La mañana llegó demasiado pronto, y con ella, un ajetreo inusual en el edificio principal del campamento. Los escuadrones militares fueron convocados a primera hora. Caminé entre las filas de soldados, notando las miradas de preocupación y curiosidad que intercambiaban. Aún me sentía culpable por lo sucedido la noche anterior y sabía que, eventualmente, tendría que enfrentar las preguntas de todos.
El sargento se puso de pie frente a nosotros, su voz resonando en las paredes del edificio.
—Escuadrones, atención. Anoche, dos enfermeros del equipo médico, de nombres Félix Lee y Kim Seungmin, quedaron enterrados bajo piedras. Todavía no tenemos todos los detalles porque no hemos podido hablar con las víctimas ni con la doctora Kim, quien los encontró —anunció, su tono grave y autoritario.—Nuestra prioridad ahora es asegurarnos de que el área del accidente esté segura. Necesitamos que revisen la zona y la precinten para evitar más incidentes. No queremos que la gente del poblado sufra accidentes similares.
Los soldados respondieron al unísono, su coro militar resonando con un "¡Sí, mi sargento!"
El sargento asintió con aprobación antes de dar las últimas instrucciones.
—Bien, ahora pueden irse. Desayunen bien antes de comenzar los ejercicios. Después, el Capitán de escuadrón les comunicará las reparticiones para vigilar el poblado, investigar el área y precintar el lugar del suceso. ¡Despejen!
La orden fue clara y los soldados se dispersaron rápidamente, dirigiéndose al comedor para su desayuno antes de comenzar el día. Yo permanecí un momento en el lugar, procesando las palabras del sargento y pensando en lo que vendría después.
—Capitán Seo, necesito hablar contigo. Sígueme a mi despacho —ordenó el sargento, su voz firme.
AsintÍ sin decir nada, siguiendo al sargento a través del bullicio. Mientras caminaba, sentía una mezcla de curiosidad. Sabía que el sargento era un hombre justo, pero también era estricto cuando se trataba de la seguridad y el deber.
Una vez en el despacho, el sargento cerró la puerta y se sentó detrás de su escritorio, indicándome que tomara asiento.
—Changbin—me tutetó, normalmente lo hacía— vamos a hablar sobre las actividades de hoy. Necesitamos asegurar la seguridad del pueblo y del campamento. Aquí tienes el orden y los grupos asignados a cada tarea —dijo, entregándome un informe detallado.
Examiné el documento, asintiendo mientras leía. El sargento continuó explicando.
—Primero, necesitarás dividir a tu escuadrón para vigilar el poblado y precintar el área del accidente. También es crucial que hables con las víctimas, Félix y Seungmin, si están despiertos, y con la doctora Kim para obtener más detalles de lo sucedido.
—Entendido, mi sargento —respondí con seriedad.
El sargento me miró fijamente por un momento antes de preguntar:
—Dime, ¿cómo supiste lo que pasó anoche?
Suspiré, preparándome para contar toda la verdad.
—Estaba haciendo guardia nocturna por el campamento cuando la doctora Kim me preguntó si había visto a Félix y Seungmin. Le dije que no, pero que no se preocupara, que estarían por el campamento. No me dijo nada más en ese momento. La verdad es que, aunque ella pidió ayuda... yo no la ayudé pensando que nada malo podría pasar.—me rasqué la nuca.
El sargento frunció el ceño y levantó la voz.
—¡Changbin! ¡Eso es inaceptable! Ignorar la petición de ayuda de un civil es inadmisible. ¡Debes separar lo personal del trabajo!
Mantuve la cabeza alta, enfrentando la reprimenda.
—Tiene razón, mi sargento. Fue mi error por no tomarme en serio las palabras de la doctora Kim. Aceptaré cualquier castigo que considere adecuado.
El sargento suspiró, masajeándose las sienes con los dedos.
—Bien. Tendrás una hora más de entrenamiento por las mañanas, antes de que el campamento despierte. Además, pasarás a trabajar con el equipo médico cada vez que lo necesiten, ayudando incluso con las tareas más sencillas. Mientras tanto, Chan te sustituirá como capitán durante ese periodo de tiempo.
Asintí, aceptando la decisión.
—Entendido, mi sargento —Chan es mi mejor amigo y mano derecha. No hay nadie mejor para sustituirme.
El sargento se levantó:
—Espero que aprendas de esto, Changbin. Y que no vuelva a suceder.
—Lo haré, mi sargento. No volveré a fallar.
Salí del despacho y me dirigió al comedor. Sabía que tendría que contarle a Chan sobre su nueva responsabilidad y asegurarse de que todo el equipo estuviera al tanto de las nuevas órdenes. Al entrar en el comedor, vi a Chan y a Jeongin sentados juntos. Me acerqué y tomé asiento, dirigiéndome primero a Chan.
—Chan, necesito hablar contigo —dije con mi tono serio.
Chan levantó la vista:
—¿Qué pasa, Changbin? —preguntó, dejando las formalidades y su tenedor a un lado.
Sin alargarme mucho, le expliqué la situación, incluyendo su castigo y la nueva responsabilidad de Chan.
—Durante las próximas semanas, tú serás el Capitán del escuadrón. El sargento me ha asignado a trabajar con el equipo médico y a tener una hora extra de entrenamiento por las mañanas.
Chan asintió lentamente, comprendiendo la situación.
—Está bien, Changbin. Me encargaré de todo. Tú concéntrate en tu tarea y en aprender de esto.
Asentí por millonésima vez en la mañana, agradecido por el apoyo de mi amigo.
Ahora tocaba lo más difícil, contarle a la doctora Kim que, durante las siguientes semanas, tendrá que verle cada día.
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El campamento comenzaba a despertarse mientras yo seguía en el área médica, sin haber dormido nada desde hace ya 24 horas. Las primeras luces del amanecer se colaban por las ventanas, y el sonido de la actividad comenzaba a llenar el aire.
Escuché a Seungmin hacer unos quejidos suaves, y me acerqué a él.
—Buenos días —dije en voz baja para no asustarlo.
Seungmin abrió un ojo, luego el otro, molesto por la luz del sol que entraba. Miró a su alrededor, algo desorientado, y se llevó una mano a la cabeza.
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Editado: 08.08.2024