El primer mes aquí en la capital, ha sido genial a pesar de todo, hemos salido los cuatro los fines de semana y nuestra amistad ha ido creciendo. Pero sobre Miguel no sabría qué decir, ha cambiado demasiado se ha vuelto posesivo y muy celoso; lo desconozco por completo, creí conocerlo, pero su nueva actitud está matando todo mis sentimientos, en una salida con mis amigos él me acompañó, lo cual fue un desastre por que la tensión que había en el ambiente era tan notoria. Robert y él se lanzaban miradas asesinas. Razón por la cual, decidí irme y dejarlos disfrutar de su salida. Ese día estuvo peor, reclamándome alzó la voz hasta afirmó que le gusto a Robert. Discutimos mucho y bueno le advertí que si estaría con esa actitud cada vez que me visite, mejor que no lo haga y así fue, han pasado dos semanas no ha venido a verme. Apenas hablamos.
Este fin de semana no tengo ánimos de salir, necesito pensar en qué hacer con Miguel. Robert me alcanza en mi parada de bus (ya se estaba haciendo costumbre).
-¿Me estas escuchando? - la voz de Robert me saca de mis pensamientos.
-No, lo siento ¿que decías?- contesto desanimada.
-¿Sigues con problemas?- frunce el ceño.
-No, para nada- miento y aquellos ojos verdes me traspasan- más o menos - confieso y suspiro, mientras lo miro como una boba. Algo que me he dado cuenta es que mis sentimientos son distintos hacia a él, trato de negarlo y cada vez me derrota; Aún más cuando él está cerca. Es tan atractivo.
-¿Qué vas a hacer?- pregunta con una sonrisa.
-¿Pues la tarea apenas llegue y tu?- ladea la cabeza.
-También, pero me refería a mañana, ¿qué harás?- parece un poco nervioso.
-Mmm...En realidad, no lo sé, tal vez vea películas en mi departamento- soy muy aburrida.
-¿Por qué no vamos al teleférico? - me emocioné, he querido conocer ese lugar desde que Alex me habló sobre ello.
-Sí, claro, quisiera conocer ese lugar dicen que es hermoso y que hace demasiado frío, hasta se ve el volcán, ¿es verdad?- contestó contenta. Robert me sonríe.
-Sí, el volcán pichincha- el bus llegó, lástima que no tuviéramos tiempo para conversar.
-Nos vemos mañana, ¿te parece bien a las 10 am?- agrega Robert.
-Nos vemos a esa hora- me despido con la mano y él me besa la mejilla- mi corazón palpito con mucha fuerza.
¿Qué me estás haciendo?
-Hasta mañana, compañera- se despide mientras me subo al bus.
Ya amaneció estaba ansiosa de ir al teleférico, había escuchado maravillas de ese lugar y también quería olvidarme de todo lo que ha pasado con mi novio, anoche no llamó y eso me decepcionó bastante, pero ya había tomado una decisión, no tenía nada más que pensar respecto al tema. Este día no me lo iba arruinar nadie, así que dejo el celular porque no quiero llamadas ni nada que me amarguen y tampoco creo que funcione muy bien la señal allá arriba. A la única que le escribí fue a mi madre.

Robert
Estoy afuera del departamento, toco la puerta y abre enseguida parecía como si hubiese estado detrás de la puerta, esperándome. Pero sé que no es así.
-Buen día- no puedo evitar sonreirle.
-Buen día- me devuelve la sonrisa.
-¿Lista?- le digo.
-Sí, lo estoy- lleva un abrigo blanco con cuello de tortuga apegado a su cuerpo, mostrando su hermosa figura y un pantalón ajustado de color negro, botas de nieve del mismo color de del abrigo y una boina color negro. Me quedé observándola con la boca abierta y ella se rio.
-Estás he-hermosa- apenas podía hablar.
-Vamos vestidos iguales.- bajo la vista para recordar lo que llevo puesto y tenía razón pero la única diferencia es que ella, se ve preciosa. Me uno a su risa perfecta.
-¿Qué tal tu mañana?- pregunté.
-Como siempre- cierro la puerta detrás de ella. Significa que no la llamo.
-Entonces...- "no mejor no le pregunto".
-¿Entonces qué?- pregunta, clavándome sus hermosos ojos cafés.
-¿Entonces, lista para el gran día que nos espera?- de pronto recuerdo que ya le había dicho eso.
-Por supuesto, ya lo habías preguntado- me recuerda.
"Maldición esta chica me esta empezando a interesar demasiado".
Salimos del edificio y la guio hasta donde está el taxi, abro la puerta del coche, me vuelve a sonreír y es inevitable devolverle la sonrisa. Me parece que alguien gritó cuando condujo el taxista.
Hablamos en el camino sobre el lugar, de hecho fui yo quien hablo.
-Ya llegamos- exclama Kristen demasiada emocionada, parece una niña.
-¡Qué observadora!- le digo en tono de burla y me pega en el hombro, una fiel costumbre.
Pagamos nuestras entradas y entramos en la fila "gracias a Dios no está tan lleno". Somos los siguientes en subir y ella me agarra la mano "esta sensación es increíble" mi corazón se aceleró como un idiota y luego me suelta con gesto de disculpa, solo sonrió intentando decirle que no pasa nada.
"Por favor que me sujete de nuevo, que me sujete de nuevo".
Al subir a la cabina me vuelve agarrar la mano "bien".
-No tengas miedo, te ayudare- empezó a respirar muy rápido- ¿Confías en mi?
-Sí, pero...
-Pero nada- le digo los trabajadores detienen un poco la cabina. Kristen se muerde el labio inferior. Algo que me he dado cuenta que cada vez que se muerde el labio es cuando está nerviosa.
-Hay que subir- le aviso, vuelve a soltarme.
-Pero se está esta moviendo aún- me rio.
-Obvio que se se debe de mover, vamos, solo sube con un pequeño salto- se vuelve a morder.
-Está bien- respira profundo y salta de forma brusca hacia la cabina y yo la sigo. Me reía en mis pensamientos, me hubiera encantado estar solo con ella, en eso se suben cuatro chicos en la cabina y los asiento se llenaron (máximo son seis que pueden estar). Nos alejábamos de la estación y ella estaba muy contenta y nerviosa.