Contra Tiempo

Número


 


—¡¿No le has comprado un regalo a tu hermana?! —chilló Shopia a mi lado.

La ignoro y continúo concentrado en el juego. Estamos en medio de un parque y probablemente la gente nos está mirando, pero no pienso alzar la vista para averiguarlo. Mi novia puede llegar a ser irritante cuando se lo propone. Llevo con ella apenas una semana, me gusta, es una chica linda, divertida, cariñosa, además de que mantiene sus límites y eso me encanta. Lo malo es que cuando tocamos el tema de mi relación con Andrea ella se irrita y me dice que soy un mal hermano. No se equivoca, lo soy, solo que aún no lo admito en voz alta.

Andrea nació cuando yo tenía diez años, todos dicen que la edad es solo un número, pero para mí es mucho más. En ese tiempo ella se robó la atención de todos, mayormente de mi familia paterna, los Koop, que llevaban más de un siglo sin procrear ninguna niña. Las mujeres siempre eran de otra familia y el apellido continuaba de generación en generación. Su nacimiento en un principio fue un caos, papá casi se divorcia hasta que llegaron los resultados de ADN y se dio cuenta de que jamás lo traicionaron. Idiota de su parte creer que mamá haría algo como eso.

El pitido de un nuevo récord me sacó de mis pensamientos, juego tanto lo mismo que ni concentración necesito para avanzar. Ese es mi secreto.

—Soph, por favor, no me disocies. Estoy marcando un nuevo récord —dije, en serio, Andrea es un tema que deseo obviar.

—Me pregunto qué clase de hermano eres. No puedo entender cómo el día antes de su cumpleaños ni te preocupas. Yo mato a Sam o Agatha si se atreven.

—Agatha no es tu hermana.

—De sangre no, pero... —Se detiene al notar que le he cambiado el tema sutilmente—. ¡No me cambies de tema! —grita y se sienta a mi lado.

Agatha es su mejor amiga, por lo que Sophia me ha contado son muy unidas. Todavía no la conozco personalmente. Decidimos avanzar un poco con nuestra relación antes de dar un gran paso y hacerlo formal con nuestros amigos y familiares. Sin embargo, me han espoleado la vida y personalidad de cada uno. Es muy gracioso porque con solo mencionar a Agatha, Soph vuela en sus recuerdos y no tiene para cuando acabar hablando de ella.

—Tú fuiste la que cambio de tema —me encogí de hombros.

—Fred, comprémosle algo, cumple ocho años, con un par de dulces basta.

—Si quieres que le regale algo, ve y cómpralo tú que yo lo pago. —Me saqué la billetera del bolsillo y se la entregué para que no moleste más.

—Podría robarte.

—Lo dudo, no eres una estafadora —pongo en pausa el juego y la miro.

Es completamente bella, su cabello color fuego resalta sus ojos aceituna y sus finos labios. Me pongo de pie y ka agarro por la cintura para pegarla a mí.

—No lo soy —admite.

—Compra algo y regresa, no se puede arruinar nuestra tarde —le doy un corto beso en los labios y la suelto, continúo con mi juego en lo que regresa.

No tardo veinte minutos, regresó con una enorme cesta de confituras forrada en papel transparebte con un lazo verde en el cierre.

—Mira —alza la cesta complacida—, le va a encantar, hay todo tipo de dulces.

—Espero que no gastaras toda mi mesada en eso.

—Toma, te quedó algo. Si no te alcanza puedes comenzar a trabajar en algo —respondió sin prestar atención y me devolvió mi billetera.

—¿Trabajar? Lo que me dan mis padres es suficiente.

—¿Piensas vivir toda la vida dependiendo de ellos? Yo trabajo, y no me va mal, apenas unas horas al día y tengo mi propio sustento. Mis padres me apoyan con el dinero de la universidad, sería injusto para ellos pedirles más.

—Mi familia tiene buena posición, Soph, ya te lo dije, no necesito trabajar.

—En fin, toma la cesta que Agatha me llamó y voy para su casa.

—¿Ahora qué quiere? —me cruzo de brazos.

—Mañana es la exposición de su novio en el museo, cosas de chicas —me besa en la mejilla y se voltea dispuesta a irse. La sostengo y regreso a mí, la beso correctamente, devorando sus suaves labios, ella me devuelve el beso y acaricia mi cuello—. Me tengo que ir... Puedes venir mañana, solo te tomará una hora y luego te puedes unir al cumple de tu hermana.

—Claro, iré. ¿Estás lista para presentarme a tu equipo?

—¿Estás listo para conocerlos? —me guiñó un ojo y se marchó corriendo a coger un taxi.

Regresé a casa y me encerré en mi habitación. Puse la cesta en una esquina y continué jugando. Mis padres están tan ocupados con el cumple de Andrea que ni notan mi presencia, ya me he adaptado a ser un fantasma en esta casa.

(...)

Los gritos y risas me despiertan, respiro hondo y salto de la cama. Agarro la cesta de confituras y pongo en un papel: 

¡Felicidades!
 

De: Fred
 


 

Lo dejo todo junto a la montaña de regalos que hay en la habitación de Andrea. Ellos ni me notan mi presencia con su alegría y regreso arrastrando los pies a mi habitación para continuar con mi juego. El número del récord sigue subiendo, mi frustración hace que le dé al botón con rabia hasta rompo la pantalla de mi teléfono y lo lanzo contra la pared. Paso la mano por mi cabello enojado y enciendo la computadora, continuo la partida desde allí. Intento moderar mi furia, dos equipos rotos no me van a devolver la atención de mi familia.
 


 

Al rato entra mi madre dando un portazo.
 


 

¿Es tan difícil complacer a Andrea mínimo en su cumpleaños? —espetó molesta.
 


 

—¿Es tan difícil respetar mi privacidad?
 


 

—No... —detuvo la frase y miró a Andrea que está detrás de ella. Su rostro transmite preocupación y miedo, no es para menos, no sé que hizo esta vez para que me regañen, pero me las va a pagar—. Princesa ve con papá que te espera en el auto, yo bajo en cinco minutos.
 


 



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En el texto hay: universo, tiempo, magia amor fantasia

Editado: 02.02.2022

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