Prólogo

—¿Cuánto estas dispuesta a perder? —Como siempre seguro de sí mismo, me mira a los ojos, tratando de no dejarse notar, >>pero hoy no me engaña<< veo en él, lo que nunca vi antes. Tal vez porque le compré su imagen de seguridad que irradia con tan solo su elegante porte, que termina por reafirmarse entre su mirada con sus grandes y bellos ojos color negros, que han sido un enigma para mí, al descubrir lo que esconden. Pues su indiferencia en todo momento, ante cada situación, lo hace casi indescifrable. Lo miro levemente y giro mi rostro, dirigiendo mi mirada hacia el horizonte, no respondo, pues mi respuesta salta a gritos desde lo más profundo de mi interior —Perderlo todo. ¡Apostarlo todo por esto!, por este momento entre sus brazos, por su piel tibia que me seduce y me invita a lo desconocido, por sus ojos que cautivan y su lobo que desea hacerme suya. Pero sé que al final me hallaría vencida por el mismo amor y sentimientos que despierta desde que lo conocí.

Hoy sé, que lo que quiero de él, jamás lo tendré. Su interior ya ha sido marcado por alguien más, en cualquier condición, ella siempre permanecerá en él.

Lo miro con dulzura a los ojos, mientras respiro profundo, tomando fuerzas para responderle, por más que lo amo, tengo que reconocer que todo esto me ha empezado a dañar.