Los mejores momentos son esos que pasan sin que te des cuenta, esos que a pesar de ir tan rápido, se quedan en tu mente más que cualquier otro. A veces estos momentos están llenos de adrenalina, de miedo, tristeza...pero otros son alegres y divertidos y...bueno más o menos como el último mes, al menos desde que Emily y yo nos conocemos, todo pasa más rápido, pero lento al mismo tiempo, me confunde y aclara cosas de una forma única, que aún no logro entender.
El problema de esto es que todo necesita un final ¿cierto? Hasta las mejores historias terminan, los momentos pasan y las personas cambian...o no. El punto es que siempre hay una razón para que termine, para que pare, que lo arruine. En este caso el problema soy yo. Lo sé suena estúpido que luego de que las últimas semanas hayan ido increíble, yo no pueda dejar de pensar que lo arruinaré en cualquier momento, pero siempre encuentro la manera de hacerlo, destrozar lo que tengo, y perder a los que quiero, si no me creen pregúntenle a mi padre.
Llevo un mes con Emily, yendo de arriba a abajo, un lado a otro, siguiéndola a cualquier lado, cualquier fiesta, incluso sigo sus movimientos durante las clases para no equivocarme. Pero entre más lo hago más me doy cuenta, de que no somos iguales, ni siquiera parecidos. Discutimos por cosas estúpidas y sin sentido. Ella se abre a todos y todo, pero yo no le he abierto mi pasado, no pienso hacerlo, aún no, porque en el momento que lo haga sé que se alejará, no la culparía si lo hace.
Editado: 29.12.2020