Bueno... y aqui estamos, ¡porque queremos saber, como quedan estos dos!
gracias a tod@s l@s que le regalan su estrellita a la novela... Feliz lectura, se les escribe con amor.
Y le regalo una flor sin pétalos, para que nunca supiera si la quería o no…
Sus palabras suenas seguras, al estar envueltas en su voz tan varonil, me hacen temblar. Mi cabello se mese por el fuerte viento. Miro a Bako con detenimiento, en sus ojos solo veo deseo.
Al tenerlo así, me hace ver que de él quiero más, me quema por dentro al estar entre sus brazos y sentirlo como si fuera parte de mí. Quisiera olvidar todas las dudas que tengo hacia el para poder besarlo en este momento sin remordimiento.
Pero por el contrario los recuerdos de esa chica sonriéndole, tratándolo con tanta familiaridad, y haciéndole cariñitos, regresan como una tormenta en mi mente, para contener lo que siento por él, para hacerme caer en cuenta que estoy ante una batalla que puedo perder.
Lo miro con detenimiento, sin permitirme que su cercanía me lleve a perder mis límites. Decido que será mejor resguardarme al amparo del silencio, así este no sirva de mucho. Noto que me estoy atorando con lo que lucho por reclamar.
Pero Bako suavemente irrumpe la incómoda calma del momento.
-Amalia, no quiero permanecer de aquí al sábado ¡que espero volverte a ver!, pensando en que te tiene con esta actitud hacia mí-
¡Mentira!, le grito por dentro, y lo fulmino con mi mirada, como puede ser tan hipócrita después que lo he visto tantas veces riendo y dándose cariñito con la tal Liz.
Parece que no percibe mi malestar o tal vez como todo, no le interesa. Parece que olvido que es con Bako con quien estoy hablando, toma mi mentón y fija sus hermosos ojos negros sobre mí.
-Hermosa veo que otra vez me has condenado sin un juicio-
- ¿De que serviría un juicio con tigo?- Le pregunto sin ganas mirando en otra dirección. Pero él toma con sus manos mi rostro, dirigiendo mi mirada hacia él.
-mírame, prometo asumir lo que sea-
-asumir la responsabilidad no te exime de la ejecución-
-Si en el proceso, los cargos son eximidos… ¡si Amalia! –
Lo miro, pero no me siento capaz de preguntar nada, es que, en todo caso, él ha sido claro conmigo, y solo ha dicho que nos conozcamos, pero como si leyera mi mente interrumpe mi mar de preguntas.
-Amalia quedamos en que nos conoceríamos. por favor habla-
Su cercanía, tono de voz y esos ojos negros profundos que me miran con seguridad me hacen soltar lo que traigo a dentro sin pensar más.
- ¿Qué quieres de mi Bako?-
miro como mi pregunta lo sorprende, sonríe pícaro antes de hablar
- ¿De que serviría saber que quiero de ti Amalia? -
-tal vez te ahorre todo el desgaste de energía y tiempo-
se lo digo muy tranquila porque eso es lo que creo, que, en cambio de estar perdiendo el tiempo, mejor aclaráramos sus propósitos.
- ¿Por qué Hermosa? ¡vas a facilitarme las cosas! –
Lo dice con sorna, y me molesto totalmente, porque creo que en realidad es eso lo que ha querido desde que nos caímos en esa piscina, quiere un momento de éxtasis, para satisfacer sus deseos y luego sumarme a su tal vez, interminable lista de conquistas.
Pero no soy parte de las estadísticas de nadie y menos de Bako,
¡porque si alguien tendría que rogar! esa no seré yo, y menos a este engreído.
Me zafo de su agarre con fuerza, no lo soporto más, por lo visto, su honestidad lastima más que sus mentiras. Camino hacia mi apartamento, pero él me alcanza, parándose delante de mí.
-Hermosa lo que sea que haya sido que te ofendió, de verdad lo siento-
Sus ojos me miran con cautela esperando mi reacción, sus palabras, aunque suenan sinceras me reusó a creerlas, parece que no se quitara del camino y agrega.
-Hermosa tengo de aquí hasta las cinco de la mañana para quitarte ese geniecito que te traes-
-suerte con eso entonces-
- ¡el que persevera alcanza hermosa! - lo dice arrogante, mientras me guiña un ojo.
-pues yo seré la ejecutara de esa perseverancia en ti-
Me mira con burla alzando una ceja antes de hablar.
-No lo pongo en duda, pero tu persistencia no es como la mía, sé que sucumbirás en el camino, así que no tientes tu suerte conmigo Amalia-
¿Es acaso una amenaza o una advertencia? - lo veo tomar aire, agradando su pecho. Responde en un tono totalmente persuasivo, lo miro con sus pupilas dilatadas, expresión serena y seductora, me embelesa su porte y autoconciencia.
-En realidad es una invitación Amalia-
Lo observo con perjuicio, es más que lógico, sabe exactamente lo que causa en las chicas y ya ha descubierto lo que causa en mí. Es obvio que ha notado mis nervios. siento como si tuviera un lobo al frente y yo fuera su cena.
-de donde asumes que aceptare tal sugerencia-
-Amalia, hermosa, eres como una gata curiosa, entre más te intrigas más te lanzas a ver que descubres-
Lo escucho estupefacta, pues si tengo una debilidad, he de reconocer que es el ser curiosa. Aunque me lo niegue, Bako ha hecho muy bien su trabajo, por lo visto cree saber que esperar de mí, pero eso es solo una pequeña parte de lo que soy.
- Bako, en realidad creo que no te ayudas, estas insinuando que ¿eres un riesgo? – coloco mi mejor cara de intriga.
-Todos somos un riesgo, hasta tú, con tu hechizante sonrisa, así no lo parezcas-
Sonrió ante sus palabras, Bako corta la pequeña distancia que existe entre nosotros, tomándome de los hombros me atrae hacia él y deja deslizar sus manos como una suave caricia sobre mis brazos, su tacto es cálido en medio de esta fría noche. Sin darme cuenta me doy por vencida ante todo lo que él representa y dejo que mi mentón descanse sobre su hombro. Pregunto desde lo más profundo de mis deseos, pregunto lo que en realidad quiero saber.
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Editado: 19.04.2023