“Todo inicia con un baile.
Los primeros pregones que indican antes del saludo los pasos a seguir, conforme transcurre la sonata.
La misma que dependiendo la decadencia desborda la pasión calculada, que abre el juego moviendo los propios reyes aparentando ser peones.
Porque no hay nada mejor que introducir al enemigo, viéndote como la oveja mansa con los dientes afilados a punto de atacar semejante a la fiera que degusta el banquete sin siquiera masticar, no haciéndolo porque se está lo suficientemente herido para siquiera hacer el amago de abrir el hocico.
Pues advirtiéndote derrotado, o por lo menos fracturado es que de a poco se incluye en tu propio divertimento, siendo con el paso del tiempo tu comodín certero.
Puesto que, todo cae por su propio peso, y entre más fuerte se crea el adversario atrapado, con más potencia te alzas al reinado”.
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(Londres- Inglaterra)
Newcastle House.
Noviembre de 1807…
La residencia céntrica de una de las familias más importantes de la sociedad abría sus puertas de manera intempestiva para recibir a lo mejor de la sociedad.
Siendo una residencia compacta de tres plantas, construida en ladrillo con cantos rodados , hileras de bandas y cornisa, que dejaba al descubierto solo con la fachada la opulencia que manejaba una delas familias más influyentes de la sociedad.
Esa que no restringió la entrada a ningún par del reino, incluyendo a lo sires más acaudalados de los alrededores para que presenciaran el acontecimiento más esperado de la temporada, por no decir que de la última década.
El linaje más controversial, en este caso la pareja según las habladurías que se regaron como la pólvora gracias a la gaceta de Lady Chatty, por fin se dignarían a enfrentar a la sociedad, y lo que aquello conllevaba al residir en la completa clandestinidad.
Teniendo a medio continente pendiente de sus próximos movimientos.
Siendo lo más deseado por los que serían el foco de atención, que, ya residiendo a las afueras sin bajar del carruaje, esperaban el momento propicio para hacer su entrada magistral.
Una que Luisa estaba dilatando el mayor tiempo posible, porque sabía lo que eso acarreaba.
Estaban abriendo el juego.
Exponiéndose sin una barrera, y eso podría traer consecuencias.
Por eso intentaba llenar de aire sus pulmones analizando por milésima vez los puntos que debían tocar para hacer daño sin ser notados.
Solo dando golpes certeros que resintieran con el tiempo.
Siendo su mayor preocupación los vástagos que para ese momento dormitaban en el Viola House, siendo uno de los más custodiados al pertenecer a uno de los posibles sucesores del trono de ese país, sin contar con que eso le daba ventajas a la hora de considerar el acuerdo que aun portaba con el Rey, el cual sin exigir una audiencia le hizo llegar un recado, de que mostrara sus cartas sin preocupaciones, que en base a lo prometido le cuidaría las espaldas hasta que deseara dar el golpe certero determinante.
No comprendiendo porque le otorgaba tanta indulgencia, cuando ese caso desde hace mucho tiempo debió de ser resuelto.
Indicándole de esa manera, que su objetivo en esos momentos no era su padre, o ella, si no el mismo al que enfrentarían, ni bien regresaran tras dar un poco de que hablar.
…
Salió de sus cavilaciones enfocándose en su acompañante cuando este tocó una de sus manos que tenía ubicadas en el regazo, llamando su atención para que sus ojos conectaran.
—Hada, recuerda que estoy a tu lado, y que eso es más que suficiente para salir bien librados— asintió en respuesta, intentando sonreír sin éxito a un hombre que la observaba como si fuese lo más maravilloso de su mundo.
Ese mismo que la había llenado de halagos, provocando sutiles avances que entre ellos resultaban gigantescos.
Confirmándole que debieron estar así desde hace demasiado.
Siendo aquello totalmente su culpa al fomentar unos miedos que aun seguían latentes, y no deducía como resolverlos en un corto tiempo.
La puertezuela se abrió dejando ver la escalerilla por la que descendió aceptado la mano que el francés le ofrecía, tras ser el primero en pisar el suelo empedrado, y enroscando su brazo al de él emprendieron rumbo a la entrada principal compuesta por una larga escalinata, donde al parecer eran los últimos que faltaban por hacer acto de presencia, indicándolo la soledad que se apreciaba pese a el sector estar atiborrado de carruajes.
Definitivamente ese hombre se tomó el favor a pecho, porque formo un tremendo acontecimiento, que incitaba al desface.
Entregó el abrigo de piel que cubría su vestido al mayordomo que les atendió de forma diligente, y rozando la boca de su marido en un beso casto para llenarse de su energía vital, se dio la orden de su anuncio posterior a ser abiertas las pesadas puertas, que dieron espacio al recibidor iluminado, en el que tras un semi pasillo se podía apreciar otra escalinata de mármol pulida que en donde se apreciaba al completo el salón, engalanado con arañas y candelabros bañados en oro, las columnas siendo el enfoque principal en la construcción, las esculturas exquisitas de artistas reconocidos, una mesa de fondo llena de aperitivos, reluciendo en la decoración la alfombra roja con apliques dorados, que hacían juego con los adornos que portaba la estancia.
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Editado: 17.02.2023