No dejabas de perseguirme en la universidad, en mi casa y a cualquier sitio que iba. No parabas de preguntarme que sentía hacia ti ¿en serio eras tan idiota para no entender que te amaba? ¿Qué te tenía un cariño inmenso y jugaste con aquellas puras sensaciones?
Aun así, no respondí tus dudas. Ya tendrías las respuestas al irme, me encargaría de que te quedaran claras.