Contigo, hasta la luna

EMILY

Llegamos a la taquilla, pero solo quedaban boletos para dos películas, una infantil y una de terror, y por supuesto que todo era mejor que un unicornio cantante, o lo que fuese eso.

 

Empezó la película y se podía notar que era un intento fallido de comedia, pero realmente nada del otro mundo, fue de hecho, muy mala. Llegó un punto en el que Alex y yo nos volteamos a ver, divertidos de lo mala que era y solo reímos sin razón. La noche iba mejorando poco a poco.

 

Al terminar la película Alex y yo nos levantamos rápidamente y corrimos en dirección a la salida riendo y compitiendo para ver quién salía primero por la puerta principal. En más de una ocasión intentó regresarme tirando de mi cintura, pero yo le daba pequeños pellizcos y corría más.

 

–Eres una tramposa– rio mientras me alejaba y volteé un segundo a sacarle la lengua.– ¡Y muy infantil también!– gritó y paré justo en la puerta para esperarlo.

 

–Oh vamos, creí que al menos me darías batalla con tus piernas largas.– reí mientras llegaba a mi lado y sonreía.

 

–Pues me irá mejor la próxima– dijo y luego se quedó pensando.– si es que hay próxima, no es que asuma que la habrá, yo...–

 

Reí– por supuesto que sí tonto, te parece el viernes?– asintió y luego nos dirigimos a su coche. Abrió la puerta del copiloto y me guiñó un ojo mientras me ayudaba a entrar.

 

–Gracias por lo de hoy…hiciste que fuera menos horrible.–dije encogiendo los hombros y viéndolo entrar al carro.

 

–¿Menos horrible? Esperaba un poco más de crédito preciosa, acabo de hacer tu noche maravillosa.– declaró con su estúpida sonrisa perfecta y golpeé su hombro

 

–Por un momento olvidé lo idiota que eres.– dije suspirando y él rio.

 

–Pero hablando en serio, mereces más que eso, si él no se dio cuenta no es culpa tuya.– añadió y yo miré por la ventana.

 

–¿Cómo sabes que él y yo....?– pregunté

 

–No me digas que fui el único que no se tragó lo de la pareja perfecta.– soltó sin más y me hice pequeña en el asiento.–Encontrarás algo mejor, ya verás.–

 

–Algo mejor, ¿eh? ¿Te refieres a algo cómo tú?– giré mis ojos y rio.

 

–Oh por supuesto que no, princesa seamos honestos, yo soy demasiado hasta para ti.– parecía serio, pero empezó a carcajearse incluso antes de que yo lo hiciera.

 

–Demasiado pesado querrás decir.– encendió el motor y nos dirigimos a casa, mi casa, aunque no sabía que diría al llegar, pero cualquier cosa sería mejor que adiós a sus planes conmigo y Gregory.

 

Al llegar a mi casa salió y me acompañó hasta la puerta.

 

–Supongo que debo irme.– se encogió de hombros y empezó a caminar en dirección al carro.

 

–Espera un segundo, ¿Alex?– me miró y corrí hacia él.– tú....tu sudadera.– la tomó y seguimos nuestros caminos anteriores, pero antes de que yo entrara a mi casa gritó.

 

–Dulces sueños, gremlin– empecé a reír como tonta.

 

–Dulces sueños, idiota.– contesté y él rio también.

 

Y fue ahí que me di cuenta, que Alexander fue lo único perfecto en ese día de mierda.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.