¿Pido un taxi? —Pregunto con la aplicación ya abierta en mi celular, esperando salir del incomodo momento que ha creado el odioso primo de cierto amigo que tengo enfrente. —
Vamos en el carro de Bako —
¡Qué bueno! —Respondo en automático, tratando de ocultar la pesadez estomacal que va en aumento. ¿Cómo que tiene carro? ¿cuántos años tiene acaso? pregunte en mis adentros. >> Resulta que tendré que subirme en el auto de alguien a quien no le agrade<< creo que hable muy duro al mencionar lo de sus ojos, tal vez si me escucho, en todo caso se toma todo personal, parece de 5 años, atrapado en ese perfecto cuerpo de hombre de veintitantos.
Daniel abre la puerta trasera para darle entrada a Diana, así parezca mal tercio, me subo de inmediato, no me voy a subir adelante para recibir miradas de desaprobación y superioridad de su primito.
El trayecto a la cabaña es tranquilo, Daniel mantiene una emotiva conversación respecto a un cortometraje que se había visto.
Bako sonríe, noto sus corta pero perfecta sonrisa por el espejo retrovisor, su rostro enmarcado por las gafas oscuras de sol que lleva y sus dientes entre dejándose ver, me hacen cautiva de su reflejo, hasta que reacciono al escuchar hablar al altivo al dueño de mi concentración. —
Es una lástima que no hables inglés Daniel, para recomendarte unas series que en realidad son buenas, no como esa perdedera de tiempo que comentas —¡Qué tal el engreído!, pero a Daniel para nada le afecto su comentario.
Calla Bako, no todos tenemos gusto por los idiomas. —Sin darme cuenta, frente a lo que menciona mi amigo, sale una pregunta a la ligera de mi boca. —
¿Cuantos idiomas hablas acaso? —Pregunto despectiva, mientras me regaño interiormente, >>acabo de darle alas para que engrandezca su evidente ego<<. Responde con su mirada en la vía, sin emoción alguna, pausado y sin prisa —
Inglés, francés, italiano y un poco de alemán. —
Genial—cortante y hasta déspota conteste, no dije nada más. Le di la oportunidad de sentirse superior a don engreído, no tener filtro para razonar en lo que genera en mi curiosidad, es un serio problema siempre.
Al llegar a la cabaña son más de las cuatro de la tarde, por lo tanto, decido ir con Diana directo al baño a cambiarnos por los trajes de baño e ir a la piscina.
Al salir noto el silencio que existe, no el acostumbrado al estar rodeado de naturaleza y el crujir de los arboles al mecerse por el viento, si no al encontrarnos solas. —
¿dónde está su novio señorita Diana? —Pregunto, pues ella salió del baño antes que yo.
Fue a tomar fotos a las afueras de la cabaña —
Diana ¿desde cuando a Daniel le gusta la fotografía? —Se burla un poco, al ver que me siento desubicada por su respuesta —
No es a él, es a Bako. Es diseñador gráfico, comenzó con una pequeña empresa de diseño, pero le va muy bien ya es muy reconocida. Parece que es talentoso —No puede ser, prácticamente mi amiga lo está adulando. —
Y altivo —Agrego con desdén, tratando de restarle a su introducción sobre el odioso primo de Daniel. —ella se ríe con sutileza —
Vale, no intento molestarte más Amalia. Es obvio que el chico se dio cuenta que nos estábamos burlando de él, no lo culpes, de haber sido nosotras también nos hubiéramos molestado. —
Pero a ti te saludo bien, por el contrario a mí me miro con simpleza. —
Es que eres simple queridita —Sin darme cuenta Diana me tiro a la piscina riendo. Al salir del agua la tomo del brazo, no me importo que aun tenia los zapatos puestos, en realidad no note que los traía aun puestos. >>Oh my God… << le veo y en realidad se encuentra echando chispa, me mira enfurecida a lo que solo sonrío —
Por favor disculpa, en este sol, se alcanzan a secar tus zapatos —Le brindo una solución mientras junto mis manos como orando, clamando por su perdón, >>esta es una chiquita brava<< lo sé por cómo ha compuesto a Daniel.
Tuve que perdonarle que prácticamente me arrojo los zapatos desde la piscina intentando pegarme con ellos, para mi buena suerte tiene un pésimo brazo. —
Te estas volviendo muy agresiva Diana, te vas a quedar sin novio. —Ella ríe, después de parecer haber liberado su mal humor.
Tu que ni tienes —
Wooo golpe bajo. No por falta de pretendientes queridita —Respondo con aires de suficiencia, derribando su punto, pero luego
Peor aún —Responde casual la muy astuta y continúa clavando su daga de venganza por mis actos —
¿Qué otra explicación existe entonces? —
No hay tiempo muñequita, entre el trabajo y la universidad. —Levanto mis hombros en señal de agotamiento por mi agitada vida (sarcasmo mental) —
Chica responsable —Contesta mi amiga mientras sonríe con sinceridad.
Ya llevaba más de 30 minutos en la piscina, así que salimos para secarnos un rato en las muy cómodas sillas playeras que están ubicadas al borde de la piscina, debajo de un hermoso y frondoso árbol de mangos que brinda un refugio a este sol que no parece querer moverse.
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Editado: 19.04.2023