Todos tenemos un propósito en el mundo.
Ya había pasado por varios atentados, encuentros. Libre batallas pero cada vez se hacen más fuertes.
Una mañana de búsqueda me percaté muy tarde de la precensia de dos obscuros. Me siguieron hasta el orfanato, ya era tarde, no tuve otra elección que tomar mi forma luminosa y mezclarse con la luz. El lugar estaba lleno de ventanas y lámparas, pero también de sombras y espacios sin luz. Nuestra única ventaja contra ellos era el poder cegador que no soportaban sus ojos.
Me moví cuidadosamente pero aún así lograron verme en algún momento. La persecución comenzó, eran dos contra uno, pasamos la sala, el pasillo y llegamos a un aula, estaba llena de niños entre cinco y siete años, aún no sabía quién era y si se encontraba ahí.
Me quedé en el resplandor que el sol daba hacia el piso, ellos fueron asomándose por el techo, había poca sombra, sus opciones eran la mesa del profesor o las sillas para poder entrar, eran pocas pero no podía arriesgarme. Observaron por un momento, todo era normal, dentro de mi comenzó a generarse una carga de ansiedad y escape, ellos lo notaron y me siguieron. Corrí por las escaleras, pase el segundo nivel lo más rápido posible, había poca luz y estaba en desventaja. Llegamos hasta la azotea y tomamos nuestras formas físicas, todo estaba descampado, ahora la ventaja era mía y habían ido hasta mi trampa.
-Saben que no tienen escapatoria...
-Recuerda que somos dos...
Volví a mi forma luminosa, tomé a uno de ellos y de la manera menos agradable acabe con él. Inserte la mano dentro de su boca y lo arrastre hasta el resplandor más grande de luz, su compañero se arriesgó a pesar de saber que no sobrevivirá. Corrió hasta mi y descargo el poder obscuro que aún le quedaba sobre mi brazo derecho, alcance a darle un golpe mientras me desocupaba, el sol ya lo tenía débil, sólo hice menos tardío su dolor no me encontraba en mi mejor estado.
Comenzaba a molestarme el brazo, baje y busque al pequeño, el jugaba en el salón en el que habías estado, afortunadamente nadie sabía nada, solamente yo conocía ese secreto. Tampoco podía dejar que alguien nos viera juntos o afectar a los demás.
Merecía una infancia feliz y tranquila, él apenas comenzaba a mudar de dientes, estaría seguro ahí, además no podía estar por más tiempo o perdería el brazo. Regrese a casa, luego de dar mi reporte fui atendida por expertos ahí en la villa de Cristal.
Para la existencia de un equilibrio es necesaria la presencia de la luz y la oscuridad. Lo malo recide en la lucha por el poder, la negación a lo establecido, o simplemente una relación no permitida. Ambos reinos se habían mantenido sin enfrentamientos o rebeliones, hasta aquel día que desapareció Lumina el agente más experimentado y querido por Claria la dama de luz y gobernante de la villa.
Nuestra tarea en la tierra es liberar a los humanos de la energía negativa generada por los seres obscuros del otro reino, cuando estos se propasan o simplemente por el cúmulo de ella. La forma física que tomamos desactiva nuestros poderes de defensa y sólo nos convertimos en esponjas y filtros purificadores. Para no alterar y provocar al otro reino apagamos nuestra luz natural, pero ese fue el primer error que cometimos para evitar una guerra.
Nos mantenemos entre la multitud, estamos entre los humanos. Sentimos, amamos, odiamos y fallecemos. Llevamos nuestra vida con tiempos diferentes, no somos inmortales. Por un largo tiempo Lumina no reportó nada a la Villa. Era bastante joven cuando fui enviada a su búsqueda, ese fue el segundo error que tuvimos. Había sido entrenada para el rastreo, rápidamente dí con ella pero no estaba sola, entre sus brazos se encontraba un niño de escasos dos años. Me dijo que había sido fruto del amor junto a un humano y que por eso no podía regresar.
Su luz estaba casi extinta, sino realizaba su trabajo no podía regenerar su poder. En poco el padre del niño hizo acto de presencia. Desde que se acercó a la puerta algo me puso en modo de defensa, mi luz si estaba activada, apenas entró y se cubrió los ojos, no era humano. Los tres necesitábamos una explicación, ni uno de los dos sabía sobre el otro y tampoco habían acabado con sus vidas al unirse cuerpo a cuerpo.
Sólo podía ser una cosa, Claria me habló sobre una profecía de hace mucho tiempo, un hombre y una mujer de los diferentes reinos podrían unirse y dar vida a quien llegue a dominar ambos poderes, poner fin a la guerra y salvar al mundo del choque de poderes.
Si el señor Serkan de las tinieblas se enteraba de la existencia de ese niño lo destruiría o se apoderaria de el para doblegar a los luminos y terminar con la luz. Si él se quedaba con nosotros no podría dominar sus habilidades obscuras.
Sus padres no tenían escapatoria, no podrían cargar con la culpa de haber dejado a su hijo en el mundo de los humanos y hacer como que nunca pasó algo. Además sus poderes eran débiles por el tiempo de estar juntos, no tardarían mucho y tampoco resistirian a un enfrentamiento en cuanto todos se enterarán. Tomaron la decisión más difícil para ellos, ambos ya estaban siendo buscados. Dieron su vida por el niño, y a él lo dejaron en un orfanato, sin previo alguno.
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Editado: 10.06.2020