La alarma sonó y yo encendí el auto, llego a la casa en silencio. Abro la puerta y paso al baño con cuidado de despertarlo, está dormido en el sofá y lleva la ropa de ayer.
Me doy una ducha y me pongo rápido una camiseta negra, un buzo de chándal rosa y mis zapatillas Nike negras. Salgo con mis cosas y paso por el umbral de la puerta sin que note siquiera que estuve en la casa.
Enciendo el auto y me voy a trabajar, estoy muy cansada y me debo de ver horrible, sólo me vestí y salí, pero por suerte sólo trabajo con 2 personas y ninguno puede juzgarme porque trabajan para mí y no conmigo.
Recibo sus llamadas demasiadas veces. Mi celular suena y me dan ganas de contestarle y mandarlo a freír monos al África, pero noto que es mi mejor amiga y tal vez tenga algo que decirme.
─¿Y?
─No puede sentir nada por ti porque en su corazón todavía está Melody. Perdón Amber, sé que es un idiota.
─Tranquilo Mariano, gracias. Sabía que algo así podría pasar.
─Me llamó para decirme porque se siente culpable por lo que te dijo y porque siente que está arruinando un año de tu vida.
─Gracias Mariano.
─No llores por un idiota, Amby. Vales mucho y si mi hermano sigue pegado con una página que debería quemar, entonces no es tu culpa.
─Ya ni sé cómo es la Amber soltera.
─Perdón.
─No te disculpes por él, no es tu culpa.
─Oye, arriba el ánimo que no siempre debes estar con él, tú también tienes tu vida y él no te puede acosar sólo por su imagen frente a los demás. Sólo colabora cuando sea necesario.
─¿Cómo lo voy a hacer si ya traté?
─¿Te parece si te preparo algo de comida para cuando llegues?
─Por favor.
─Por favor ya no llores más, no lo merece.
─No lloro por él ─ suelto una risita de incredulidad ─ lloro porque fui una idiota que no hizo más que caer en sus redes como cualquier otra que siempre lo ve como el prototipo de chico perfecto.
─Hablamos luego Amber.
─Sí.
Corto la llamada sintiéndome mucho más idiota que antes, era obvio si ese día en el restaurante me pudo haber quedado mucho más claro que el agua. El sigue enamorado de ella y mis besos jamás lo van a borrar porque ella era la mujer que siempre amó y amará, me lo dijo una vez inconscientemente.
Termino más tarde de lo que pensaba, pero eso me simplifica más las cosas, cuando paro en la entrada de la casa, entro y voy a buscar mi maleta solamente ya que lo demás ya lo tenía. No dejo que me mire a los ojos y sólo se sube a mi lado sin siquiera saludarme, sabe que no le voy a dirigir la palabra.
Mientras conduzco escuchando la radio, seco algunas lágrimas que se atreven a salir de mis ojos. Se que me está mirando, pero no quiero que sienta lástima por mí, por lo cual aparento ser la más fuerte del mundo y como si nada me dañara, cuando en realidad no se si estoy más rota por Bruce o por las recientes confesiones.
Llegamos al aeropuerto y debemos actuar, me dedico a llevar su mano, pero no lo miro y simulo que voy trabajando, en caso de que los paparazzi estén cerca y no puedan ver mi rostro.
─Amber, por favor – susurra.
Voy a reportar las maletas, en ese mismo momento cambio mi boleto de avión a uno en clase turista Premium. Voy al baño a retocar el corrector de ojeras que estoy usando. Salgo justo para cuando llaman a abordar, no es hasta cuando yo paso por otro lado que nota lo que yo hice.
Me voy tranquila mirando a la pareja que va a mi lado, pensar que nosotros llegamos así, ojalá ellos tengan más suerte que yo en el amor. Miro por la ventana durante todo el viaje, ni siquiera voy a poder dormir porque mi mente no lo permite.
¿Por qué hay que pensar cuando uno menos lo quiere? Seco mis lagrimas que caen, me quito los anillos y los guardo en la cartera, total solamente verán mi mano cuando Alessandro me la tome y nada más.
El avión aterriza y ahora llega el momento de bajar, Alessandro me busca y salimos juntos por el túnel. Mira mi mano y no ve los anillos, me aprieta, pero aun así no levanto la cabeza del celular, no lo pienso mirar.
─Voy a buscar las maletas. Mírame que hay paparazzi – susurra lo último.
Aprieto la mandíbula y levanto la cabeza sonriendo, se inclina y deja un beso pasajero en mis labios. Vuelvo a mi celular donde le pregunto a Kendall si ya llegaron a buscarme, Mariano iba a traer el auto de Alessandro y luego se iría con nosotras.
─¿Dónde está la recién casada?
Sonrío y corro a abrazar a mi mejor amiga, Mariano hace lo mismo y nos abraza a ambas. Me dan ganas de llorar nuevamente, ya que, aunque uno es hermano de mi marido está conmigo como si fuera mi amigo de toda la vida.
─¿Nos vamos?
─Tengo que esperar por mi maleta.
─No, afuera se va a llenar de periodistas. Sale ahora con Ken y yo llevo tu maleta – dice Mariano.
Salimos y es cierto, se está llenando de periodistas, por lo que tenemos que salir por otro lado. Llegamos al auto y subimos atrás, por lo cual Mariano no llevará copiloto. Llega con mi maleta y la sube de copiloto según para no sentirse solo.
Conduce a la casa, miro por la ventana y todo va pasando a medida que uno va avanzando entonces es preferible que yo haga lo mismo, tengo que avanzar por mi bien. Llegamos a la casa y me encuentro con la gran sorpresa de que toda mi familia me está esperando. Lo que me faltaba.
Bajamos del auto y Mariano se encarga de mi maleta, me pongo los anillos porque se me ocurrió mentirles a mis padres y ahora voy a estar crucificada. Kendall los saluda mientras que yo subo a mi habitación completamente derrotada. Vamos a fingir que me dio gripe y por eso estoy así.
Subo a mi habitación y me acuesto tal como llegué, no se me va a hacer difícil el fingir que tengo gripe. Me llega un mensaje de Alessandro, pero lo ignoro.
#3432 en Novela romántica
#1064 en Chick lit
bodas no deseadas, contratos dinero y fama, amor decisiones dolorosas
Editado: 21.05.2022