En la noche después de la final habría una celebración donde cenarían primero en el salón de banquete los dos semifinalistas en compañía del Orkunato y algunos cazadores más destacados, luego se llevaría a cabo un baile para los cincuenta ganadores principales de la competencia de ese año con la interrupción de un anuncio conmemorativo por haber sido la septuagésima quinta competencia de Sølvbyen.
Todos estaban en pareja siguiendo el ritmo de la melodía lenta tocada por la orquesta. Félix había invitado a Yurim como su pareja para el baile y ella había aceptado nerviosa, pero al estar tan cerca de él bailando, lo único que sintió fue paz y tranquilidad que cuando el baile obtuvo un modo libre para bailar, ella no impidió dejarse recargar en el pecho del chico.
Scott veía a Injae de lejos y se acercó a ella con una flor de jacaranda.
— ¿Sabes que recordé cuando cenamos en el banquete? —Giró la flor entre sus dedos—. Cuando cayó una jacaranda para nosotros y luego Hermione contándonos la leyenda, “dos enamorados con un amor imposible, grande y puro que lucharon por él hasta el final” o una tontería así. —Se rio para restar importancia.
—Con final trágico porque no quedaron juntos en esta vida —mencionó inexpresiva—. ¿Crees que tendremos un final trágico?
—Supongo que… —vaciló bajando cada vez más la voz—. Para eso habría que estar enamorados y tener… un amor imposible.
Se paró junto a ella y tiró la jacaranda al piso; Injae vio la flor siendo aplastada pronto por unos pares de pies que bailaron sobre ella, alzó su vista a la pareja descubriendo a Yurim y a Félix, luego volteó a ver a Scott para ir bajando de nuevo su mirada.
—Sí, supongo.
“Atención a todos…”
El anuncio pidió que los invitados dejasen de bailar para que pudieran ver todos una presentación conmemorativa por la septuagésima quinta competencia anual de Sølvbyen.
Mientras se esperaba que el escenario estuviera listo, una mujer con el cabello morado en un recogido alto, un maquillaje extravagante y un par de años mayor que Injae se acercó a esta con curiosidad al ver el estilo del vestido que llevaba puesto.
— ¿En serio? ¿Un vestido de época como la cazadora original?
—Gerard Gastrell me hizo usarlo —respondió sin mucho interés.
— ¿Y tú estabas de acuerdo? —Arqueó su ceja cuando vio que Injae no respondió—. Haz que lo pague entonces.
La mujer indicó con su mirada que viera al escenario, seguidamente se acercaron unos jóvenes novicios para escoltar a Injae a dicho lugar. La mayor parte de las luces se apagaron dejando solo las del escenario donde el inquisidor Lim Do-Sam presentó a la ganadora de la competencia anual para colocarle en el cuello una medalla de oro con el logo de dos espadas cruzadas en el centro y en cada lado del borde del metal, una espiga dorada.
Injae se mantuvo con una expresión fría y dura mientras escuchaba los aplausos fuertes que parecían hechos para ensordecerla como los reflectores para enceguecerla, no estaba acostumbrada a recibir esa atención ni a estar en lugares tan concurridos porque la abrumaban.
—Por ser la septuagésima quinta competencia queremos conmemorar a todos aquellos hombres y mujeres que mostraron fuerza, astucia, determinación y habilidad para ganar… —comentó el inquisidor en voz alta dejando en silencio a todos.
Detrás de él y de Injae estaba una pantalla de cristal, frente a ellos del otro lado había otra igual de grande y a los lados habían otras más chicas. Reprodujeron un video mostrando a cada uno de los ganadores que ha habido desde la primer competencia originada en 1950 y uno hasta la actual en 2026 con imágenes del tiempo en que recibieron su medalla, sin embargo, hubieron menciones especiales para aquellos ganadores que ya habían fallecido como fue el caso del padre de Injae.
Una foto de Alaric Venator cuando ganó su primer competencia en 1999 cuando él tenía dieciocho años, seguida de dos competencias más antes de desertar; luego de su presentación se mostró una dedicatoria por su fallecimiento en 2024.
Injae quedó paralizada al ver la foto más reciente de su padre, sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo que hizo que perdiese el aliento y creyera escuchar murmullos sobre ella viniendo del público, miró a todos lados queriendo ver entre los destellos de los reflectores, pero sus latidos se hicieron más rápidos por lo que ella bajó apurada del escenario para correr a los baños.
Yurim la vio desde abajo y al estar más cerca de la salida, decidió ir detrás de ella. En el baño, la vio desesperada sin poder respirar bien queriéndose quitar el vestido porque aseguraba que era por él que se sentía asfixiada, pero por su misma sensación de asfixia que no la dejaba pensar claramente no podía quitárselo, así que Yurim intervino rápido para abrirlo por atrás y en cuanto lo logró, ayudó a Injae a bajárselo. Cuando Injae ya no tuvo más la prenda encima sintió que podía volver a respirar, pero al mismo tiempo rompió en llanto y Yurim la abrazó por atrás poniendo sus brazos en los de Injae para sostenerla mientras esta se doblaba hacia adelante.
—Está bien —le susurró—, puedes soltarlo ya.
Los tres amigos varones de las chicas llegaron corriendo, pero se quedaron afuera cuando oyeron lo que pasaba; Scott se recargó en la pared con su mirada en el piso, apretando su mandíbula y sintiéndose tan impotente por no saber cómo ayudarla.
—Será mejor esperarlas en otro lugar para darles privacidad —sugirió Marco jalando a Scott para que hiciera caso.
En el camino por los corredores, Marco tuvo un asunto y dejó solos a Félix y a Scott para que siguieran hacia la cafetería.
—No te preocupes tanto por ella, es fuerte y va a superarlo… lo ha hecho todo este tiempo —dijo Félix dándole unas palmadas en la espalda.
Scott asintió sin haberle prestado mucha atención, entonces Félix lo vio comprendiendo que no solo lo ponía así el ver mal a una amiga, sino ver mal a una amiga en especial.
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Editado: 04.04.2024