Corazón bajo fuego - Changbin Skz

Capítulo 2

Cuando recibí la noticia, me quedé completamente en shock. "¿Irak?", me repetí en mi mente, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Mis manos temblaban ligeramente mientras miraba a mis amigos, Félix y Seungmin, quienes tenían la misma expresión de terror en sus rostros.

—No puede ser cierto, ¿verdad? —susurró Félix, con la voz quebrada.

—Debe haber algún error —dijo Seungmin, frunciendo el ceño, tratando de mantener la calma.

Apenas unos minutos después de recibir la noticia, decidí que tenía que hablar con el director. No podía simplemente aceptar que nos enviaran a un lugar tan peligroso sin más explicaciones. Caminé rápidamente hacia su despacho, con Félix y Seungmin siguiéndome de cerca.

Al llegar, golpeé la puerta con fuerza y, sin esperar una respuesta, entré.

—Director, necesito hablar con usted —dije, tratando de mantener mi voz firme.

El director levantó la vista de su escritorio, visiblemente sorprendido por mi entrada abrupta.

—¿Qué sucede, Dana? —preguntó, con un tono serio.

—Quiero entender por qué nos están enviando a Irak. Somos doctores de hospital, no estamos preparados para ese tipo de situaciones. Las fuerzas armadas tienen su propio equipo médico, ¿por qué nos mandan a nosotros? —mi voz se quebró ligeramente al final, pero me obligué a mantener la calma.

El director suspiró y se reclinó en su silla.

—Dana, entiendo tu preocupación, pero es nuestra obligación cuidar y tratar a los civiles en cualquier circunstancia. El ejército está muy ocupado con otras operaciones y no puede mandar a sus médicos a Irak. Por eso, nos han pedido ayuda a nosotros —explicó, su tono serio pero comprensivo.

—Pero, señor, es muy arriesgado llevarnos allí. No estamos entrenados para manejar situaciones de conflicto armado —insistí, desesperada por hacerle entender.

El director se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en los míos.

—Dana, se supone que la zona a la que vais no es tan peligrosa. El ejército surcoreano ha evaluado la situación y han decidido que es seguro. Confío en que podrán manejarlo y brindar la ayuda necesaria —dijo, con una firmeza que no admitía más discusiones.

Salí del despacho con el corazón pesado y volví con mis amigos y el resto del equipo. Todos estaban visiblemente preocupados, esperando ansiosamente la explicación.

—¿Qué dijo el director? —preguntó Seungmin, con los ojos llenos de incertidumbre.

—Nos van a enviar a Irak —dije, tratando de mantener mi voz firme—. Pero el director asegura que la zona a la que vamos no es peligrosa. El ejército surcoreano ha evaluado la situación y creen que es seguro. Por eso nos mandan a nosotros, porque será seguro - repetí más para tranquilizarme a mi misma que para convencerles a ellos.

Hubo un murmullo de preocupación entre mis compañeros, pero traté de calmarles.

—Escuchad, entiendo que estéis asustados. Yo también lo estoy. Pero tenemos que confiar en que han sobre pensado bien la situación. Vamos a hacer lo que mejor sabemos hacer: cuidar y tratar a las personas que nos necesitan. Y lo haremos juntos, como siempre —dije, intentando infundirles algo de valor.

Félix y Seungmin intercambiaron una mirada y luego asintieron lentamente.

—Tienes razón, Dana. Hemos enfrentado muchas cosas juntos. Podemos con esto también —dijo Félix, con una sonrisa forzada pero decidida.

—Sí, no cabe duda, como siempre lo hemos hecho —agregó Seungmin, tratando de sonar optimista.

Mientras nos preparábamos, no pude evitar sentir una mezcla de miedo y determinación. Sabía que lo que nos esperaba en Irak no sería fácil.

Pero tampoco sabía que alguien nos lo pondría difícil.

********

El aire en Irak era denso y cargado de polvo cuando aterrizamos a primera hora de la mañana. La misión estaba clara: establecer un campamento militar y asegurarnos de que todo estuviera listo para los próximos tres meses. Como líder de escuadrón, tenía la responsabilidad de dirigir a las veinte personas bajo mi mando, incluyendo a mis mejores amigos Chan, Minho y Jeongin.

—¡Vamos, equipo! Tenemos un largo día por delante —grité, tratando de infundir energía en mis compañeros, quienes lucían cansados.

Chan, Minho y Jeongin se dispersaron rápidamente, cada uno con una tarea específica. Chan se encargó de organizar las provisiones y el equipo de protección. Minho y Jeongin coordinaron el desembarco del material pesado desde los aviones de carga.

—Chan, asegúrate de que las provisiones estén bien almacenadas. No podemos darnos el lujo de perder nada —le dije mientras me acercaba a él.

—Entendido, Changbin. Ya estoy en eso —respondió, revisando las listas y dando órdenes a los soldados que descargaban las cajas.

Minho y Jeongin estaban supervisando el montaje de las tiendas. Las estructuras de metal y lona empezaban a tomar forma en el terreno árido.

—Minho, esas tiendas deben estar bien aseguradas. No queremos que el viento se las lleve —le recordé.

—Lo tengo controlado, Changbin. Estas tiendas van a resistir cualquier cosa —dijo Minho, ajustando las cuerdas y estacas.

—Jeongin, asegúrate de que las camas montables estén en su lugar y listas para usar. Necesitaremos descansar esta noche —añadí, mientras él coordinaba con otros soldados.

—Claro, hyung. Estará todo listo antes de que anochezca —respondió Jeongin con una sonrisa, a pesar del cansancio visible en sus ojos.

Las horas pasaron rápidamente mientras trabajábamos incansablemente bajo el sol abrasador. El ruido de los aviones y el constante movimiento de hombres y material creaban un ambiente de frenética actividad. Todos sabíamos lo importante que era establecer el campamento cuanto antes.

Finalmente, cuando el sol empezó a ponerse, la mayor parte del trabajo estaba hecha. Las tiendas estaban montadas, las camas listas y las provisiones aseguradas. Nos reunimos en el centro del campamento, agotados pero satisfechos con el progreso.




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