NAT
Cuando Alec nos pidió que comenzáramos, Max se me acercó y me pidió que levantara un escudo mental. Mis escudos eran lo único que sabía de mi talento al cien por ciento. Cerré mis ojos y dejé que se extendieran. Lo que me encantaba de cuando los abría era que percibía los talentos de los que estaban a mi alrededor y una palabra que replicaba su talento aparecía en mi mente. La única limitación de usar esta palabra era que en cuanto la persona se alejaba de mí, igual la copia de su talento.
Cuando los abrí, Samu y Nate estaban por hacer su primer ataque. Max se colocó enfrente de mí como era de costumbre en mi familia: los hombres peleaban y las mujeres éramos el ultimo recurso.
Mis escudos se extendieron y pronto pude replicar los talentos de ambos.
—Max, tengo sus talentos ¿los quieres? —le pregunte telepáticamente.
—Hermanita, déjame enseñarte de lo que soy capaz— ni siquiera se molestó en contestarme en la misma forma que yo.
—Pues... todos tuyos.
El duelo empezó, Samu no tardó en atacar. Pronto supe cual era su talento. Ilusión: tenía la suficiente fuerza para dejar a cualquiera demente. Max como si nada respondió a su ataque con la materialización de un espejo reflector. La peculiaridad de estos espejos es que hacer rebotar la mayoría de los talentos, pero ninguno nunca ha podido parar los de mis hermanos y míos.
Samu, en cuestión de segundos estaba en el piso, claro estaba que no se esperaba eso... Al parecer, el talento de mi hermano después de tanto tiempo, siguen sin poder entenderlo.
Nate, con el tiempo que Samu le dio, creó una barrera de plantas en forma diagonal al cuadro de combate. Una barrera de ageratinas altissimas; lindas florecitas, pero venenosas. Nate dentro de su barrera empezó a crear flechas de barro, en segundos ya las estaba aventando. Mi hermano el lucidito, decidió no eliminarlas y sino esquivarlas. Claro está, que yo no iba a hacer lo mismo y si no estaba haciendo nada, para qué permanecer en área de tiro.
Al verificar que Samu siguiera en rango para replicar su talento, empecé. Junté las yemas de mis manos y recité
—Spe.
Comprobé el talento y al ver que funcionaba, cree una réplica de mí parada en mi lugar y yo me fui a sentar a uno de los laterales del cuadro. Todos menos mi hermano, pensaban que seguía en donde mismo.
La barrera de Nate en cuestión de minutos quedó destruida. Max la había removido como si fuese simple polvo. Entonces Nate hizo algo que nadie hubiera esperado; en vez de atacar a mi hermano, decidió atacarme a mí. Lanzó una corriente de aire lo suficientemente fuerte pasa sacarme volando. Sólo que la aventó a la ilusión, misma que desapareció al recibirla.
Alcancé a escuchar los gritos de Isa y Val al pensar que había desaparecido. Nate sin decir nada, cayó de rodillas en estado catatónico. Entonces me paré, sin quitarme el camuflaje y me dirigí a su dirección. Max dándome tiempo de acercarme dejó de atacar, o mejor dicho defenderse.
Cuando llegue al lado de Nate, me arrodillé y quede junto a él. Me quité el camuflaje y le tomé las manos.
—Nate, todo está bien... era sólo una ilusión.
—¿Cómo es eso posible? El único que puede crear ilusiones es Samu —dijo espantado mirándome a los ojos.
—Bueno, ya vieron que aquí Nat les puede dar un buen susto, ¿qué les parece si continuamos con el siguiente equipo mientras Nate y Samu se recuperan? —Alec entró al campo y sacó a Samu que seguía tirado en el piso... el golpe que le había lanzado a Max parece que sí era muy fuerte —Diego y Val adentro —dijo mientras salía. —Y Max, esto no es un campo de batalla real, deja que Nat participe más.
Nadie más que Max y yo entendimos. Al parecer iba a tener que participar más. Val y Diego tomaron sus posiciones, el duelo había empezado. Me troné los dedos como de costumbre y lancé mis escudos de una forma más visual: abrí mis brazos a la altura de mis hombros y los cerré en forma de círculo. Mi escudo se expandió por todo el cuadro de combate con una luz azul. Diego y Val se voltearon a ver preguntándose que era lo que había hecho.
—¿Te los dejo hermanita?
—Se apreciaría mucho.
—Enséñales lo que Natalia Salavert es capaz de hacer—agregó telepáticamente.
—Con mucho gusto.
Max se paró a mi lado me tomó la mano y me permitió replicar su energía. Al terminar esto, se colocó a mi espalda y me dejó actuar.
Val y Diego cada vez estaban más sacados de onda.
Val dio un paso al frente y entonces me atacó. Su golpe fue directo a mi estómago, pero obviamente, mis reflejos le ganaron en velocidad. Levanté una pared para parar el golpe tomando parte de la energía de Max. Esta no se dio por vencida y me siguió atacando. Utilizando mi talento ahora, dije un pequeño encantamiento que funcionaba con todos los elementos.
—Altum.
El ataque de agua se frenó en seco; el agua ahora la controlaba yo. Poco a poco esta se empezó a congelar y romper. Los pedazos eran ahora cuchillas muy finas; mismas que salieron disparadas a Val que Diego tuvo que parar con su talento. Parando el tiempo. Chasqueó sus dedos y todo se frenó.
Nadie más que yo se percató de esto, al igual que todos, estaba congelada, pero seguía viendo todo y percibiéndolo a la velocidad de siempre. Diego, pronto quitó toda cuchilla existente del camino de Val y se volvió a plantar en el lugar de antes, para que nadie sospechara nada. Chasqueo los dedos de nuevo y reanudó el momento.
Mi ataque había desaparecido y Diego tuvo tiempo de planear su ataque. Tomó la mano de Val y juntos crearon un cubo que, de no ser por una pequeña falta de control, me habría asfixiado. Me vi encerrada en un cubo de agua, atrapada en tiempo y espacio. Sabía que Max no intervendría, pero si no lo hacía, tendría que recurrir a replicar sus dos talentos juntos. El cubo se empozó a elevar. Ya no estaba en el suelo.
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Editado: 31.05.2024