Confía en Mí

47°

Sin darme cuenta terminé en un profundo sueño, abrí mis ojos tenía un brazo sobre mí. Observe a Emeric que dormía profundamente se veía tan sereno.

Poco a poco los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente.

Iba a actuar indiferente al despertarse y otra vez yo terminaría llorando.

Con cuidado aparte su brazo para sentarme en la cama.

<< Emeric amaneció a mi lado >>

Debía irme y debía hacerlo antes que despertara. Si, iba a huir como casi siempre lo hacía.

Tomé mis prendas que estaban dispersas en el suelo y empecé a vestirme.

Por más que en lo más profundo no quería irme debía seguir a mi mente.

—¿Qué haces? —pregunto Emeric haciéndome sobresaltar.

Estaba a centímetros de abrir la puerta, cerré mis ojos tratando de pensar una buena respuesta pero nada.

—Elise —volvió a decir con su voz ronca.

No quería ni siquiera mirarlo porque probablemente volvería a caer.

—Tengo que irme —dije sacándole el seguro a la puerta.

—Espera… —el se puso de pie y se colocó sus pantalones.

<<No lo escuches >>

—Lo siento Emeric —abrí la puerta y Sali caminando rápido.

La casa estaba vacía ni un ruido y mucho menos los empleados.

—¡Espera Elise! —exclamo el a mis espaldas.

Repetía en mi cabeza “no te voltees”, y mi objetivo era llegar a mi casa que solo estaba cruzando la calle.

Abrí la puerta con la luz del sol chocando directo a mi rostro. Ni siquiera me había molestado en colocarme los zapatos.

Rodee mi casa para poder entrar por la cocina que a esa hora Tolly entraba por allí.

—¡Elise! —Emeric me venía siguiendo.

Entre por la puerta de la cocina, pero me detuve.

—Elise maldita sea —me voltee mirando a Emeric y cubrí su boca.

—Sh no hables —murmure señalando hacia la dirección donde provenían las voces.

Emeric frunció el ceño y yo aparte mi mano, lo tome del brazo y lo obligue a que se inclinara detrás de la isla.

¿Por qué carajos estaba sin camiseta?

<<Eres muy sexy>>

Debía controlar mis pensamientos porque no era el momento adecuado para babear por Emeric.

—No saben que anoche me Sali de la casa —dije en voz baja mirando a Emeric.

—Ya lo sé ¿Qué pensabas cuando casi te matas? —levanté una ceja confundida— te vi desde mi ventana.

¡Me había estado observando! Sentí mis mejillas enrojecerse.

<<¡Concéntrate Elise!>>

—¿Qué haces? —dijo el al ver que yo gatee hasta el otro lado de la cocina.

—¿Qué haremos en un año? ¡Estamos esperando suficiente! —exclamaron.

—Nosotros podemos autorizarlos a casarlos.

Mi sonrisa se desvaneció al oír eso y no era la única, Emeric estaba a mi lado también con el ceño fruncido.

—¡No tienen la edad suficiente! ¡Y aquí no estamos siendo muy claros Olivier! —y ese grito había sido de mi padre— ¡Si tan solo hubiéramos seguido mi propuesta no estaríamos aquí!

—¿Qué intentas insinuar con eso Ignace? ¿Qué es mi culpa que todos los inversores se hayan puesto en nuestra contra?

Abrí mis ojos sorprendida y mire a Emeric que también me miro.

¿Inversores en contra de la empresa?

—¡Entonces seguiremos asi cada uno por su lado! ¡Veremos cuanto tardara en venirse abajo todo esto!

—Descubriré la verdad de todo ya lo veras.

—¡Deja de buscar excusas ridículas para no casar a nuestros hijos!

Retrocedí cayendo en la cuenta de todo lo que había oído.

¿Íbamos a casarnos antes? ¿Estaba lista?

Ni siquiera tenia pensado en que quería para mi futuro que solo parecía ir en una dirección.

Me volteé sintiendo como todo a mi alrededor giraba con mis manos intentando aferrarme a algo pero solo un vaso cayendo al suelo pude reaccionar.

Mi respiración no era normal y mis manos temblaban.

—¡Elise! —caí al suelo de rodillas agarrando los restos de crital.

Iban a casarme con el…

Tome los vidrios rápidamente y Emeric estaba inclinado en frente mío.

—Ten cuidado —dijo al ver que yo agarraba los cristales con rapidez— Elise puedes cortarte.

El poso su mano sobre la mía donde tenía el montón de cristales.

¿Qué rayos estaba haciendo?

—Emeric no —tome su mano y el soltó un quejido.

Los cristales tenían sangre y la palma de su mano tenía una herida que sangraba.

—¿Qué sucedió aquí? —la voz de mi madre me hizo sobresaltar.

Mire mi mano que también sangraba y rápidamente tome la mano de Emeric. Los dos nos pusimos de pie sin decir una palabra.

—¡Emeric! ¿Qué haces aquí? —dijo Natacha observándolo de arriba abajo.

—Pensé que estabas en tu cuarto —hablo mi madre mirándome con seriedad— ¿Dónde estabas Elise?

Mama no lucia feliz y tampoco cansada, se veía entre triste y molesta.

Por el lado de mama paso Tolly recogiendo el resto de cristales.

—Señorita Elise —hablo Tolly señalando al suelo.

Aprete la mano de Emeric sintiendo el líquido espeso entre las palmas.

—¡Elise! Tenías prohibido salir —dijo Mama que seguía de brazos cruzados.

—¿Por qué tardan tanto? —dijo papa apareciendo.

Su mirada fue a Emeric que estaba con el torso desnudo y el pantalón de pijama ambos con los pies descalzos.

—¿Qué significa todo esto? —papa me miro a mi y luego a Emeric.

—¡Por dios están sangrando! —exclamo Natacha que tampoco estaba de buen humor.

Los dos miramos nuestras manos que caía una gotita de sangre. Emeric frunció el ceño y nos acercamos al lavamanos.

El contacto de mi mano con el agua me hizo soltar un quejido.

—¿Qué hace tu hijo en mi casa casi desnudo?! —exclamo papa de repente.

Tanto que me hizo sobresaltar, Emeric estaba concentrado en el agua que caía en la herida que poco a poco dejaba de sangrar.




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