“El encuentro menos esperado, pero de alguna manera el más ansiado.
Los años trascurridos sin poder mitigar la desolación que se transforma en desilusión.
Siendo lo que se continuaba sin terminar de creer, porque solo escuchando las palabras salidas de esos labios que en su momento fueron sagrados, es que se podía asegurar que solo un objetivo, o en específico alguien valió la pena.
Que su mundo solo debió ser ese pilar.
No las personas que conocía de toda la vida, puesto que ser parte del día a día no da la seguridad de que no te den la puñalada que te llevará a estar en el suelo.
Solo con la mano extendida para ayudarte de la persona que más debiste procurar.
Porque esa sí que merecía el amor incondicional.
✧♚✧
Si bien era cierto que Alexandre continuaba en una nebulosa por lo experimentado en los últimos minutos, sin cotejar la expectación de las últimas semanas. Eso no significaba que ese abrazo no le estuviera destrozando las entrañas, ni mucho menos que esas palabras de alivio susurradas en su oído por una voz que nunca pensó volver a escuchar le estuvieran lacerando como clavo ardiendo a punto de provocarle un mareo.
Mucho menos le ayudó el aspirar con fuerza, y el sentir como se le embargaban los pulmones de su olor tan característico.
Así que, bajando de esa momentánea nube de felicidad, que fue más amargura que algo que pudiera asociar con la plenitud, es que regresó al tiempo presente apartando a Céline con delicadeza a la par de contundencia de su cuerpo.
Logrando de esa forma mirarle a la cara, que era una completa cascada por las lágrimas que la adornaban.
Por un momento llegó a elucubrar antes de encuentro, que verla de nuevo sería un momento más emotivo.
Que el afecto desmedido que sentía por su persona, al rememorarla como la mujer más importante e incondicional de su existencia le iba a doblegar, pero raramente aquello no ocurrió.
Por el contrario, no podía negar que verle bien fue motivo de alivio, pero, por otra parte. Esa que poseía todo lo racional del asunto, no lo dejaba entregarse a la absurdez que era los sentimientos ni mucho menos ablandarse cuando si no fuese por su llegada de improvisto, no tenía pensado plantarle cara.
La vio boquear, ahora recordando que seguían expuestos a las personas de la tribu que se estaban esparciendo, pero igualmente le miraban con recelo. Sin embargo, no llegó a decirle palabra alguna cuando su hombro fue tocado de forma sutil haciéndole mirar de reojo a la persona que se atrevió a cortar un reencuentro no tan sentido como presupuestó en el inicio.
—Uwa me ha informado que pueden continuar con su reencuentro en el área donde tu madre se hospeda —asintió en respuesta sin poder regalarle algo más que eso a la castaña de ojos marrones que lo observaba de forma significativa, para después volver la vista hacia la pelinegra que la admiraba con recelo.
Mostrando en sus ojos lo dolida que estaba por no tomarle en cuenta para dar ese paso tan determinante.
Reinando con ese gesto la hipocresía.
» Milady, mostrarle es su tarea —con eso y una inclinación de cabeza se abrió paso entre los que quedaban adentrándose a la residencia principal de la que seguramente era dueño el cacique del lugar, ósea Javier. Escoltada por Thierry quien no miró ni una sola vez a su abuela.
Ante eso, y con una exhalación de resignación mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano hizo un gesto que le indicaba, que pese a que le costaba seria su guía teniendo la finalidad de acallar todas sus dudas.
Unas que seguramente estarían rondando en su cabeza por lo que le quedara de vida.
Porque explicar era una cosa, pero entenderlo llevaba un proceso que ni siquiera tenía cotejado iniciar.
La siguió por un sendero mientras en el proceso se topaba con mujeres y hombres de la tribu que lo observaban con prevención.
Alertas.
Los niños de estos paseaban corriendo por los alrededores, y unos cuantos se detenían a saludar a la francesa que los recibía con una sonrisa sincera en el rostro llena de cariño.
En otro momento enterneciéndole ese gesto, pero ahora solo podía percibir el cuerpo en tensión.
Las manos sudándole y la camisa sofocándole pese a que la llevaba desajustada.
Se relamió los labios mientras intentaba tragar el nudo en su garganta.
Imposible.
Controló las ganas que tenia de pasarse las manos por la cara en señal de claro agobio.
Significando en esos momentos debilidad, dándole a conocer a su enemigo que lo tenía en su poder.
Pues su progenitora se visualizaba ante sus ojos como eso.
La clara indicación de ser la portadora de un gen inhumano que ni siquiera podía imaginar.
…
#9235 en Otros
#792 en Novela histórica
#15295 en Novela romántica
amor dolor, desenlace desamor destino, amor romance dudas odio misterio
Editado: 17.02.2023