Su abogado le había dicho que buscará a una mujer, que no pusiera inconveniente y le pagará ese precio, en ese momento pensó en su secretaria, su fiel compañera de trabajo.
— Entonces Coral dígame si me va a ayudar. Le estoy ofreciendo mucho dinero.
— Qué si no, es demasiado dinero para pagar mis deudas y salir de ella en un solo plomazo. Perdón la palabra.
— No se preocupe Coral, todo esto será firmado.
Además, Ahmed pensó en ella, Coral era la ideal, por su físico pelo rojizo y sus inteligentes ojos verdes, Coral Williams había capturado su atención inmediatamente cuando entro en su plantilla de trabajadores como su secretaria y también era muy eficiente.
Había algo en ella que encajaba en su mundo. Para comprobar que ella lo ayudaría pagaría sus deudas, porque Coral tenía y muchas.
Además, él le pagaría unos doscientos mil dólares aparte. La inteligencia que había intuido en ella era genuina. En su mundo había gente bendecida con dinero y belleza, pero escasas de neuronas. Coral había sido bendecida con belleza y neuronas, pero sin dinero y llena de deudas. Exactamente, lo que él necesitaba porque tendría que ser algo más que un adorno.
— ¿Está interesada, sí o no? —le preguntó después de unos minutos.
Ella parpadeó un par de veces, como aturdida, y después asintió con la cabeza. Sin duda, ese inteligente y suspicaz cerebro ya estaba imaginando en pagar sus deudas y vivir sin preocupación.
— Entonces Coral, siéntese y sigamos hablando.
— Muy bien.
— Escúchame con atención Coral, el próximo fin de semana, mi hermano organizará una fiesta donde acudirán muchos de los hombres más ricos e importantes de mi país. Y los miembros de la familia, todos ellos, se alojarán en la casa de mi hermano. Usted y yo llegaremos el viernes. Así tendremos tiempo para que nos vean juntos y para conocernos un poco mejor.
— ¿Qué espera de mí, además de fingir que estoy enamorada, que quiere demostrarle a su familia, y conocidos?
— Eso es algo que revelaré cuando hayamos firmado el contrato. —Coral lo miró con suspicacia.
— No será algo ilegal, ¿verdad? No estará planeado algo en contra de su familia.
— No es nada ilegal, y menos para dañar a mi familia, además usted es una mujer inteligente. Y sabe cómo hacer las cosas eres muy directa.
— ¿Cómo es eso?
— Usted me entiende coral.
— Pero…
— Nada… no se preocupe, sé que se comportará con mi familia. —le dijo Ahmed.
— La fiesta es un evento social al que acudirán muchos periodistas. Pero, por supuesto, tendrá que firmar un contrato de confidencialidad junto con el pago por sus servicios. Necesito de su discreción Coral.
Ella seguía mirándolo en silencio. No había parpadeado desde que mencionó sus deudas.
— Yo he puesto mis cartas sobre la mesa, señorita Coral ¿Está de acuerdo o no? Necesito una respuesta inmediatamente. Si no está dispuesta a hacerlo puede retirarse y seguir siendo mi secretaria.
Fueron esas palabras lo que sacó a Coral de sus pensamientos. «Puede retirarse y seguir siendo mi secretaria». Estaba loco, en verdad estaba desquiciado. Coral quería cubrirse los oídos, cerrar los ojos y despertar de aquel sueño. «No te asustes, tranquila, no pasa nada». Se decía ella en su adentro, pero era lógico tener miedo.
Si Ahmed solo quería que lo ayudara con esa fiesta, pero fingir su novia. Debería haber salido corriendo cuando tuvo la oportunidad, pero, tontamente, pensaba en solucionar las deudas que tenía, además vivía sola desde hace muchos años, y lo que él le proponía, había despertado su curiosidad.
Se había sentado para escuchar su proposición por su estúpida, y absurda curiosidad. Quería saber por qué un hombre como él pagaría una fortuna para que fingiese ser su prometida, algo había detrás de todo aquello. Su intención era escucharlo para después decidir. Pero Ahmed, aquel hombre guapísimo, su jefe por el que estaba a punto de cometer una locura, podía poner todo su mundo patas arriba.
— ¿Cuándo necesita una respuesta, señor Ahmed? —le preguntó, intentando ganar tiempo para reflexionar, para planear, para escapar.
— Ahora mismo, señorita Coral. El contrato de confidencialidad están preparados para la firma. Firme o márchese, usted decide.
Sus ojos claros estaban clavados en ella, su atractivo rostro estaba serio. Para ella el nombre de su jefe era algo normal, y lo que hiciera no era de su incumbencia. Había entrado en la empresa a trabajar, sin saber que iba a encontrarse con uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo.
#2114 en Novela romántica
#773 en Otros
#28 en Aventura
bailarina exótica, romance amor baile, jeque jefe y empleada
Editado: 25.03.2024