— No te hagas la víctima — Piccolo miró de reojo a F.
— ¿Qué sabes de lo que me pasa? Eres solo un demonio sin corazón.
— Y tú un robot sin cerebro.
— Tengo uno... eso si es cibertrónico.
— Conozco robot sin cerebro que son mejores que tú.
— Y yo demonios que si son aterradores y saben cuál es su deber en este mundo.
— Eres una indecisa.
— Soy indeciso... y tú un traidor a tu padre.
Al final siempre terminaban molestos uno con el otro, pero al final volvían al otro día a seguir conversando.
Un par de años después, vieron como una inundación iba a destruir una ciudad, ya habían visto varios desastres más, pero no de esa magnitud.
— Deben ayudarlos.
— No podemos — dijo Dende triste.
— Pensé que antes no ayudaban porque eran pocas personas, pero aquí es una gran ciudad.
— Nosotros solo somos observadores, no podemos intervenir en la vida de los humanos de esa manera.
— Ustedes los han revivido muchas veces, y ahora los dejaran morir ¿O acaso van a revivirlos con las esferas del dragón?
— Sus muertes fueron causadas por situaciones ocasionadas por la natural. Por eso ahora no podemos hacer nada.
— Siempre supe que en el fondo eras igual que tu padre, no ayudas a nadie más que a ti, solo quieres ver destrucción.
F bajo lo más rápido que pudo, vio las primeras casas impactadas, llegó justo a tiempo de salvar a una mujer que llevaba un bebé en brazos, su hija mayor de 5 años estaba por ser arrastrada al no poder sujetarse ni tener ayuda de nadie.
Las tomó y las llevó a un lugar seguro, luego tomó un árbol que fue arrancado por la corriente, que usó como bote, así hizo varios viajes y salvó a gran parte de los ciudadanos, los demás fueron ayudados por los equipos de emergencia, que sin la ayuda del robot no habrían dado abasto.
Cuando volvió al Templo se reveló contra los namek.
— ¿De qué sirve que tengan esos poderes, si no pueden ayudar a los humanos?
— Nosotros nos ocupamos de otros tipos de peligros. No podemos ir ayudando a cada persona que lo necesita, ellos requieren alguien como... — Piccolo la miró atentamente, sin completar la frase.
— Espera... tú no los ayudaste para que yo...
— Soy el hijo de Daimaku, recuerda lo que dijiste, yo no ayudo a nadie, solo destruyo — se dio vuelta y se sentó en el suelo a meditar, de repente sintió un abrazo desde la espalda.
— Gracias, "Hijo de Daimaku", ahora sé qué debo hacer. Por fin todo lo que pase servirá de algo, ahora puedo hacer más que antes, no me importa si me lo agradecen o no. Lo haré solo porque está bien.
— No qué no querías hacer... — el robot le puso el dedo en sus labios.
— Solo estaba dolida — se puso el collar de sus padres, y luego le dio un beso en la mejilla, para irse lo más rápido que pudo para evitar enfrentar al namek
Dende y Mr. Popo quedaron como piedra, pensando que el guerrero iría a castigarla por su osadía, en su lugar solo quedo quiero tratando de que la sensación de su mejilla no se perdiera.
El robot iba ver a los namek cada cierto tiempo hasta que las esferas del dragón se contaminaron, así que Piccolo decidió morir para que nunca pasará algo así de nuevo.
Luego de despedirse de Gohan, cerró los ojos para esperar su destrucción, en eso sintió a alguien que lo tomó del brazo.
— ¡¡Barfem!! Debo contactar con Goku, debe venir a buscarte... — el namek estaba tan débil que cayó de rodillas
— Yo también quiero irme al más allá, sin ti ya no queda nada aquí para mí.
— Pero...
— Eres el único que me ha entendido, no dejaré que te vayas solo, estaré contigo siempre — lo ayudó a pararse y le sirvió de apoyo.
Ambos se miraron, luego cerraron los ojos hasta que el final llegó.
Piccolo despertó en el más allá, la transición no había sido tan dolorosa como creyó, no vio a F por ninguna parte, al preguntar nadie la había visto..
— Por tus acciones te mereces ir al cielo sentenció — Emma Daio Sama.
Fue al paraíso, pero allí todo era tan tranquilo que se aburrió mucho.
En el infierno el Dr. Mu y el Dr. Gero crearon un nuevo androide N°17, el cual combinando su poder con su contraparte de la Tierra logró abrir un portal que le permitieron a él y los demás muertos atravesar hasta la recién reconstruida Tierra, logrando unirse con el N°17 original y creando así al Super N°17.
Engañaron a Goku para que atraviese el portal y lo encerraron en el infierno. Piccolo, hizo un desastre en el paraíso para que lo enviaran donde el padre de Gohan, desde allí logró abrir un portal junto a Dende.
Un tiempo después el papá de Gohan nuevamente apareció en el infierno para despedirse del namek, quien ahora era el guardián del infierno, su misión era ayudar a los ogros a detener a los malvados que llegaban allí.
Luego de despedir al sayayin criado en la Tierra, su vida se volvió muy monótona, hasta que un día hubo un pequeño disturbio en un lugar del infierno, eran unos matones que estaban molestando a una mujer mayor.
— Oigan ustedes... — Piccolo no alcanzó a decir nada más.
La agredida se movió muy rápido para su contextura, le tomó el brazo a quien tenía más cerca, salto sobre él, se lo dobló en la espalda, lo golpeó en las rodillas desde atrás, y lo tiró al suelo.
Al ver ese movimiento y el collar que tenía la fémina al cuello, los ojos del namek se abrieron de felicidad. Los maleantes trataron de atacar de nuevo a la mujer, pero ahora Piccolo se puso adelante, ni siquiera tuvo que ponerse en posición de pelea, con su sola presencia los ahuyentó, luego se dio la vuelta lentamente.
— Hola Piccolo, me costó horrores que me dejaran venir, no debí portarme tan bien en vida — sonrió algo avergonzada, cuando lo tuvo a su lado, lo abrazó y sonrió feliz.
— Sigues atrayendo los problemas — el namek sonrió por dentro, le encantaba cuando ella lo tratará así, aunque no lo demostraba por fuera.
Editado: 12.12.2023