Contrato Equivocado

CAPITULO 10

─Amber, despierta.

─No ─ ruego mientras doy vuelta en la cama.

─Amber vas a llegar tarde a tu trabajo.

─No ─ me sigo quejando.

─Amor, por favor.

Me levanto luego de que me habló más de 15 veces y sólo porque ya me tiene el desayuno listo. Me pongo un vestido gris playero junto con tacones blancos al igual que mi cartera y el cinturón del vestido.

Me tomo el pelo en una coleta y me maquillo lo más simple que puedo porque para la tarde tengo otro maquillaje y no quiero ocupar tanto con el desmaquillarme. Salgo de la habitación y Alessandro está atendiendo una llamada.

─Tu desayuno ─ me señala la isla.

Me como todo mi desayuno y el sigue hablando con quien sea que lo tiene tan ocupado tan temprano. Dejo la loza en el lavavajillas.

─Me voy ─ le susurro.

─Bueno, yo iré a ver todo para la tarde. Te amo ─ me da un tierno beso en los labios.

Me marcho y me llevo el auto, así lo acordamos ayer. Conduzco hasta el lugar y comienzo a ver el movimiento en la cocina, todo lo de último minuto y ese camino de fuego que se hizo, aunque es artificial porque no nos dejarían usar fuego verdadero, pero igual se ve bien.

Las mesas están en el orden correcto, las luces se ven como pidieron y todo está perfecto, los vinos que eran los que más me preocupaban llegaron ayer todos en buen estado y no hay nada mal, salvo ese maldito televisor que no quiere reproducir el vídeo, pero el técnico llegó y dice que es una pequeña falla que se soluciona rápidamente.

Suena mi celular justo cuando estoy hablando con mi cliente, es mi hermana y no puedo rechazar una de sus llamadas por nada del mundo. Le contesto.

─Hola Katia.

─Amber ya llegué a casa, Lauren deseaba conocerte.

─Sí, pero el Miércoles voy a llegar por la mañana.

─¿Pero por qué te vienes mañana a la noche? Podrías venirte por la mañana y listo.

─Porque acá no es como en Los Ángeles, acá tengo que terminar todo por completo. Por la mañana debo hacer inventarios y luego me puedo ir.

─Bueno. ¿Pero vendrás?

─Sí ─ no soporto tenerla en mi oído todo el tiempo, aunque esté lejos ─ tengo que conocer a mi sobrina.

─Bueno. Trae a tu novio.

─Lo pensaré. Ahora debo trabajar.

Corto y vuelvo con mi cliente que está ayudando con lo que es la organización de las entradas, van a haber 3 entradas porque son muchas personas para una sola entrada y se estima que llegarán todos juntos.

─Amber ¿De verdad no quieres venir a la fiesta?

─No, lo lamento, pero es que voy a estar muy ocupada.

Voy a estar en mi boda falsa. Terminamos de hacer todo justo cuando el reloj marca las 2 con 40 de la tarde, ni siquiera he almorzado.

Le marco a Alessandro cuando subo al auto para ir a la casa, tengo demasiada hambre y mi estómago ya está rogando por comida. No me contesta el muy maldito y ya me estoy fastidiando, aunque se que es por el hambre. Llego a la casa, llamo a la puerta y no abre, tengo que rodear la casa y lo veo en el mar. Es un pequeño punto que comienza a nadar hacia la orilla. Lo espero y me sonríe cuando me ve.

─Hola Amor ¿Qué tal tu día?

─Mañana – le corrijo – horrible y tengo demasiada hambre.

Se acerca y deja un beso en mis labios mientras se seca con una toalla. Dan ganas de comerlo, pero no puede ser porque me terminaría arrepintiendo ya que soy todo menos una experta en sexo, al menos no como él.

─Te preparé almuerzo.

Caminamos de la mano mientras va sólo con ese short con el que estuvo en el agua. Ya he tocado su abdomen, pero fue por obligación, ahora mis manos cosquillean por acariciarlo de una manera no muy sana.

Entramos a la casa y me pasa mi almuerzo para luego ir a darse una ducha y prepararse para nuestra boda porque luego me tiene que ayudar con mi vestido, el cual diseño él y Emilia porque así lo pedí yo.

Termino mi almuerzo y mientras él se viste yo me lavo los dientes, me encanta como se ve porque no es como el típico traje de novio, sino que es blanco y playero, ni tengo referencia por cómo se ve, pero sólo sé que le queda genial.

Me peino mientras este me deja el vestido listo para que me lo ponga, él se va a ir primero y la jueza me va a pasar a buscar para ir directo a la boda. El cabello lo dejaré suelto, pero le daré volumen y también algunas ondas para que se vea más veraniego. Mi maquillaje será simple, voy a delinear con negro la línea de agua del ojo, también voy a utilizar sombras blancas y plateadas. Un brillo labial tenue sólo para hidratar mis labios.

Miro el vestido y le tomo una foto, acomodo mi ropa interior blanca y que Emilia me envió porque combina con el vestido, esa chica se sabe hasta mi talla de brasier y bragas, algo que ni mi madre sabe. Con cuidado me pongo el vestido, me miro en el espejo y tengo ganas de llorar. Siempre me imaginé con un Marck Zunino, pero ahora que tengo este no sé qué pensar.

Me pongo las sandalias con las que me iré, pero no las usaré porque estaremos descalzos a la hora de estar en la ceremonia, así literalmente tenemos los pies en la tierra. Me preparo mentalmente porque se que tengo que llorar de emoción y tengo que hacerlo si o si.

La Jueza llega y subo al auto cargando mi celular, ahí tengo los votos que escribió Natalie, una amiga de Ángel y amiga mía también. Debo decir que he recibido más ayuda de la esperada y eso me sorprende.

Conduce sin decir nada, aunque tampoco espero que diga algo, pues se que debe de estar extrañada por la mierda en la que estamos metidos. Llegamos y bajo del auto con pesadez, ella se va y yo me quito los zapatos.

Por la arena hay pétalos de rosas (Las mismas de la decoración), sólo que ahora el arco de roca tiene luces y las cortinas son de fotos que llevamos hasta el momento, se ve increíble.

Se que hay cámaras, pero tampoco puedo simular la sorpresa porque ya estoy más que sorprendida. Suena la música y comienzo a hacer la marcha nupcial mientras voy admirando todo y por último me encuentro con él. Me mira y su sonrisa me desarma.




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