— Confía en mí, podrán detenerlos si se unen a mi gente, ahora estamos todos en tu planeta, llegado el momento los atacaremos con la ayuda de ustedes, tenemos una gran tecnología, pero siempre fuimos muy pocos... por favor confía en mí — la miró de reojo, triste — por ahora tu hermano está vivo, pero no sabemos si resistirá el trato tan inhumano que recibe.
Al escuchar eso Neshi decidió hacer todo lo posible por rescatar a su hermano, de solo imaginar a qué tipo de torturas lo estaban sometiendo... se puso pálida.
— ¿Qué debo hacer?
Ellos tienen comprados a todos los presidentes de los países más grandes, los pobladores los siguen a ellos, nadie de la cúpula de gobernantes hará nada. Debes entender que si haces lo que te pido será muy peligroso para ti.
— Ya te dije que solo debes decirme que hacer — por fin ya no tenía miedo, ya había tomado su decisión — lo salvaré... recuperaré a mi hermano
— Mañana te traeré la información y te diré que debes hacer.
Efectivamente le trajo muchas cosas en varios pendrives, además le indicó a que canales de televisión debía ir, que según le dijo eran neutrales, la joven empezó a hacer público lo de las personas desaparecidas, todos con alguna discapacidad cognitiva que los incapacitaba en muchos casos para trabajar, y o de las mujeres sin lazos ni nadie que las echara de menos, al principio la tacharon de loca, pero no se rindió, empezó a subir videos, los que eran bajados de las redes a los minutos, pero eso no la detuvo, hasta que logro que otras personas se unieran a su causa.
La muchacha creó la frase "NO SON COSAS, SON PERSONAS", así su petición comenzó a conocerse en todos los rincones del mundo, hasta que por fin logró reunirse con el presidente de su país.
— Señorita, me comunique con los otros países que nombra y según hemos descubierto, todos los desaparecidos lamentablemente cayeron en las redes de robo de órganos, ya están muertos.
— Si es así quiero que nos muestren los cadáveres, o algún resto que puedan ser analizados por laboratorios seguros — sabía que esto era muy peligros, pero si no los presionaba no lograría nada.
"Por favor Baska — era el apodo que Neshi le dio al cambia formas — no debes equivocarte, tengo miedo que esto haga que maten a mi hermano".
— Los restos biológicos que quedaron fueron incinerados y las cenizas acabaron en un basurero.
— Quien me asegura que esto es así, sin restos para analizar cómo pueden estar seguras que están muertos. Diga la verdad, no sigan ocultando lo que saben.
Al final de la reunión no logró más que la promesa que se investigaría a fondo lo que les ocurrió.
Neshi al volver a su casa estaba muy cansada, ya no sabía que más hacer, habló con Baska sobre dejar la búsqueda
— Ya no puedo hacer más, esto es muy grande para que alguien como yo pueda hacer algo.
— Piensa en tu hermano.
— No creo que este vivo, tal vez debí dejar las cosas como estaban, seguramente lo habrán matado, eso sería lo mejor para mantener el secreto.
— Tranquila amiga, el destino te ayudará a encontrar el camino — dijo el cambiaformas con su cuerpo de muchacha, acariciándole el cabello, a pesar de tener apariencia humana, su sonrisa se asemejaba a la de un demonio.
Unas noches después dejaron bajo la puerta de la muchacha unas fotografías de sus padres, mejor dicho, de los cadáveres de sus padres.
"Sino te detienes tú serás la próxima. Detén tu busqueda, ya no hay nadie de tu familia vivo — decía un papel escrito en computador, que acompañaba las imágenes".
Neshi lloró desconsoladamente, a pesar que su papá y su mamá no habían tratado bien a su hermano, ella los quería mucho.
— ¿Qué pasó amiga? — dijo el cambia formas que llegó justo minutos después del descubrimiento de las imágenes.
— Ellos... esos malnacidos... no me detendrán, si antes tenía duda ya no más, debo vengarlos a todos.
Siguió con su cruzada, esta vez ya nada la detenía, no tenía miedo, informaba de su hermano desaparecido, sus padres asesinados misteriosamente, las notas que tiraron bajo la puerta de su casa, las mujeres perdidas, hasta que por fin hizo la declaración que su aliado quería.
— Son los Juvianos, ellos se los llevan para quien sabe que cosas, son unos asesinos, pero no los dejaremos, nuestros gobernantes son unos cobardes que esconden la cabeza en la arena para que los nuevos amos no les hagan nada, pero no todos los humanos somos cobardes ¡¡Quienes están conmigo!!
Fue tanto lo que se extendió el rumor, que pronto se levantaron grupos contra los aliens, los gobernantes fueron derrocados, cambiados por humanos que apoyarían a los cambiaformas en el momento oportuno.
— Lo hiciste bien amiga — le dijo Baska muy feliz cuando ambas volvieron al hogar de la terreste.
— Lástima que mi hermano nunca aparecerá. Lo echo de menos, así como a mis padres.
— Alégrate, salvaste a muchos más de pasar por lo mismo que él.
Esa noche el ser se quedó en la casa de la mujer, con su forma de muchacha, cuando llegó la medianoche se levantó de su lecho, tomó una pequeña arma de rayos, se acercó lentamente a Neshi, que por suerte despertó al sentir los pasos de alguien cerca de ella.
— ¿Qué pasa? — se fregó los ojos tratando de fijar la vista.
— Lo siento, pero debes morir, así todos creerán que fueron los Juvianos, ahora todos nos ayudaran a expulsarlos de este primitivo lugar, que desde ahora será nuestra nueva madriguera.
— No entiendo que te pasa ¿Estas bien? — al verla acercarse con esa sonrisa tan siniestra por primera vez tuvo miedo del cambia formas.
Cuando Banka fue a dispararle, un ser humanoide apareció en la puerta del cuarto y le disparó al cambia formas matándolo en el acto, la sangre lila cayó sobre la humana, que al ver la escena se desmayó.
Al aparecer de nuevo el sol por la ventana Neshi despertó, vio a donde deberían estar los restos de la que creía su amiga, pero en su lugar en el suelo había un ser de un metro, parecido a un gato, en el sillón estaba quien la había salvado, esperando que ella se despertara, era del mismo tamaña que un humano, sin cabello, y de nariz muy discreta, su cuerpo era como si lo hubiera dibujado un niño, brazos y piernas muy largas para el cuerpo, cabeza con forma cónica. Usaba un traje con cierre al frente, de color plomizo, igual que su piel.