¿contrato cancelado? ¡jamás!

Capítulo I

“BRUJA MUY BRUJA”  

P.O.V Liam 

Lunes. Un día más del año en el cual la gente se levanta y empieza a hacer su rutina diaria. Teniendo como siempre la misma vida monótona, vacía de aventura, alegría y/o amor, como su servidor.  

—Buenos días Rachel —saludo a la joven y morena recepcionista.  

—Buenos días Liam… ¿Qué tal dormiste? —cuestiona coqueta.  

—Muy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú? —digo amablemente.  

Suspira dramáticamente —No también como tú. 

—¿Y eso? 

—Es que no tenía quien me abrazara por la noche. —río —Dime, ¿Cuándo será el día en que aceptes ir a dormir a mi departamento? —y ahí vamos con lo mismo de siempre. Dios, dame paciencia por favor.  

—Lo siento Rachel, pero, sabes muy bien que no eres mi tipo. —menciono lentamente con una mueca en mi cara.  

Hace un puchero —¿Ni siquiera una mínima posibilidad tengo? —niego—está bien, sólo te lo dejo pasar porque eres el primer chico que me habla con total sinceridad. —sonríe —oh, por cierto, antes de que se me olvide, la bruja exigió verte —susurra lo último mirando a ambos lados. Me tenso.  

—Y…. ¿y te dijo para qué o qué? —pregunto nervioso a lo que ella niega.  

—Lamento decirte que no, pero, ella solo me dijo que en cuanto te viera te lo hiciera saber cómo asunto urgente. —explica.  

—Está bien, ahorita mismo voy a ver que desea. —comento un poco nervioso.  

—Suerte.  

Mientras viajo en el ascensor me voy imaginando un y mil escenarios donde la Bruja de mi jefa me exige ser un asistente personal durante toda una semana ya sea por motivos de trabajo o asuntos personales, eso sí bien me va, si no, es posible que me pida cinco informes completos donde tenga que poner balances, gráficas, nuevas opciones de proyectos, ganancias y pérdidas por día, semana, mes, bimestre, trimestre, semestre y año, todo eso para dentro de dos días.  

Sí, la vieja es una gran abusadora de primera, no obstante, todo lo que me pude haber imaginado no pasó. Pues apenas había cruzado la puerta de su oficina cuando me soltó la bomba.  

—Eres mi novio.  

—¿Disculpe? —digo más que nada para saber si realmente escuche bien.  

—Dije que eres mi novio.  

—Un momento ahí señora. —pido deteniendo sus sucias malévolas y desconocidas intenciones —Antes que nada, déjeme decirle que yo no estoy ni un poquito interesado en usted, así que dígame cómo, cuándo, dónde y a qué hora le pedí yo eso.  

—A ver, primero que nada, no me llames señora, que me haces sentir vieja. —gruñe  

—¿Acaso no lo era? —murmuro muy bajo, sin embargo, creo que no fue lo suficiente puesto que ella enseguida me lanza el lapicero que traía en sus manos.  

—¡Más respeto por favor joven Lawrens! —exclama colorada. Río.  

—Como sea, ¿Me puede explicar por qué su repentino amor hacía mí? —pido tomando asiento en una de las sillas que se encuentran frente a su escritorio.  

Suspira —No es repentino amor lo que siento por ti Lawrens. —responde.  

—¿Entonces?  

—Necesito que me ayudes a fingir una relación frente a mi familia. Y el motivo no está a tu disposición, así que ni se te ocurra preguntármelo, ¿Entendido? —demanda cuando me ve las intenciones de hablar. Bufo.  

—Tengo una duda—hago saber —¿Por qué de todos en la empresa yo?  

Alza una ceja —¿Acaso crees que fuiste mi primera opción? —dice entre risas a lo que yo respondo medio incómodo por la situación.  

—Pues si ¿no?  

—Hay querido, déjame decirte que antes de todo, que tú no fuiste ni serás mi primera opción, ya que antes de acudir a ti busque por otros lados y cuando digo buscar, es porque realmente así lo hice. —hace saber.  

P.O.V Mónica  

Necesitas buscar un novio urgentemente. —dicta Joseph, mi mejor y único fiel amigo.  

—Lo sé —susurro en respuesta luego de meditar el problema por unos segundos —Rachel, en cuanto llegue Lawrens hazle saber que lo necesito urgentemente en mi oficina. —pido por el teléfono de la oficina.  

—Sí señorita Contreras. —responde para luego yo cortar la comunicación.  

—¿Quedo claro? —sentencio seriamente cruzada de brazos.  

—S-sí —tartamudea.                

—Perfecto, ahora necesito que firmes esto —pido a la vez que le extiendo una carpeta de color negro la cual contiene varios papeles.  

—¿Para qué es esto? —articula viendo detalladamente los papeles.  

—Es un contrato que hice. Ahí estipula todos los acuerdos mutuos, reglas que debes de acatar; sino de lo contrario te demandaré y pagos que creo necesarios darte por tu servicio. —dicto señalando cada punto. —sólo debes firmarlos y listo, seremos la pareja más bonita y romántica ante mí estricta y odiosa familia. —suelto con palpable sarcasmo.  

—Ahora se dé donde lo sacaste —susurra.  

—¿Dijiste algo? —inquiero saber demandante.  

—No nada, ¿solo que si me puede dar tiempo para leerlo? —cuestiona en un inútil intento por cambiar de tema. Niego.  

—Oh no, no puedo. Tengo una junta en cinco minutos y tú —hablo señalándole. —debes de ir a trabajar.  

—Agh, por favor. —ruega.  

—Dije que no, ahora ten y firma ya. —sentencio extendiéndole una pluma.  

—Pero necesito tiempo para pensar, además ¿Qué mal me podría pasar sí no lo hago? —cuestiona encogiéndose de hombros.  

Sonrío —Bueno, en eso sí tienes razón, lo único malo que te podría pasar es quedarte sin empleo y tener una demanda por alteración de números en la cuenta de la empresa —digo con simpleza a lo que él se tensa.  

—¡P-pero eso no sé vale! —exclama abrumado —Se supone que son dos cosas muy distintas, una el trabajo y otra las relaciones sentimentales, además ¿Quién no me dice que todo esto es un malévolo plan tuyo para que me secuestres y así yo termine enamorando de ti? —suelta rápidamente para después respirar profundamente.  

Suelto una carcajada —Eso no pasará Lawrens. Tú y yo somos muy diferentes y eso, así no funciona. —Hago saber mientras tomo mis cosas para poder ir a la sala de juntas.  

—¿Y cómo estas tan segura de eso? —dice sin perder detalle alguno de lo que hago.  

—Porque me conozco y sé que jamás podría estar con alguien como tú en la vida real, pero, no te lo tomes a mal por favor, que lo último que quiero es tener mi primera pelea marital contigo, ¿De acuerdo? —pido burlonamente.  

Gruñe —De acuerdo. Otra cosa, en el contrato no dice nada de que tendremos que casarnos o algo por estilo ¿Verdad?, lo que pasa que yo pues…. no quiero que mi primer matrimonio; el cual considero que será el único, sea falso, puesto que para mí el tema del matrimonio es algo sagrado —explica entre avergonzado y nervioso. Detengo mi paso.  

Chiflo —Vaya, juro que nunca llegué a pensar que justamente tú, Liam Lawrens, hombre de carácter, buen físico, elegante porte, atento y sobre todo muy suertudo en el tema de las chicas, pensara así. Dime, ¿Acaso también eres virgen o qué? —pregunto con sonora, no obstante, él no contesta —Oh dios santo de mí vida. —murmuro impactada —¿En serio sí eres…?  

—Creo que eso está demás señorita Contreras ¿O me equivoco? —responde a la defensiva.  

Niego —N-no, yo lo siento. —Me disculpo avergonzada.  

—No pasa nada, pero, regresando al tema que nos interesa ahorita, ¿Está segura de que sólo debo hacerme pasar por tú “romántico y caballeroso novio”? ¿Nada de compromisos religiosos o algo por estilo?  

—Por tercera vez te digo que estoy completamente segura, esto; si es que llegas a aceptar nuestro trato, solo durará como mucho un mes, que es el tiempo estimado en que mis papás se quedarán aquí. —menciono retomando mi paso para luego descolgar el teléfono que se encuentra encima de mi escritorio y así poder marcar el número de mi eficiente y eficaz secretaria. —Marlene dile a los ejecutivos que voy un poco retrasada, pero, que en diez minutos más llego. Por favor.  

—Sí señorita Contreras.  

—Gracias y ¿Marlene?  

—¿Sí señorita?  

—Deja de tomarte fotos que estamos en horario de trabajo. —exijo.  

—C-claro señorita.  

—Bien, entonces… ¿En qué estábamos? —digo retomando la conversación al mismo tiempo que cuelgo el teléfono.  

—En qué si estás segura de que todo esto será pura farsa o no. —suelta Lawrens. Ahí está otra vez con esa tonta pregunta.  

—¡Dios! ¿Cuántas veces más tengo que repetírtelo? —pregunto con frustración . —¡No nos vamos a casar!  

—Eso es lo que siempre dicen los protagonistas de las telenovelas, películas o incluso libros y míralos, al final sí se terminan casando para luego tener dos hermosos hijos, un adorado perro el cual parece salido de un comercial y una muchacha que les hagas la limpieza; la cual resulta estar locamente enamorada de su patrón —contrataca con los ojos entrecerrados.  

Bufo —Pero eso no nos pasará —comento con los dientes aprestados y sospecho que con muy poca paciencia —¿Y es enserio? ¿Una muchacha la cual terminará locamente enamorada de ti? ¿Acaso no pudiste pensar en algo mejor? 

—¿Qué? Yo no tengo la culpa de ser tan guapo.  

Ruedo los ojos —Cómo sea ¿Aceptas o no? 

—¿Cómo estás tan segura de que nada de lo que dije va a pasar? —cuestiona por no sé que vez en lo que va del día.  

—Por qué uno: esto no es nada de lo que has dicho sino la vida real —respondo haciendo que me preste total atención —dos: odio a los perros, tres: no puedo tener hijos y cuatro: no eres para nada guapo, ¿Alguna otra duda? —explico rápidamente para seguidamente tomar un poco de aire 

—Sí, ¿Me puedes repetir que es lo que me pasaría en caso de que diga que no?  

—Te corro y vas a la cárcel. —suelto cansada  

Suspira profundamente —Está bien, acepto.



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En el texto hay: contrato, risas y románces, amor verdadero

Editado: 01.08.2020

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