—¿Qué pasó papá? —Preguntó mi niña desde la puerta, estaba concentrada en algo que traía en la mano, aún no me había visto.
Estaba ahí, tan cerca de mí después de tanto tiempo.
Ladré buscando llamar su atención, apenas me escuchó levantó su cabeza buscándome. Corrí para alcanzarla y ella se agachó abriendo los brazos, creí que no iba a volver a sentir uno de sus abrazos. Lamí su cara y ella comenzó a reír.
—Te extrañé mucho Scott, me distraje un segundo y cuando volteé ya no estabas, te buscamos, pero no pudimos dar contigo, no me vuelvas a dejar —Dijo abrazándome más fuerte.
Podía sentir su tristeza, no me gusta que mi niña esté triste. Me separé de ella y me levanté en dos patitas, eso siempre la hacía reír, esta vez no fue la excepción.
—Scott necesita una ducha y debe tener mucha hambre, ¿Puedes ayudarlo, pequeña? —Preguntó papá llegando a nosotros.
Sophie asintió y me llevó adentro. La casa estaba llena de juguetes, o bueno, “adornos navideños”. Incluso había un árbol lleno de ellos, jugaré con él después…
Mi niña me bañó, desvistió a un peluche gordo y barbón que no estaba cuando yo vivía aquí, pero que debía ser muy famoso porque lo había visto múltiples veces, y me puso su ropa.
—Hoy serás Scott Santa Claus —Dijo riendo mientras me vestía— Serás el cachorro más lindo de todos.
Creía que me veía ridículo, pero si ella dice que soy el cachorro más lindo de todos, soy el cachorro más lindo de todos.
Fuimos a la cocina y encontramos a mamá.
—¿Quién es el cachorro más lindo de todos? —Preguntó mientras se agachaba para acariciarme.
—Yo. Yo. Yo. —Ladré, haciéndola reír.
—Te echamos mucho de menos, Scott. Nuestra navidad hubiera sido muy triste sin ti.
Me dieron comida y agua. Dijeron que por Navidad podía comer cuanto quisiera.
¡Amo la Navidad!
Mandaron a mi niña a dormir para que no se duerma más tarde, yo quería jugar con el árbol, pero no quería separarme de ella otra vez, el árbol podía esperar.
—¡Pequeña, ya casi es hora! —Gritó papá desde afuera del cuarto, despertando a Sophie y a mí.
Mi niña corrió a cambiarse, al poco rato entró mamá a ayudarla, estaba muy arreglada, ¿íbamos a salir?
—Vamos Scott —Me llamó mi niña mientras salía del cuarto, ella también estaba muy arreglada.
Salí tras ella, pero nunca llegó a la puerta, estaba confundido. Solo se quedó junto a papá y mamá mirando el reloj.
—Tres, dos, uno… ¡Feliz Navidad! — Dijeron antes de abrazarse entre ellos.
—¡Feliz Navidad Scott! —Dijo mi niña abrazándome.
No terminaba de entender que era la navidad, pero era especial.
Para mi familia porque podían pasar ese día unidos, para la señora de la esquina porque sus hijos venían a visitarla y para mí porque podía pasarla junto a las personas más importantes para mí.
Feliz Navidad a todos, de parte del cachorro más lindo de todos.