Condenado por el deseo

10

Alguien encendió la odiosa luz de mi habitación y no me cuesta mucho descubrir quien fue, me cubro por completo con mi manta, escucho el estrepito de cosas chocar con otras cosas, el aire contenido entre las sabanas desaparece o eso me parece, siento que me asfixio lentamente intento soportar el mayor tiempo posible hasta que vencida tiro las mantas a un lado tomando una gran bocanada de aire-¿Podrías apagar la maldita luz?- grito con molestia, quiero dormir, necesito dormir, y nunca he sido capaz de hacerlo si la luz está encendida, siento correr el tiempo, su ritmo es lento y pesado, siento que han transcurrido meses y Danie sigue allí mirándome con los brazos cruzados negándose a hacer lo que le pedí.

-Quiero que te levantes- su voz me hizo sobresaltar, jamás había usado ese tono conmigo, estuve a punto de hacer lo que ella me pedía pero entonces recordé que yo tengo mis propios deseos. Caigo sobre la cama-

-Y yo te dije que te largaras y que apagaras la luz pero ya ves, no siempre tenemos lo que queremos- me niego a salir de aquí, sé que quiere que visite el club pero no estoy de humor para eso, tuve suficiente con que ayer casi abusaran de mi a mitad de un pasillo, no imagino que harán si me ven en traje de baño y esta vez no creo que Evan venga a salvarme, hoy será el quien encabece el grupo de potenciales violadores, hoy solo quiero ver una estúpida película de romance, quejarme de lo injusta que es la vida y comer mil potes de helados hasta conseguir subir unas trecientas libras.

-¡Cuánta razón!- mis sentidos se disparan al oír el tono amenazante-irónico de Danielle. Sé que no está de bromas, pero yo no estoy como para paseos, de un momento a otro caigo al suelo- agr- me quejo, ella me sonríe y me hago la promesa de que esto no se quedara así. Con una mano halo su pierna y la hago caer también, me subo sobre ella, sujeto sus manos entre el suelo y mis rodillas, apoyo mi peso cerca de su pecho, lucha por soltarse, pero soy más fuerte que ella-

-Debes respetar mi sueño-

-Son las once de la mañana-

-Es sábado-

-Es que- frunce el ceño cuando apretó mi agarre- tenemos que hablar-

-¿Hablar?- me quejo- mira zorra apestosa, estoy harta de decirte que no enciendas la luz mientras duermo, y ¿Qué clase de estupidez vienes a decirme? Que olvidaste a tu príncipe encantado en uno de tus pantalones- nos reímos, me levanto y la ayudo hacer lo mismo.

-Vístete, vamos al club- dice en tono festivo, yo en cambio ruedo los ojos.

-La próxima vez, juro que te matare- gruño

-Ya muévete- suspiro cansada.

-¡Nat apúrate!- Danielle esta tan feliz que estoy segura que este no va a ser un día de chicas, desde que ella y Sebas se arreglaron ahora no hay nada que no quieran hacer juntos, creo que intentan recuperar el tiempo perdido, y cuando no están juntos ella no para de hablar de lo maravilloso que es el, anoche estuve a punto de ahogarla con la almohada, si no fuera porque pienso en mi futuro lo hubiera hecho, me toma de la mano y me hace dar pasos rápidos mientras subimos hacia el piso donde está la piscina.

-Danie- me quejo- sabes que odio caminar de prisa, imagínate como es subir las escaleras corriendo con estos zapatos mortales que le elegiste para mí, además de este horriblemente largo vestido que también elegiste, si es hermoso- digo cuando me mira con brusquedad- y resalta el color de mi piel pero no me permite dar pasos largos- me mira con odio- además sebas te esperara, así que cálmate.

-Aguafiestas- se queja, le saco la lengua.

-Tonta-

Caminamos por la piscina, reconozco que fue buena idea venir aquí, hace un calor infernal, nos instalamos en una de las mesas del club, minutos después veo aparecer a un par de chicos ante nosotras, desvío la mirada prometiéndome a mí misma que no mirare, pero segundos después tengo ante mí un pecho al descubierto, de hecho lo único que lleva puesto es un bañador negro, me saluda, yo le sonrió pero mis ojos se detienen es en la persona que le acompaña, sus oscuros ojos me miran pero yo solo miro su cuerpo, su abdomen marcado, sus grandes brazos y sus fuertes piernas, me siento tentada a tocar los músculos de sus brazos pero en lugar de eso me doy vuelta notando así que mi prima ha desaparecido junto a su novio.

-Vaya que tenían prisa- me lamento, el ríe.

-¡Hola!- su voz es más sexy de lo que recordaba, tomo aire y lo encaro.

-Hola- nuestras miradas conectan, me siento desfallecer, veo que su mirada se desvía por momentos hacia mis labios, muerdo mi labio inferior, miro hacia la piscina. “Definitivamente creo que necesito un baño y pronto”- ¿Podrías ayudarme con el vestido?- le sonrío al ver su expresión.

-Hola- le miro

-Ya dijiste eso- me sonríe, me doy la vuelta y coloco mi cabello hacia un lado, durante unos segundos no sucede nada, pero entonces siento como sus dedos acarician mi cuello, reprimo un gemido ante las pequeñas pero intensas chispas que va dejando donde quiera que toque, cierro los ojos, se acerca más a mí, baja el cierre lentamente como si deseara que este momento fuera eterno… el cierre ya está abajo así que dejo que el vestido se deslice por mi piel, me vuelvo para mirarlo, sonrío al notar que sus ojos luchan por mirarme solo a la cara pero segundos más tarde sus ojos devoran cada parte de mi cuerpo, él se agacha, toma el vestido y lo sube hasta sacarlo por encima de mi cabeza, al terminar estamos más cerca de lo que deberíamos pero menos de lo que sé que ambos deseamos, doy un paso más hacia él, con la mirada fija en sus ojos y el hace lo mismo, escucho la música del lugar el grito de una chica y las risas de un grupo de amigos o de los que supongo que lo son, escucho el chocar de un cuerpo contra las aguas de la piscina, me aparto, dejo de lado los demoniacos zapatos que Danie me obligo a usar, el dobla mi vestido y lo coloca sobre una silla, camino hacia la barra, le pido al bartender un Maitai y el pide una cerveza.



#49798 en Novela romántica

En el texto hay: humor, novelajuvenil

Editado: 17.04.2018

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