Mónica
La agente Mónica se encontraba en la dificultad de simular su alegría, sabía que era ridículo sentirse así, era como ser adolescente de nuevo, pero no podía evitarlo, saber que viviría bajo el mismo techo que Oswaldo, aun siendo por un tema algo desagradable, le hacía sentirse muy feliz
—tambien tengo aquí todo lo necesario para continuar con la investigación, en el estudio hay computadoras suficientes para los cinco, las cuales son de modelo reciente, incluso tengo una habitación donde podemos encerrar a quien arrestemos, no le falta nada a mi humilde morada— explicó Adriana señalando los lugares que decía, ese siempre había sido el lugar en el cual hacía sus trabajos de investigación cuando sucedía el bloqueo por parte del gobierno
—vayamos al estudio para continuar con la investigación, no debemos perder más tiempo— ordenó Oswaldo, los demás asintieron a sus palabras comenzando a caminar rumbo al estudio, Mónica no se movió de su lugar, solo miro como el hombre que le atraía se alejaba junto a los otros dos hombres, reaccionó cuando escuchó una risa a su lado, miro solo para encontrarse con la agente Adriana quien la miraba con una sonrisa
—¿sucede algo? — preguntó tratando de sonar tranquila, aunque por dentro estuviera hecha un manojo de nervios
—nada nada, es solo que mis sospechas estuvieron correctas todo este tiempo— respondió sin borrar la sonrisa de su rostro
—¿sospechas?, ¿de qué hablas? — Mónica comenzó a mover sus manos de forma nerviosa mientras desviaba la mirada
—vamos, no te avergüences, amar es algo maravilloso— dijo la mujer dándole palmadas ligeras en la espalda, Castañeda la miró, sabía que era inútil seguir fingiendo ignorancia, además ella era la mejor amiga de Oswaldo, tal vez podría ayudarle a conocerlo mejor —aunque también es lo más doloroso si no pueden estar juntos o hay una gran barrera entre ellos— Mónica miró a quien le decía eso, Adriana parecía estar con la mente en otro lugar, ya que no la miraba a ella, sino que miraba hacia la ventana, quiso preguntarle qué ocurría, pero la mujer le mostró una última sonrisa yendo tras los hombres al estudio, una sonrisa, bastante falsa a su parecer, quiso preguntar a qué se refería con eso, pero la mujer se adelantó entrando al estudio, Mónica la siguió quedando asombrada al ver el área donde trabajarían, una gran habitación con computadoras de última tecnología, en el centro se encontraba una gran pantalla donde se podría proyectar cualquier cosa desde las computadoras
—esto es increíble, no creí que tuvieras algo así en tu propia casa— mencionó la agente mirando a la mujer que había entrado primero
—bueno, a decir verdad esta no es mi casa, he pasado por muchos casos en los que mi padre me pide que deje de investigarlos por ser funcionarios importantes del gobierno, así que convertí este departamento en una especie de lugar para llevar a cabo investigaciones sin levantar sospechas, incluso tengo varios aparatos que impiden que computadoras externas a este equipo puedan acceder a las de dentro como forma de evitar a los hackers— explicó Adriana mostrándoles todo lo que había en el estudio, los tres agentes que jamás habían trabajado con ella miraban el lugar con asombro, Oswaldo miraba al grupo con satisfacción, parecían comenzar a llevarse bien, o al menos ya no se miraban con desprecio, solo esperaba que continuaran así por mucho tiempo
—bien, entonces comencemos con lo que teníamos pendiente, Alberto continúa revisando la grabación de la camioneta, si hay una forma de saber dónde está ahora quiero saberla, Adriana ayúdalo con eso, Iván quiero que revises más atentamente todos los resultados de los hospitales, necesitamos reducirlo lo más que podamos para ir a investigarlos personalmente, Mónica, tu y yo continuaremos con los testimonios, debemos encontrar factores en común, además mañana, tratare de entrevistarme con los presidentes municipales que estuvieron ahí, es probable que ellos también tengan algo importante que decir y que nos ayude en la investigación— ordenó el agente, rápidamente los demás comenzaron a trabajar en sus nuevos puestos de trabajo, lo cual les llevó otra noche más en vela.
Cuando amaneció los agentes continuaban en su trabajo, por lo que el líder del escuadrón se levantó de su asiento desperezándose
—llevamos dos noches trabajando sin parar, creo que tiempo de descansar un poco, en el departamento hay habitaciones suficientes para todos, así que si gustan pueden ir a dormir— declaró mirándolos, todos se veían bastante cansados así que solo asintieron caminando fuera del estudio rumbo a las habitaciones que la agente Adriana les había preparado de antemano
—esto cada vez me resulta más bizarro, jamás creí que algún día dormiría en la casa de alguien como Méndez— mencionó Iván caminando lentamente, se veían unas grandes ojeras rodeando sus ojos al igual que a sus compañeros
—bueno, técnicamente esta no es su casa, pero sé a que te refieres, nunca habíamos hablado con ella así que hacer esto de un día para otro es bastante extraño— secundó Alberto arrastrando los pies
—lo mejor es que nos acostumbremos a esto, será más fácil trabajar juntos si comenzamos a llevarnos bien— sugirió Mónica, ambos agentes la miraron con recelo
—es fácil para ti decir eso, como ya se enteraron, ella y yo tenemos problemas desde antes que se incorporara a la fuerza— dijo el agente Iván cruzándose de brazos
—suenas como un niño quejándose, bien dicen que entre más adulto uno es, más difícil es perdonar a los demás—