Contradicciones

Capítulo 1

Mis vacaciones no fueron como yo las esperaba. Mi novio me dejó por una chica más popular y fui expuesta en la página oficial del instituto por ser la chica a la que le pusieron el cuerno con Jessica Barnard. Suena estúpido pero no le guardo ningún rencor ni a ella, ni a Luke. Dejaré que vivan su vida, en cualquier momento se olvidarán de mí y comenzarán a hablar de Jessica como la nueva víctima del gran Luke Jacobs. 

Estaba emocionada de volver al instituto, todas las vacaciones espere este momento. Último año, nuevas metas y millones de cosas por hacer y hábitos que debo dejar. Como por ejemplo:

Dejar de confundir los baños de chicas con los de chicos. 

Dejar de ponerme el estúpido sostén rojo intenso debajo de la blusa blanca. 

Dejar de odiar el apellido Murphy. 

Dejar de contradecirme a cada minuto. 

Esta última sería un trabajo difícil. 

—¡Holly, Marco te está esperando!— grita mi madre desde el piso de abajo. 

Me miro frente al espejo, podía parecer una chica de la Élite, pero no era más que una joven con delirios de grandeza. Observo mi cuello, de él colgaba el collar que compartía con Luke. 

¡Al diablo con eso! 

Tire de él causando que se rompiera, no lo pensé dos veces y lo tire por la ventana. Ahora si estaba lista, coloque mi mochila y sonreí frente al espejo. Es hora de que el primer día de mi último año comenzará.

—¡Holly! 

—Ya voy—, Grité mientras bajaba los escalones—. No me esperes, saldre con Marco, nos vemos después de las cinco.

Mamá dijo algo pero no alcance a oír exactamente lo que dijo. Me subí al auto de Marco y con sus ojos pude darme cuenta de las millones de palabras que tenía para criticarme. 

—No digas nada y conduce—. Ordene. 

Él levanto las manos en forma de inocencia y emprendió camino. Fueron unos cuantos minutos lo que tardamos en llegar al instituto, no quedaba lejos de casa y en auto llegaba aún más rápido. 

Baje del auto, tenía dos opciones para empezar el día. 

Ignorar las miles de críticas que se avecinaban, o defenderme y liarme con cuanto hombre se me atravesara para vengarme de Luke. Sin embargo, la última opción nunca fue considerada.

O al menos eso creía antes de que el día acabará como acabó. 

—¿Lista?— preguntó Marco tomando mi mano.

—Lista—. Afirme y nos adentramos al matadero. 

Las primeras tres horas de clases fueron un poco aburridas, no pasó nada interesante además de sentir que en cada lugar al que llegaba miles de miradas se clavaban en mi espalda como dagas.

Era la cuarta hora de clases y me tocaba con el insoportable maestro Flyyn, ¿Lo peor de todo? Es que compartía clase con el odioso Jonh Murphy. 

Estaba cinco minutos retrasada. Solo esperaba que no me dejara afuera como lo hizo el semestre pasado. Me detuve frente a la puerta del salón y se me hizo completamente extraño el hecho que la puerta estuviera abierta y el señor Flyyn no hubiera llegado. 

Tome asiento en uno de los asientos de enmedio, no me gustaba sentarme delante ni tampoco tan atrás, Luke se encargo de que fuera una rutina sentarme en la quinta fila. Los alumnos comenzaron a tomar asiento cuando el señor Flyyn entró por la puerta acompañado de nada más que Jonh Murphy. 

Dejo salir un suspiro y abro la libreta sobre el pupitre. Todos los asientos estaban ocupados, solo quedaba uno. El que estaba junto a mí, podría soportar que las persona que se sentará a mi lado me atacara con preguntas o críticas sobre mi antigua relación, pero lo que no podría soportar, es que la persona que se sentará a mi lado fuera....

—Holly. Estas en boca de todos, pequeña. 

—Cierra la boca, Murphy—. Espeto furiosa. 

Odiaba con todo mi ser a la familia Murphy, pero en especial. Odiaba con mi vida a este chico. No había alguien más irritante que él.

—No te enfades, Holly. Si te soy sincero, pienso que Luke tomo una mala decisión al cambiarte por Jessica. 

Él se acercó un poco más dejando que su olor a nicotina se adentrara a mis fosas nasales. 

—No soy muy fanático de las rubias. Mi tipo son más las chicas pelinegras sin dignidad—. Comenta con una sonrisa juguetona en sus labios. 

—Aléjate, Murphy. Apestas a tabaco. 

—Lo tomaré como un cumplido, solo tengo una duda ¿por qué me sigues llamando por mi apellido? Te conozco desde hace tres años, Holly. 

Rodó mis ojos y levanto la mano. 

—¿Qué quiere ahora señorita Lahey?— pregunta el señor Flyyn. 

—¿Puede cambiarme de asiento? Tengo diferencias con mi compañero. 

—Ni lo sueñe, Lahey. El señor Murphy es el ejemplo a seguir que usted debe tomar. 

—¿Esta diciendo que debo convertirme en un drogadicto, presumido y arrogante?

—Auch—. Murphy finge una mueca de dolor colocando la mano en su pecho. 

—Ni una palabra más, señorita Lahey. 

¿Por qué no me sorprende? Murphy era el alumno favorito de todos los maestros. Y era el mejor de las clases, ¿lo extraño? Es que no cargaba cuadernos, ni siquiera usaba mochila. Lo único que llevaba encima era su teléfono, su cajetilla de cigarros y su chaqueta de cuero. 

—No te preocupes, Holly. Si te sacan de la clase, yo te pasaré mis apuntes, solo me dejas la dirección de tu casa. 

—Estas loco, Murphy. Jamás te daré mi dirección y mucho menos quiero tus apuntes. Prefiero salir del instituto antes que pedirte un favor, ¿me entien....

Mis palabras quedaron en el aire cuando escuché nuevamente la voz del Señor Flyyn. 

—Señorita Lahey, salga de mi clase. Su aburrida platica puede seguir afuera. 

—Pero...

—Pero ni una palabra. Salga de mi clase antes que levante una acta. 

No protesté, no tenía caso. Nuevamente, Jonh Murphy había arruinado mi dia. ¿Acaso podía ser peor?

Tomo mi mochila y guardo mi libreta. Salgo de la clase sin antes ver la cara de Jonh. Él lo disfrutaba, le agradaba ver a las demás personas humilladas y derrotadas. Pero no me daría por vencida. 




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