— ¿Cuáles son las reglas? — Ryan preguntó, llevando una cuchara a su boca, de aquella sopa vaporosa. Estaba maravillosamente deliciosa.
— Son simples. La primera, deben obedecer a los líderes, Juxta y yo. Segundo, deben cumplir sus tareas diarias, no existe la pereza aquí. Estas son escogidas al azar y renovadas cada semana, como son nuevos no tendrán tantas obligaciones hasta que se coloquen al corriente. Tercero, y la más importante, deben velar en todo momento por el bienestar de la comunidad, esta existe porque todos nos apoyamos mutuamente. Eso significa, no dañar de ninguna forma a los otros miembros, los pleitos se solucionan con palabras, conductas violentas son castigadas con la expulsión. Cuarto, se permiten armas— Le di una mirada rápida al rifle que colgaba de la espalda de Ryan— Pero jamás deben apuntar a los miembros del campamento— Recalcó con seriedad.
— No suena algo difícil— Charlotte concedió— Aunque la primera… no los conocemos lo suficiente para acatar sus órdenes tan fielmente— Dudó.
Leo sonrió.
— Claro, comprendo totalmente. Como dije, esta será una semana de prueba, recorran el lugar, conózcanlo, investíguenlo y vean si deciden quedarse. Si deciden hacerlo, entonces deberán aceptar las reglas. Si no, les daremos una mochila con provisiones y podrán seguir su camino. No somos tan déspotas.
Los hermanos intercambiaron miradas, ambos habían decidido ser parte de esto, pero la semana de prueba no sonaba mal. Después de todo no conocían del todo a esta gente.
— Tomaremos la semana de prueba— Aceptó Ryan al fin.
— Aunque también queremos ayudar y pagar por nuestra estadía— Agregó la chica— No queremos ser una carga.
— Me parece bien— Leo sonrió. Estaba seguro de que después de ver cómo funcionaban las cosas en el campamento, ellos decidirían quedarse. Todos decidían quedarse al final.
Juxta volvió, solo con una bandeja de comida para el chico.
— Gracias, Jux… ¿Tú no comerás? — El chico de cabellos castaños preguntó, preocupado. Sentía que su compañero estaba más delgado últimamente, quizás estaba racionando la comida de nuevo.
— No tengo hambre— Él contestó con calma— ¿Les explicaste las reglas?
— Si, y han aceptado su semana de prueba, y están dispuestos a trabajar para pagar su estadía, cuento contigo para la asignación de tareas.
— Mañana. Ya se hace tarde, será mejor que descansen. Desígnales una habitación. Yo iré a ayudar a Alicia con el inventario— Fue su respuesta neutral antes de irse.
— He notado que Juxta no parece muy… expresivo— Comentó Charlotte mientras Leo los guiaba por el pasillo a la que sería su habitación.
— Juxta siempre ha sido así. Es único— Leo explicó sin darle mucha importancia, él era especial a su forma.
— Eso veo... ¿De casualidad ustedes dos están en una relación? — Interrogó. Ganándose una mirada irritada de parte de su hermano, a su lado. Pero ella no era tonta, había notado cierta química entre ambos lideres del campamento, o tal vez era solo su imaginación.
Leo se demoró en contestar.
— No, no estamos en una relación. Diría que es más complicado que eso— Miró a Ryan de reojo, conocía esa mirada, porque él también compartía ese sentimiento ácido que pulsaba por salir.
Pero el pelinegro había sido muy claro al respecto con él, cuando se trataba de colocar límites en la relación. "Solo es calor" Recordó sus palabras. Casi sintió lástima por aquel chico nuevo, no sabía lo que le esperaba si terminaba involucrándose con Juxta.
— ¿Ha sí? ¿Y por qué no? Se ve que tienen química… y auch.
Ryan le dio un codazo, su hermana siempre se metía donde no la llamaban. En cambio, Charlotte insistía en probar el terreno por su hermano.
— Perdónala, es curiosa por naturaleza— El chico se disculpó por ella. Aunque por dentro, la sensación amarga lo invadía.
— Está bien. No me molestan este tipo de preguntas— Leo apaciguó— Juxta y yo tenemos conceptos… muy diferentes sobre una relación, por eso no congeniamos— Le respondió a la rubia.
— Ya veo…
Leonardo era alguien atractivo, tenía el cabello castaño y ojos verdes atrayentes, además de amable, parecía un buen partido, pensó la chica.
— Bien, es aquí. En esa repisa podrán encontrar mantas, almohadas y sacos de dormir. El baño está finalizando el pasillo, para jalar de la cadena, primero deben llenar el estanque con los barriles amarillos ubicados a los laterales. Advertencia, no es potable, es el agua reciclada de las regaderas. Si quieren beber agua, deben ir a la cocina, o recurrir a los barriles azules ubicados en puntos estratégicos dentro de los pasillos.
— Amarillo no bebestible, azul agua potable. Entendido— Ryan asintió ante las instrucciones.
— ¿Tenemos regaderas? — Charlotte preguntó emocionada.
— Si, aunque no con agua caliente. Pueden darse duchas cortas, y como dije el agua se recicla.
La chica sonrió, no sería una ducha caliente, pero sería una ducha después de todo. Hace años que no tomaba una decente, estaba emocionada.
— Traten de dormir, los veré mañana en el desayuno y les asignaremos sus tareas. Buenas noches— Leo se despidió amablemente y cerró la puerta tras de él para darles privacidad.
Charlotte se dejó caer sobre las cobijas, las almohadas y el saco de dormir después de acomodarlos. No sé comparaba a su vieja cama, pero era cómodo. De todas formas, no siempre le tocaban refugios cómodos cuando viajaba con su hermano.
— Comida, agua, baños funcionales, duchas, y todos son muy amables. Este lugar es un sueño— Comentó feliz.
— No te encariñes mucho, Char, esta es nuestra semana de prueba, solo hemos visto la superficie de esta comunidad.
— Eres un aguafiestas— La chica le tiró una almohada— Además de seguro nos quedamos porque te gusta el chico pelinegro ¿O me equivoco?
Ryan gruñó en respuesta, no le gustaba mucho ser molestado.