Concierto Navideño

LOS BOLETOS

Por @BellaBaumen

¡Hola! Yo soy Bella, tengo 33 años y vivo en la Ciudad de México. 

A veces me he considerado muy afortunada, porque me encuentro algunas monedas en el camino, billetes premiados, o hasta he ganado diferentes premios muy buenos. Pero nunca me imaginé que un concurso navideño me pudiera cambiar la vida. 

Todo comenzó cuando se acercaba la navidad del año pasado. Era una de esas rachas en las que todos tus proyectos se detienen y parece que las cosas seguirán estancadas. 

Yo había perdido mi trabajo como maestra, ya que mi contrato se renovaba cada año, y ese año ya no lo pudieron renovar por reducción del presupuesto en la universidad. Como me había quedado sin ingresos, ya no podía seguir pagando la renta de mi departamento, ni el gimnasio, tampoco podía seguir pagando mis tarjetas de crédito y tuve que vender mi coche. 

Y, por si fuera poco, mi novio terminó nuestra relación porque consideraba que yo no le daba suficiente tiempo… encontrando más tiempo en los brazos de alguien más… si entienden a lo que me refiero… 

Tuve que regresar a vivir a casa de mis padres mientras encontraba un nuevo trabajo y conseguía estabilizarme. Durante algunos meses, para ser sincera, varios meses, no conseguí ningún trabajo sobre mi carrera. Había muy pocas vacantes, muy mal pagadas o con demasiada competencia. ¡Sentía que se me cerraban todas las puertas!

El invierno se acercaba y mi madre, a la que quiero mucho, pero a veces me desespera, no dejaba de repetirme que cuándo me iba a casar, que el tiempo se me venía encima, que buscara a mi ex novio, etc…

Sí… mi vida se volvió bastante deprimente, lo reconozco. Hasta me daba vergüenza contarle la verdad a mis amigos cuando me preguntaban por qué yo nunca podía salir con ellos… la verdad era que no tenía dinero para hacerlo…

Una noche, seducida por la insistencia de mi mamá, intenté escribirle a mi exnovio. Solo por curiosidad (¡ajá!) quería saber como le iba a él. Durante una semana entera no tuve ninguna respuesta y tampoco insistí. Luego, de repente, me contó que estaba muy bien con su nueva pareja, y que, por respeto a ella, él no podía escribirme más. ¿Puede alguien creerlo?... Después de profesarme un amor sincero por cinco años, resultaba que ya no quería ni siquiera hablarme. No recuerdo que él se privara de hablarle a su ex cuando estaba conmigo… pero eso obtuve por no escuchar a mi propia conciencia, sino a la de mi mamá.

A pesar de que no tenía trabajo ni dinero, no dejé de intentarlo con nuevas personas. En cierta parte, quería demostrarle a mi ex que yo también podía conquistar a alguien, y por otra parte, tenía fe en que existía para mí alguien especial y único. 

Me basé en conocer chicos por medio de las famosas apps de citas. Creo, que después de todo, sigo conservando mis encantos, por eso pude conseguir varias citas en las que los chicos me pagaban un auto a domicilio que me recogía y me llevaba, así como la cena, el cine o el café.

Pero, aunque conocí a muchos hombres interesantes, la situación no mejoró del todo. La situación era que ninguno de ellos me tomaba en serio. El 90% de ellos me advertía en la primera cita que no buscaban nada más que “algo casual” (para quienes no saben lo que significa, significa acostarse contigo y ya), y el otro 10% eran chicos que por una u otra razón no me parecían lo suficientemente atractivos. 

Como mi madre decía, quizás me había vuelto muy exigente después de mi última relación, pero yo pienso que no se trataba de eso. Bueno, yo no necesitaba tanto tener intimidad, así que el 90% ya estaba descartado, ¡jajaja! Sucede, que siempre he pensado que el verdadero amor existe para todos, pero la diferencia entre encontrarlo o no, radica en seguir buscándolo o no. La mayoría de las personas se dan por vencidas ante el primer rompimiento, pero nunca ha sido mi caso.

Mi amigos y amigas me han dicho que quizás seguía creyendo ingenuamente en el amor verdadero porque no había vivido una ruptura con alguien de quien sí estuviera enamorada. Es verdad que con la mayoría de mis ex novios he sido muy fría, y que, aunque todos me han dolido, no he sentido que me haya enamorado verdaderamente de alguno de ellos.

Pero, se trata solamente de que, cuando se ama verdaderamente, se ama para siempre. Entonces, en esos momentos, aún no había encontrado ese “para siempre”.

Los días y las semanas avanzaron, y el frío incrementaba, pero la soledad no me hizo su presa. Yo seguí sintiendo en el fondo de mi ser, que mi alma gemela existía y estaba esperando por mí con los brazos abiertos.

Después, tuve una de esas citas que, aunque al final no resultaron como esperabas, estaban destinadas de una u otra manera a presentarse en tu vida para ayudarte. 

Esa vez, como ya era costumbre, salí con un chico de internet que vivía en una de las mejores colonias de mi ciudad. Me ví atraída hacia él solamente por su sonrisa, y por su colonia, jaja... Nos quedamos de ver en uno de esos cafés populares de los que todo el mundo habla. El muchacho no estaba tan mal físicamente, así que estaba dispuesta a escucharlo un tiempo prolongado e intentarlo con él.

Se llamaba Patrick y era programador de videojuegos. Pensé que, para vivir donde vivía, en una muy buena colonia, quizás tenía una empresa propia de videojuegos, y últimamente se han vuelto muy redituables. Pero la verdad, yo estaba muy equivocada...




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