Bajé de mi auto y me dirigí hacia la entrada del instituto, otra vez me sentía perdida en mis pensamientos.
No quería imaginar lo que podía pasar en los próximos meses, iba a casarme y solo tenía que seguir obedeciendo a mi padre.
Camine hacia la cafetería buscando con mi mirada a mi grupo de amigos.
—¡Vaya mira a quien trajo el viento! —exclamo Marion acercándose hacia mi con los brazos abiertos.
Abrace a mi amiga respirando su perfume a chocolate.
—¿Cómo fue la tortura? —pregunto ella tomándome de los hombros para observarme— hablando de tortura.
Me gire para observar a Emeric que lucía serio y a la vez preocupado.
—¿Estas bien? —pregunte observando su incomodidad.
Muchos a nuestro alrededor nos observaban.
El asintió con su cabeza para luego disimular con una sonrisa.
Tomamos asiento junto a los demás el se sentó junto a Alban que también lo miraba con extrañez.
—¿Qué hiciste niño rico? —hablo Marion mirando seriamente a Emeric.
Emeric la miro dudando de que responderle pero prefirió ignorarla.
Antes que pudiera decir algo un pequeño hombre estaba de pie a nuestro lado mirándonos con una tímida sonrisa.
—¿Orwin? —dije mirándolo sorprendida— ¿Qué haces aquí?
—Solo quería agradecerles a los dos —dijo el mirándome a mi y a Emeric.
Le di una rápida mirada a Emeric que sonrió débilmente, mi corazon latía rápido y a la vez sentía esa felicidad por ver a aquel chico recuperado.
—Sabes que lo que necesites podremos ayudarte —dije sin dejar de sonreír— siéntate con nosotros.
Las mejillas de Orwin se sonrojaron, pero accedió a sentarse junto a Soraya que estaba a mi lado.
Todos mis amigos mostraron una sonrisa a Orwin.
—¿Y que tal todo por el campo? —pregunto Alban con curiosidad intentando descifrar a Emeric.
Pero el me miro a mi aquel cruce de miradas me indico que había algo que tenía que decirme.
Aparte mi mirada disimuladamente y me percate de la mirada de Marion y Bastien.
Me puse de pie dispuesta a salir, pero antes una mano me detuvo.
Mire a mi lado y aquella chica de cabellos rubios con lentes me sonreía.
—Tengo un regalo para ti —dijo ella sacando una caja de su bolso— gracias por ser tan amable conmigo.
Tomé la caja entre mis manos y al abrirla me encontré con un hermoso reloj pequeño que tenía una correa de cuero.
—Esta precioso Soraya —me incline hacia ella para abrazarla.
Me volví a mi lugar para luego seguir a Emeric hacia la salida de la cafetería hasta que me percaté de Stuart estaba allí de pie.
Levante una ceja mirando extrañada al guardaespaldas que empezó a caminar detrás de nosotros.
Emeric me tomo de la mano para empezar a acelerar el paso hasta que detuve de manera abrupta para mirarlo con el ceño fruncido.
—Stuart, ¿Podrías darnos nuestro espacio? —dije mirando al guardaespaldas que estaba muy cerca de nosotros.
El hombre de gran tamaño asintió con su cabeza para dar pasos hacia atrás.
—¿Me podrías explicar que sucede? —me cruce de brazos mirando a Emeric.
—Quieren que mantengamos la imagen de la familia perfecta —dijo el mirándome a los ojos— Elise yo no confío en ninguna de estas personas.
A mi mente vino aquel momento con papá y la curiosa conversación de la cena.
Ni siquiera yo sabia en quien podía confiar.
—¿Eso significa que nos van a vigilar? —dije mirando disimuladamente a Stuart.
—No lo se pero debemos hacer lo que ellos digan hasta que nosotros encontremos la solución.
Sentí otra vez esa opresión en mi pecho al pensar que mi familia también me estaba usando.
Levante mi cabeza para mirar a Emeric, quería decirle que me abrazara y que me dijese que todo estaba bien, pero las palabras no salían de mi boca.
—Esta bien —dije asintiendo con mi cabeza.
—Nos vemos después de clases —y sin esperarlo el se acerco depositando un beso en mi mejilla.
Disimule una sonrisa para luego ver como se alejaba y Stuart lo seguía a él.
Algo que me pareció extraño ya que el trabajaba para nuestra familia.
Agradecía para mis adentros que mi última clase del día era la de natación ya que necesitaba sacar aquel estrés que tenía acumulado.
—¿En que piensas tanto? —mire a mi lado y Bastien me miraba con curiosidad— veo que hiciste las paces con él.
Aparte la mirada de Bastien sin querer comentarle sobre nuestra especie de reconciliación con Emeric.
—Los vi a los dos… ¿Preocupados? —pregunto el que claramente se había percatado de nuestras caras.
Pensé en papá y su manera de tratarme.
¿Entonces era cierto que a Elisabeth la habían hecho desaparecer?
<< No pienses en eso Elise >>
—Son asuntos familiares —dije sintiendo como intentaba ignorar la preocupación que eso me causaba.
Bastien se quedó observándome, esperando que dijese algo más.
La clase finalizo y mire a Bastien con intención de hablar con el.
Cuando me acerque el me miro con una sonrisa.
—¿Vas a quedarte unos minutos más? —pregunte al recordar que después de clase siempre nos quedábamos nadando un poco.
—Lilian me dijo que necesitaba ayuda para arreglar algo de la estética de sus padres —dijo el a lo que yo asentí con mi cabeza.
Y así fue como el me dejo allí sola, relaje mi cuerpo dejándome sostener por el agua.
Eran muchos los problemas que se presentaban en mi vida.
Ya ni siquiera sabia como actuar solo tenia a Emeric que era la única persona que podía entenderme.
No supe cuantos minutos estuve flotando en el agua hasta que Sali y me fui directo a las duchas.
Al salir envolví mi cuerpo con la toalla y tomé asiento en la una banquilla.
Desde el tiempo que había estado con Emeric no había tenido otro ataque de ansiedad pero justo en ese momento me sentía con ese nerviosismo en el pecho.
—Que placer encontrarte aquí sola —dijo una voz a mis espaldas.
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Editado: 22.07.2024