Al día siguiente, cuando llegó a la escuela, Ben estaba esperándola en la puerta. Se sintió nerviosa y al mismo tiempo emocionada, se había dormido pensando en él y seguía en sus pensamientos cuando despertó.
Benedict Cole se había vuelto alguien muy importante para ella.
-Buenos días ,Helena.
-Buenos días, Delegado.- respondió intentando sonar despreocupada y Ben sonrió.
-Te esperaba...- dijo él y eso la puso más nerviosa.
-¿Es parte de tus deberes?
-Algo así...- respondió y ella frunció el ceño, todavía le costaba un poco actuar con naturalidad sin ponerse a la defensiva. Podía confiar en él, lo sabía, pero aún le faltaba acostumbrarse.
- ¿Entramos o esperas a alguien más?
-Te esperaba a ti, Helena- dijo y ella se apresuró a entrar, en el apuro se tropezó con los cordones desatados y Ben ,que venía a pocos pasos detrás, alcanzó a evitar que se cayera- ¿Estás bien?
-Sí, gracias - dijo avergonzada mirando hacia abajo y antes que se diera cuenta, Ben se agachó delante de ella a atarle los cordones.
-Ben...- protestó avergonzada, le incomodaba que alguien pudiera verlos y al mismo tiempo se sentía conmovida por aquel gesto.
-Shh, sólo intento que no te caigas.
-¿También es parte de tus deberes de delegado? ¿Les atas los cordones a las chicas?
-Listo. Y sí es parte de mis deberes, pero sólo con las chicas problemáticas. O sea, que es un servicio exclusivo para ti- dijo con una sonrisa traviesa y ella no pudo evitar sonrojarse, por suerte sonó el timbre y debieron apurarse a entrar. Benedict estaba volviéndola una desconocida para sí misma, o quizás estaba sacando a relucir otras facetas y eso la ponía muy ansiosa.
Ben estaba conteniéndose, quería agarrarla de la mano y entrar así, pero sabía que debía esperar, ese día llegaría si él era paciente. No quería presionarla ni exponerla ante los demás cuando no estaba preparada.
Simplemente iba a caminar a su lado hasta que estuviera lista para escuchar lo que sentía de verdad por ella, al menos ya no escapaba de él, eso era un gran avance.
La primera clase del día era matemáticas, Ben casi se lamentó en voz alta, aquello podía llegar a arruinar el buen ánimo de Lena, se volvía más huraña de lo usual durante aquellas horas de clase, y por fin, él sabía la razón tras aquel comportamiento.
Sin embargo, su "chica mala" volvió a sorprenderlo, cuando el profesor la llamó, Helena pasó al frente y resolvió perfectamente el ejercicio en el pizarrón.
Benedict veía como algunos no podían cerrar la boca de la sorpresa, hasta el profesor parecía sorprendido, ella siempre se negaba automáticamente, pero esta vez había sido diferente. Había sorprendido a todos y él se sentía orgulloso de que ella estuviera superando sus fantasmas del pasado. Cuando ella pasó a su lado para regresar a su lugar, le dio un papelito en forma disimulada.
Helena había estado a punto de morir de los nervios desde el momento en que el profesor había dicho su nombre, sobre todo porque sabía que era momento de dar un paso adelante, de olvidar el pasado. Aquel no era el otro profesor, ella no tenía porque huir y no estaba sola.
Se paró a pesar del temblor que sentía en su interior, hasta le costaba caminar con naturalidad por los nervios, pero pudo hacerlo, fue hasta el pizarrón y resolvió el ejercicio. Escuchó algunas murmuraciones a sus espaldas, pero las ignoró, resolvió el problema, levantó la cabeza y caminó hacia su asiento, no pudo evitar desviar la mirada hacia el delgado, lo vio sonreír con calidez. Y cuando pasó a su lado le pasó un papelito, aquel chico tenía talento para la prestidigitación.
Apenas se sentó, disimuladamente, desdobló el papelito. El mensaje era breve pero decía mucho.
"Bien hecho, Lena"
Esas escuetas palabras significaban que había alguien que sabía quién era ella, qué sabía de sus pequeñas luchas consigo misma, alguien a quien había podido contarle su historia, al leerlo sonrió, levantó la cabeza para buscarlo y se encontró con la mirada de él. Volvió a sonreírle y Lena devolvió la sonrisa más ampliamente, se sentía ligera como si después de meses de fríos y oscuros días lluviosos, saliera el sol. Y la realidad es que habían sido años, años de soledad y dolor hasta que Benedict Cole había insistido en entrometerse en su vida y cambiarla.
En el recreo , Lena se escabulló, pasada la emoción, se había vuelto a escapar pero no de Ben sino de los demás. Le preocupaba delatarse frente a sus compañeros, le preocupaba aquella nueva relación que tenían ella y el delegado . Incluso la asustaba terriblemente que los demás interfirieran y los apartaran, porque seguía sintiendo que pertenecían a mundos diferentes.
Casi sin darse cuenta, se había ido a la antigua sala de música, cuando Ben entró, Lena supo que se había refugiado allí para que él la encontrara.
-¿Qué haces aquí? ¿Vuelves a escaparte de clases?
-No, sólo quería descansar un poco...
-¿Fue muy estresante?
-Más de lo que creí - respondió ella sinceramente.
-¿Qué te parece ir al cine el sábado? - preguntó Ben.
-¿Qué?
-Tómalo como un premio al valor- dijo él y ella lo miró burlona.
-Tu sistema de premios es muy particular, delegado.
-Y si digo que quiero pasar un rato juntos, tranquilos, sin la escuela de por medio, sin problemas, sólo algo divertido. Una salida de amigos.- agregó a desgano para convencerla.
-De acuerdo - respondió Helena sorprendiéndolo a él y a ella misma. Ben sólo hizo un gesto leve de asentimiento. Pero se dirigió al piano, de alguna manera tenía que expresar su alegría, así que se puso a tocar mientras la chica lo escuchaba atentamente.
La tarde del viernes, tras regresar a su casa, Helena empezó a ponerse ansiosa. Ni siquiera sabía qué ponerse al día siguiente, mejor dicho no tenía algo adecuado, porque quería verse bien.