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Había llegado a tiempo.
O por lo menos en la medida de lo posible, cuando Froilán la había puesto al tanto de lo que estaba sucediendo.
No esperaba menos.
En realidad, mientras se dirigía al estudio con una calma preocupante, en realidad creyó que el panorama sería más devastador. Sin embargo, ver a Ángeles levantando la mano sobre su padre fue una posibilidad que no albergó.
Que ni en sus más locas suposiciones conjeturó, pero ahí estaba.
Presenciando la escena, con un seguidor que cuando pasó por su costado intercambio roles con su lacayo que se quedó en las sombras para que el rubio le siguiese, porque donde se dirigía aquel tenía intereses imposibles de ignorar, más cuando era notorio que la presencia de la pelirroja brillaba por su ausencia.
Por eso es por lo que cuando se internó al recinto, con este a sus espaladas y diviso aquella escena, simplemente no pudo quedarse como una simple espectadora, cuando Alex no estaba haciendo nada por detener el ataque.
Aquel que cuando notó su presencia trató de acercarse a pedir explicaciones, pero ella no tenía tiempo para otorgarle esas palabras cuando debía detener ese acto innatural.
Por eso lanzó esa sugerencia a viva a voz, que hizo detener la confrontación, pero no menguar los ímpetus de la pelirroja que se giró para sin dilación encararle enceguecida por las lágrimas, pero también por el rencor, el odio, la desilusión y el dolor de aquella mentira que vivía en su cabeza, pero que llegaría a su fin esa noche.
—No te atrevas a defenderle cuando no conoces todo lo que ese individuo ha hecho para destruir mi vida, y la de todos lo que habitan a mi alrededor —asintió con las manos entrelazadas en la parte delantera, escrutándola sin perder movimiento de su rostro, de cómo le gritara sin palabras que no la llenara de ilusiones cuando su padre acababa de aniquilarlas.
—Ese individuo es aquel que te dio la vida —señaló sin perder la calma —. Así que un poco más de respeto, porque por ese simple hecho merece toda tu sumisión —dejó salir una risa seca, mientras seguía acercándose con las manos en los costados des cuerpo hechas puño, en ese momento advirtiendo como por el rabillo del ojo el rubio que yacía como marido de aquella intentaba intervenir, pero negó para que se detuviera, porque resultaba una complicación que no necesitaba.
—Definitivamente estas escasa de información, ya que ese asesino no merece siquiera que le llame padre cuando acabo con… —la vio bajar la voz, y la velocidad de sus palabras porque no se alteraba por su revelación —. Era de tu entendimiento, y todo el tiempo estuviste del lado de ese… —le lanzó una mirada gélida que la silenció —¿Cómo pudiste vivir con aquello, y mirar a los ojos a Alex? Mi padre, tu familiar mató a los suyos —era más que eso —. Aunque él dice que su padre esta con vida, pero su madre… es que no lo puedo decir. Definitivamente esto es una abominación. Es que no solo es a él, también a Freya —se estaba ahogando entre las palabras combinadas con los sollozos que no dejaban de salir por su garganta —. Nuestra familia es como una enfermedad mortal para los Allard, y… y mi padre la peor escoria con la que se hayan podido topar.
—Cálmate ninfa —intentó esta vez Duncan interferir, pero no se dejó tocar, lo rechazó en medio de su consternación haciendo que se paralizase porque era un hecho que tras sus problemas en el pasado se volvió su refugio, pero en esos momentos parecía tan fuera de lugar. Tan sola. Distante, que no pudo evitar que se le fisurara el corazón.
«Si esta así con la mentira, ¿qué ocurrirá cuando le revele la verdad?»
—No me pidas que me calme cuando he descubierto que mi padre en realidad es una completa ilusión, que mi prima le secunda las atrocidades, y que tu… —abrió mucho los ojos señalándolo —no te sorprendes porque al parecer ya lo sabias —apartó la mirada culpable, no necesitando de palabras —. Al parecer estoy rodeada de despojos.
—Suficiente —espetó cansada de escuchar el despotrique contra personas que no lo merecían.
¿Dónde estaba la Ángeles racional?
La misma que los hacia protegerle por miedo a lastimarle. Porque enterarte de la farsa no te daba el derecho a ofender cuando no sabias la realidad.
Solo escuchando lo que quería sin dejarse explicar, aunque era un hecho que los hombres que estaban con ellas anteriormente no la sacarían de su error, puesto que si Alex no lo hizo en el pasado ahora no se tomaría esa molestia, cuando el continuaba errado en cuanto a percepción.
—Lo que debe parar es el hecho de verme la cara de imbécil.
—Ángeles, que nos hallamos empeñado en crearte un cuento de hadas no significa que estes dentro de uno —expuso cansada de las malas palabras a la persona que se desvivió por tenerla en el lugar en donde se encontraba.
La misma, que pese al poderío que emanaba estaba tenía con la cabeza gacha sin pronunciarse, cohibido aguantando los golpes emocionales que le estaba propiciando la que hasta el momento tenía como una de las mujeres más dulces del mundo.
Pero definitivamente por milésima vez comprobaba, que hasta el ser más puro portaba una lengua mortal cuando se lo proponía.
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Editado: 17.02.2023