Mis emociones llegaron por el piso, sentí que caí por completo en la trampa, en tu juego, en algo que sabías que me lastimaba. Aun cuando comprendías lo que sentía por ti, lo hiciste; aun cuando veías mis ojos humedecerse por ti, nada te importó. ¿Por qué me gustas si lo único que logras ejercer en mi es dolor?
Siempre pensé muy diferente de ti, me imaginé que eras respetuoso, amable, considerado, un excelente compañero...
Ahora sé que eres todo lo contrario, me decepcioné... Sentí que, vivía una mentira al deducir esas cosas de ti. Supuse que al verte crecer y ver como eras, entendía por completo tu forma de ser. Un balde de agua helado cayó en mis hombros, despertándome, haciéndome aterrizar. Soy tan patética, tan inútil.
Me detesto.
No tuve la fuerza suficiente para parecer indiferente al ver sus labios juntos, dejé que vieras cómo las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Viste mi lado vulnerable... de nuevo, otra vez.