Contando con el diablo

Capitulo 9

Tomaron el cuerpo sin vida y lo subieron al carro. También algo de ropa y dejaron bien cerrado para dirigirse al rancho.
Después de 3 horas de trayecto y angustia, llegaron y de inmediato percibieron una gran tranquilidad.
El temor iba disminuyendo poco a poco.
—Debemos desaparecer el cadáver.—Dijo Susana.
Se dirigieron a un cuarto apartado muy cerca del establo guiados por él y ahí contemplaron una gran máquina llena de cráneos de distintos animales alrededor. Un olor muy fuerte les llegó de inmediato e Isaac se apresuró a encender la máquina que utilizaban para moler carne de animales.
Susana, con gran trabajo, comenzó a meter el cuerpo del policía ahí. Sonreía mientras la sangre salpicaba la pared e incluso un poco cayó en su pierna izquierda. Isaac, con gran incertidumbre, no se movió ni un instante de la pared donde estaba el botón de encendido mientras observaba aquello.
Susana se acercó para tomarlo de la mano.
—Vamos a dormir, debes estar muy cansado.
Isaac accedió y caminaron juntos a una de las recámaras de aquel desértico y ahora perturbador lugar. Al entrar, Susana cerró la puerta y lo recostó. Le ayudó a quitarse la ropa y ponerle una nueva, terminó y se acostó a su lado.
Lentamente lo acarició mientras besaba su cuello y suavemente subió sus labios a la boca besándolo con gran pasión y al final logró tener relaciones con él.
Al amanecer, Isaac ya estaba más tranquilo, todavía sentía la satisfacción de la noche anterior Trataba de seguir relajado para no pensar en lo vivido pero por más que quería ignorarlo, en su mente pensaba la situación que lo había llevado a ese rancho alejado con su secretaria. Las preguntas empezaron a formularse mientras la veía dormir a su lado.
"¿Cómo llegó a su casa?, ¿por qué lo ayudó tan fácil?, ¿acaso era una trampa y la policía venía en camino?, ¿qué tenían que hacer ahora?
Susana se levantó y con suave voz le dijo que haría el desayuno. Con su gran amabilidad y ganándose su confianza le convenció de quedarse más días en aquel lugar, siguiendo la misma rutina: durmiendo juntos, desayunando, platicando, conociéndose.
El rancho llevaba 2 años deshabitado pero con la gran cantidad de cosas que ahí había, lograron una estadía muy placentera.
Pasaron 5 días en los cuales Isaac no resistió más a tan tentativa forma de vida y decidió regresar ya que su trabajo y familia debían estarlo buscando.
Se mostraba impaciente por llegar a la ciudad, estaba mucho mejor, más tranquilo y sobre todo, con un profundo agradecimiento a Susana, la cual seguía mostrándose muy seria pero amable con él. Al verla cocinar en esos días, pudo contemplar su hermosura.
Pero aquel remordimiento en su mente le impedía pensar en algo más en su vida. Así que decidieron subir al carro y pusieron rumbo a casa.
El camino fue más ligero y placentero esta vez, plática amena, música y algunas risas, pero Isaac sentía que había defraudado la confianza de tan leal persona cada que recordaba el escrito que nunca leyó y que ni siquiera sabía donde lo había dejado.
Al llegar a la ciudad pasaron primero por casa de Susana e Isaac pidió que lo dejara ahí y él tomaría un taxi para que ella no tuviera que ir más lejos y no cansarse después de manejar tanto tiempo.
Ella accedió y él se bajó dándole las gracias y se fue después de darle un beso en la mejilla.
Llegó a su casa y la encontró tal y como lo imaginaba después de abandonarla por cinco días. Caminó a la sala y aún estaban los cristales rotos de la mesa con sangre seca de Héctor el policía.
Siguió mirando y llegó a su sofá favorito encontrando unas hojas con un título que ya había visto antes “El Guion”.
Era sin duda el escrito que Susana le había dado para que lo leyera. ¿Cómo había llegado ahí si él lo dejó en la oficina?, ¿quién lo trajo?, ¿alguien había entrado a su casa recientemente?
Con tantas preguntas comenzó a leerlo. Cada frase era producto de terror. El escrito contaba exactamente cada parte de todo lo vivido los últimos días, tan detallado como si lo hubiera escrito él mismo. Cosas básicas en su día a día, otras más privadas como las cosas anormales que le sucedieron; las llamadas, los apagones, el vaso que se rompió y que luego ya no estaba, la muerte de Héctor, la llegada de Susana y el encuentro amoroso en su rancho. Todo redactado y escrito por su secretaria descubriendo que todo su plan, las llamadas, el policía, la huida, los momentos en que entraba a su casa, todo para poder estar cerca de él.
Isaac se desconcertó demasiado, quizá si lo hubiera leído habría detenido todo pero no, ignoró el escrito tal y como Susana lo había planeado.
Confesando que lo hizo porque lo amaba profundamente y no sabía cómo acercarse a él.
Todo estaba escrito en ese guion. La última parte decía: "Él la aceptó, la perdonó después de todo, se casaron y vivieron felices toda la vida en su departamento.
Justo al terminar de leer esta parte alguien tocó a su puerta…FIN

***
—¡Excelente historia!, no cabe duda que tienes un don para esto.—Decía regocijante—has ganado un día mas de vida, puedes hacer con él lo que te plazca. Pero mañana por la noche volveré por otra historia o por tu alma, así que más te vale que sea igual de buena. Yo tengo todo el tiempo del mundo y ¿Tú, cuánto tienes?
El diablo se alejó de la mesa y del bar tan rápido que parecía había desaparecido.
Inmediatamente Sandra volvió a respirar sin sofocarse y su cuerpo se puso tan flojo por haberla librado ese día. Pero tenía el presentimiento que lo peor estaba por venir.
Aprovechó para terminar su bebida en esa noche, reflexionar sobre su vida y que esta estaba a una línea muy delgada llamada noche de terminar.
Observó su entorno y que las personas habían dejado de prestarle atención, el cantinero seguía en lo suyo, las personas seguían bailando y sus acompañantes reían en otra mesa.
Poco a poco se iban las personas pues la noche estaba por terminar. Sandra no quería ser la última y quedarse sola. Se acercó con el cantinero para cobrar la cuenta y este ni siquiera la recordaba. El diablo había borrado sus mentes, se había tomado muy enserio el disfrutar la historia sin interrupción. Al final, su noche estaba completa y lo único que quedaba era ir a su enorme casa, aún con dudas por no querer estar sola y repetir los estragos de ese tormento vivido recientemente. Sin demoras, manejó con la música a todo volumen para relajar su mente y llegó a su casa.Aún para entrar lo pensó un poco pero recordó el nuevo acuerdo y confió que estaría sin visitas inesperadas hasta la noche siguiente, así que abrió y recorrió su casa lentamente.Lo valoró más que antes, más que cualquier otro momento de esos seis meses. Quería moverse disfrutando cada mueble, cada logro, sentarse en cada sillón, recargarse en cada pared y disfrutarlo todo. Así hasta que llegó a la cama y sin quererlo y pensando en todo lo vivido se quedó dormida.




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