Oswaldo IV
El líder de la investigación se vio forzado a apartar la mirada de su compañera Mónica al escuchar el rugido de los motores que anunciaban el inicio de la carrera, junto a sus compañeros policías se acercó a la línea de salida, donde ya se encontraban los cuatro autos que participarian, reconocía a todos, a Jacobo con su Porsche plateado, al rubio Mauricio con un Honda negro y, claro a Diego con su siempre confiable Ford blanco, ya había visto a los cuatro correr antes, pero no podía evitar sentirse emocionado
—¿es normal sentirme emocionado al verlos?— preguntó Alberto mirando a sus compañeros, al igual que ellos, todos los asistentes hablaban entre ellos sin ocultar la emoción, algunos sacaron su celular para grabar el evento
—no eres el unico, a decir verdad, yo tambien me siento emocionada por esto— replicó Mónica con una sonrisa, el único que no se veía feliz era Iván, pero eso era normal, su compañero repudiaba todo lo que tuviera que ver con las carreras
—corredores, ¿están listos?— gritó una chica quien había tomado lugar frente a los autos sosteniendo una pequeña bandera —recuerden que las calles no estaran cerradas, así que la mejor suerte a los cuatro—
—eso suena peligroso— musitó Mónica sonando preocupada, aunque Oswaldo fue capaz de escucharla, por lo que de inmediato habló para tratar de calmarla
—no tienes nada de que preocuparte, ellos han hecho esto muchas veces—
—pero los accidentes aun pueden pasar— dijo sin poder dejar de lado su preocupación
—esperemos eso no suceda hoy— en ese momento se dio el banderazo de salida, los cuatro autos salieron con gran velocidad alejándose del lugar, de inmediato, los presentes se replegaron hacia unas pantallas que mostraban las grabaciones en tiempo real de las cámaras de seguridad de tránsito
—increible, estos sujetos también tiene acceso a eso— Alberto sonaba genuinamente emocionado por ello
—es gente peligrosa, llevo diciendo eso desde que llegamos aquí— se quejaba Iván, aunque el tampoco despegaba los ojos de la pantalla, Oswaldo aprovechó el ajetreo para echar un vistazo a los autos de los asistentes, por desgracia ninguno de esos se apegaba al mostrado en el video, paseaba entre los vehículos cuando llegó a su lado su compañera Mónica
—¿algo interesante?— preguntó mirandolo
—nada, parece que el auto no está aquí, esperemos que el conductor si este aquí, o al menos saber su nombre—
—el que se llama Jacobo parece saber quién es, confiemos en él— Oswaldo asintió a las palabras de su compañera, seguía distraído pero las palabras de la mujer volvieron a captar su atención —Adriana me contó que ustedes dos tienen que casarse—
—¿cuando te conto eso?— cuestionó el líder de la investigación tomado por sorpresa, no esperaba que su mejor amiga haya hablado de eso con alguien
—nos encontrábamos hablando una mañana y el tema simplemente salió, dijo que el compromiso estaba pactado desde que eran pequeños y en el caso de no cumplira, ella terminaria en la carcel—
—es cruel de su padre esa amenaza, pero a mis padres no les importa que arruinen nuestra felicidad por un compromiso estúpido— escupió Oswaldo molesto sin poder evitar patear una lata lejos de ellos, quienes continuaban mirando las pantallas lanzando gritos mientras las apuestas comenzaban a subir de valor
—ella tiene una buena razón para continuar con el compromiso, pero, ¿cuales son tus razones?— el hombre la miró con una mezcla de extrañeza y molestia, parecía que no le responderia, pero si lo hizo
—mis padres y los de Adriana no son buenas personas, harían lo que fuera por dinero, por tener más, solo para ellos, si no me caso con Adriana, mis padres dejaran de pagar el tratamiento de mis abuelos causandoles la muerte y no quiero que eso pase—
—eso suena tan malvado de su parte, no puedo creer que exista gente así— replicó Mónica sin poder evitar sonar enojada
—si, tuviera el dinero necesario para pagar yo mismo el tratamiento rompería el compromiso sin pensarlo, por desgracia, no gano mucho como policía, cada día que ellos pasan en el hospital la cuenta crece, solo la fortuna de mi familia puede pagar eso— decía Oswaldo sonando impotente, sus manos estaban hechas puños a los costados de su cuerpo, por el rabillo del ojo el hombre pudo ver como la mujer hizo el amago de tomar su mano, por desgracia en ese momento Alberto se acercaba a ellos corriendo
—están a punto de llegar a la meta— dijo con urgencia guiandolos hacia donde llegarian los corredores
—¿quien viene en primer lugar?— preguntó Mónica, Oswaldo ya sabía la respuesta a eso, pero era mejor esperar el resultado oficial, cuando llegaron a la línea de meta ya se veían los autos dirigirse a toda velocidad hacia ellos, el Ford blanco de Diego iba en la delantera, seguido por poco del auto de Adriana
—vaya, ¿será que esta vez Adriana perderá?— preguntó en voz alta Iván burlándose del posible resultado de la carrera, como para mostrarle lo mal que estaba, casi en el último momento, el auto de Adriana cruzó la meta en primer lugar, una vez frenó por completo, la mujer bajó del auto regocijándose de los gritos de los que habían presenciado la carrera, los otros tres hombres bajaron de sus autos, Diego se veía bastante molesto por haber perdido, pero de inmediato cambió su expresión a una de felicidad, solo Oswaldo pudo percatarse de eso