Llegamos a la taquilla, pero solo quedaban boletos para dos películas, una infantil y una de terror, y por supuesto que todo era mejor que un unicornio cantante, o lo que fuese eso.
Empezó la película y se podía notar que era un intento fallido de comedia, pero realmente nada del otro mundo, fue de hecho, muy mala. Llegó un punto en el que Alex y yo nos volteamos a ver, divertidos de lo mala que era y solo reímos sin razón. La noche iba mejorando poco a poco.
Al terminar la película Alex y yo nos levantamos rápidamente y corrimos en dirección a la salida riendo y compitiendo para ver quién salía primero por la puerta principal. En más de una ocasión intentó regresarme tirando de mi cintura, pero yo le daba pequeños pellizcos y corría más.
–Eres una tramposa– rio mientras me alejaba y volteé un segundo a sacarle la lengua.– ¡Y muy infantil también!– gritó y paré justo en la puerta para esperarlo.
–Oh vamos, creí que al menos me darías batalla con tus piernas largas.– reí mientras llegaba a mi lado y sonreía.
–Pues me irá mejor la próxima– dijo y luego se quedó pensando.– si es que hay próxima, no es que asuma que la habrá, yo...–
Reí– por supuesto que sí tonto, te parece el viernes?– asintió y luego nos dirigimos a su coche. Abrió la puerta del copiloto y me guiñó un ojo mientras me ayudaba a entrar.
–Gracias por lo de hoy…hiciste que fuera menos horrible.–dije encogiendo los hombros y viéndolo entrar al carro.
–¿Menos horrible? Esperaba un poco más de crédito preciosa, acabo de hacer tu noche maravillosa.– declaró con su estúpida sonrisa perfecta y golpeé su hombro
–Por un momento olvidé lo idiota que eres.– dije suspirando y él rio.
–Pero hablando en serio, mereces más que eso, si él no se dio cuenta no es culpa tuya.– añadió y yo miré por la ventana.
–¿Cómo sabes que él y yo....?– pregunté
–No me digas que fui el único que no se tragó lo de la pareja perfecta.– soltó sin más y me hice pequeña en el asiento.–Encontrarás algo mejor, ya verás.–
–Algo mejor, ¿eh? ¿Te refieres a algo cómo tú?– giré mis ojos y rio.
–Oh por supuesto que no, princesa seamos honestos, yo soy demasiado hasta para ti.– parecía serio, pero empezó a carcajearse incluso antes de que yo lo hiciera.
–Demasiado pesado querrás decir.– encendió el motor y nos dirigimos a casa, mi casa, aunque no sabía que diría al llegar, pero cualquier cosa sería mejor que adiós a sus planes conmigo y Gregory.
Al llegar a mi casa salió y me acompañó hasta la puerta.
–Supongo que debo irme.– se encogió de hombros y empezó a caminar en dirección al carro.
–Espera un segundo, ¿Alex?– me miró y corrí hacia él.– tú....tu sudadera.– la tomó y seguimos nuestros caminos anteriores, pero antes de que yo entrara a mi casa gritó.
–Dulces sueños, gremlin– empecé a reír como tonta.
–Dulces sueños, idiota.– contesté y él rio también.
Y fue ahí que me di cuenta, que Alexander fue lo único perfecto en ese día de mierda.
Editado: 29.12.2020