mi vida. Tenemos que ganar, tengo que poner mis manos en ese balón.

No se trata solo de fútbol americano, sino de Hailee. Sobre borrar la sonrisa presumida de la cara de Thatcher cuando los derrotemos. Pero se mueve rápido, demasiado rápido. Mierda. En un movimiento arriesgado, me aparto del suelo y me lanzo hacia adelante, estirando mis dedos hasta que siento que mis músculos se rasgan, el dolor me golpea el hombro. Pero vale la pena cuando siento el familiar cuero liso rozar mis dedos.

—Anotación —grita el locutor mientras mi cuerpo choca con el suelo duro. La multitud enloquece mientras permanezco acostado, mirando las luces. Me duelen los músculos y me arden los pulmones y estoy bastante seguro de que me he lastimado algo, pero no importa. Lo logramos.

Lo conseguí.

Jase y Ash son los primeros en alcanzarme, poniéndome de pie y luego el resto de los muchachos están sobre nosotros, empujándonos como si hubiéramos ganado el campeonato. Pero Jase no está celebrando con nosotros, está mirando al otro lado del campo, con los ojos fijos en Thatcher.

—Vamos hombre. —Me abro paso entre la multitud y le rodeo el hombro con el brazo, hasta que le digo en voz baja—: No aquí, no ahora.

—Otro día —gruñe, su voz inquietantemente tranquila—. Otro día.

 

~~~

 

Dos horas más tarde, todavía en la cima de nuestra victoria contra Rixon East, nos apiñamos en el hogar del entrenador Hasson para la cena anual de la semana de rivales. Es una  casa con vista al río con suficiente espacio para albergar al equipo y sus familias.

—¿Amigo, por qué están Hailee y Fee aquí? —Asher me da un codazo en el brazo e inclina su cabeza hacia donde las chicas acaban de entrar, ambas parecen ciervos encandilados con los faros de un coche.

—No tengo idea. —Tomo un largo trago de mi refresco, sintiendo el dolor profundo en mi hombro.

Más tarde, después de la cena, el entrenador se hará de la vista gorda cuando todos atacamos su refrigerador por cervezas. Pero por ahora, mientras las familias del equipo están presentes y sobrias, espera que nos portemos con decoro.

—Vinieron con mi papá y Denise —gruñe Jase, uniéndose a nosotros. Mis ojos van a la cerveza en su mano.

—¿En serio? —pregunto, mi ceño se arquea.

—¿Qué? —Se encoge de hombros—. Necesitaba una.

Poniendo los ojos en blanco, lucho contra una sonrisa. Jason no sigue las reglas, él las hace. Y sabe que nadie le dará una mierda por eso.

—Sabía que estaban en el partido —agrega Asher aun mirándolos—. Pero no tenía  idea de que vendrían aquí. Creo que ella me está acosando.

Rocío refresco en el aire, riéndome de la ridícula declaración.

—¿Hablas en serio?

—Tan serio como un ataque al corazón —dice sin expresión, cruzando los brazos sobre el pecho mientras sus ojos se estrechan en Hailee y su amiga. Pero ellas nunca miran en nuestra dirección.



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En el texto hay: problemas, amor, futbol

Editado: 13.12.2020

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