Me giré en mi lugar observando a mi alrededor el personal de servicio de la familia de Arianne acomodaban la sala de estar de la casa.
—Definitivamente la vida de niñas ricas es lo mejor —dijo Marion que estaba recostada sobre el sofá.
—Eres dramática —agregó Lilian arrojándose un cojín.
—¿Cuándo nos invitaras a tu nueva casa? —pregunto Marion mirándome a mí.
—Aún están remodelando, pero creo que en unos días ya viviremos allí —dije recordando lo ocupada que mamá se encontraba.
De repente Arianne apareció ya con otra vestimenta.
—De no ser por ustedes hubiese perdido todo y sería la decepción de mis padres —dijo Ari mirándonos con los ojos llorosos.
Me acerqué a ella y la envolví entre mis brazos.
—Aun no puedo creer que te le enfrentarás a Marius —agregó ella.
—¡Yo tampoco! ¡No me lo recuerdes! —exclamo Marion con emoción sonriendo— estoy orgullosa de ti.
—¡Creo que eso es otro motivo por el que en esta fiesta las cuatro nos divertiremos! —Ariane nos miró a las tres— recuerden niñas que están solteras y sobre todo son perrísimas!
—Tu ahora muestra lo perra empoderada que eres —dijo Lilian señalando con su dedo.
Debía admitir que me sentía con mucho valor en ese momento pero aún seguían presentes los sentimientos de enojo.
De a poco las personas empezaron a llenar la gran casa.
—Ven a beber un poco —dijo Marion llevándome hacia donde se encontraban preparando los tragos.
—Sabes que no soy de beber —dije con pocos ánimos.
—¡Elise Fontaine! Tu beberás esta noche porque mereces divertirte —sin esperar respuesta de mi parte tomo una copa y me la extendió— le hiciste frente a ese imbécil.
—¡Alto ahí perras! ¿Estaban por brindar sin nosotras? —dijo Arianne con una sonrisa.
Lilian aún se veía algo triste pero hacia su mejor esfuerzo por sonreír.
Las cuatro levantamos las copas para brindar.
Tenían razón aquella noche debía divertirme. Debía hacerlo y solo por el simple hecho que me lo merecía.
—¡A sacar las zorras que llevan dentro! —exclamo Marion.
—¡Así se dice! —acompaño Ariane.
—¿Cómo dices Lilian? ¿No te he oído? —dijo Marion esperando que las palabras salieran de su boca.
—Esta bien —dijo ella mostrando una sonrisa.
Las cuatro sonrientes chocamos nuestras copas, y fue en ese momento donde no quería que nada más pasara por mi mente.
Quería bailar y dejar ir todo el estrés.
<< Concéntrate en lo bueno >>
Y así lo hice hasta que perdí de vista a Lilian, seguí a Lilian que se aparto del centro donde estábamos bailando.
—No puedo con esto —dijo ella que ya tenía unos tragos encima— ¡Simon me dejo Elise! ¡Se alejo de mi como si yo valiera nada! ¡¿Sabes lo doloroso que es eso?!
Nadie más que yo y alguna persona que le rompieron el corazon podía entender lo que le pasaba a Lilian en esos momentos.
—Lilian —dije tomando sus manos para luego abrazarla.
—Todos los días de mi vida recuerdo ese maldito momento… su mirada tan fría sin emoción —de repente ella se apartó limpiándose las lágrimas— ¡No quiero que vuelvan a jugar conmigo!
—Lilian se que estas mal pero lo mejor será que vayas a descansar —dije dando un paso hacia ella.
—¡No quiero! ¡Voy a divertirme! ¡Y tendré sexo con todo chico guapo que se me cruce! —exclamo ella volviendo hacia la puerta que daba a toda la multitud.
No podía permitir que mi amiga se descontrolara.
—¡Lilian! ¡No! ¡Espera! —camine rápido para alcanzar a Lilian.
Otra vez la música me envolvía, el olor a cigarrillo se mezclaba con perfumes.
Varios que pasaban por mi lado me sonreían y saludaban con alegría.
Había olvidado por un momento todo lo que había pasado aquella mañana en el instituto.
—¡Elise! —una mano me tomo del brazo.
Me gire observando a la persona que sostenía mi brazo.
—¿Qué haces Emeric? —dije mirándolo con confusión.
De repente mi corazon empezó a latir con rapidez.
—Necesito que hablemos —el me miraba directamente a los ojos.
Hablar… algo que no tenia pensado hacer en esos momentos.
—Por favor Elise —otra vez sentía el zumbido en mis oídos.
Todo lo que había pasado, un recuerdo tras otro.
—No me interesa hablar contigo Emeric —el enojo que tenia contenido se apodero de mi— ¿acaso piensas que por eso que hiciste eres el mejor? ¿Crees que olvidare todo?
—Elise no hagas esto difícil —el volvió a acercarse.
¿Siempre iba a ser asi?
Varios nos estaban observando expectantes.
—Yo ya no siento nada por ti… —dije sintiendo que mi corazon iba a salirse.
El rostro de Emeric quedo sin expresión, trague saliva sintiendo como las ganas de llorar aparecían.
Sus ojos que me miraban directamente, aquella mirada que solo expresaba tristeza.
Me gire en mi lugar queriendo salir de ahí.
—Hola Elise —dijo Sean apareciendo de la nada.
No lo pensé ni un segundo y tomé a Sean del rostro juntando nuestros labios.
Aquel beso que estaba siendo visto por muchos.
—Hablamos después —dije sin expresión alguna.
Sali de la casa lo más rápido que pude.
—¡Elise! ¿Qué acabas de hacer? —dijo la voz de una chica a mis espaldas.
Tomé la llave de mi carro y me subí, no quería mirar a Marion.
—Nos vemos después —dije arrancando el auto— no dejes sola a Lilian.
Por el vidrio retrovisor divise a Marion junto a otra persona que en ese mismo momento no quería saber nada.
Entre a mi nuevo hogar y mama se encontraba en la cocina.
—Hija… —ni siquiera la miré y seguí mi camino.
Mi cuerpo tiritaba y mi pecho poco a poco iba cerrándose, sentía el nudo en mi garganta.
Me dirigí al closet y terminé sentada en el suelo.
Las lagrimas empezaron a salir y mi corazon no dejaba de latir con rapidez.
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Editado: 22.07.2024