Mi teléfono suena y casi no se escucha en el murmullo de la oficina, ser la persona a cargo no es fácil pero tampoco imposible. Debo de salir rápidamente del departamento creativo, me tome un fin de semana más de viaje y estoy pagando las consecuencias. Todos los días hay tensión, por crear algo que agrade a los clientes, revisar como estamos frente a la competencia e invertir en las máquinas de producción, ¡me encanta! Nací para esto. Sentir la presión y tomar decisiones, no me siento perturbado, en realidad lo disfruto. —
Silencio equipo, decidan tres diseños y los pasan a mi oficina —Les sugiero, pues la discusión se ha extendido demasiado. —
Recuerden que también necesitamos atender el llamado de uno de nuestros más grandes clientes, la editorial está esperando la propuesta para el lanzamiento de la novela de ficción, por si no lo recuerdan —les digo con sarcasmo —
¿Creo que nadie ha trabajado en ella verdad? —
Bako, se nos ha pasado por alto, no se delegó a nadie para eso — contesta Adrián con fastidio. —
Pues les comento que la persona encargada del lanzamiento llamo ayer siendo domingo, interesada en saber cómo esta nuestra propuesta. Acorde con ella la cita para el miércoles —
¿Cuál es el bosquejo que le vas a presentar, si no tenemos aún nada? —Lo miro con suficiencia por encima de mis lentes oscuros —claro, Uds. no tienen nada, apresar que pedí las propuestas del bosquejo hace 15 días, Yo si lo tengo. Por lo tanto, le presentare mi propuesta y será sobre esa que trabajaremos, ya que no hay nada más para escoger. —Mi socio minoritario quiere elevar su imagen, desdibujando la mía, pero mi imagen no se desdibuja jamás, por eso todo mi empeño esta en cada nuevo proyecto que recibimos. ¡Por eso estoy aquí hoy!
A la sima no llegamos solos nunca, Adrián deposito la pequeña cantidad de dinero que a mí me faltaba, sin su apuesta, no estaríamos ni él ni yo aquí en esta sala de reunión. Pero a veces me desesperan sus aires de superioridad. Parece que no comprende aun, quien está al frente. Salgo de la oficina deteniéndome en la puerta —
Por favor espero en 10 minutos las tres propuestas para elegir —Al llegar a la oficina siento un aire cargado a perfume de mujer, demasiado es demasiado, pero quien está dentro de mi oficina parece que lo desconoce. —
Hola Bako —
Hola Liz, que te trae por aquí— nota mental dejar la puerta cerrada.
¿Por qué te marchaste sin avisar? —Ni la miro, no doy explicaciones nunca y menos acepto reproches de un desliz. La veo levantarse de la silla con aire de princesa, si no fuera hermosa su arrogancia no se pasaría por alto. Tiene unas bellas piernas, una linda cintura un busto que inspira quedarse atrapado, pero su rostro aun siendo bello no es nada del otro mundo.
Se acerca hasta la silla en la que estoy sentado, se hace detrás de esta y toca mis hombros e inicia un masaje hacia mi cuello, me divierte ver cómo trata de tener algo conmigo, pero en realidad no despierta en mi nada, solo fue cosa de una noche y no encuentre nada que me motive a repetir, como es usual. —
Liz se tan amable de decir a que viniste o te puedes retirar—
Eres un grosero Bako, después de esa maravillosa noche que pasamos—
Fue una buena noche. Como dices, ya paso —
Eres un descortés, como te atreves a decir eso después que me entregue a ti—
Discúlpame, pero quien llego a la mesa donde estaba sentado fuiste tú y no te metas en el papel de víctima, que se bien que no soy el primero. —
Que déspota Bako—
No, vallamos aclarando la situación, no quiero este temita otra vez. —Me quito los lentes oscuros para que note mi mirada seria, que pereza estas discusiones. Esto si genera impaciencia en mí. Ella me mira con molestia, tratando de tragarse lo que tiene para decirme producto de mi sinceridad.—
Pase a saludarte, ya que cuando desperté no te encontré en mi cama —
Te agradezco mucho tu preocupación, como puedes ver estoy bien— le contesto con simpleza, la siento caminar en mi oficina, solo pienso que como me dejé llevar por ella esa noche, tal vez fue la falta de una compañera en la cama de varios días y los tragos que tenía encima, ya que durante la universidad por más que insistió nunca quise tener nada con ella, tenía su fama y tampoco suelo estar con la que están los demás. He de admitir que esta vez si se me fueron las luces. Ella me saca de mis pensamientos —
¿Vamos a tomar algo?— me dice con tono seductor y sugerente, recostándose de frente hacia mí en mi escritorio, es totalmente consiente que su busto desde aquí se ve más grande dentro de su blusa en corte v, pero esos trucos en una mujer ya los conozco, así que en mí, no tiene efecto alguno. —
Liz, no quiero ser descortés, pero en realidad tengo mucho trabajo acumulado, me tome la semana y ahora estoy atrasado con varios proyectos—
Bako, te espero no tengo afán —Volteo los ojos mentalmente, se hace la desentendida porque sé, está tratando de como de lugar, salir nuevamente conmigo. Pero por qué no lo acepta y ya, fue cosa de una noche o media, de unas horas en realidad, porque al igual que con todas, apenas termine paso el deseo y solo quiero irme a la tranquilidad de mi apartamento. Esta es la razón por que no me gusta sostener relaciones con chicas de mi edad, son demasiado emocionales y todo lo relacionen con romance y amor. Yo no nací para dar flores y chocolates.
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Editado: 19.04.2023