-Espera… vas a ejecutarlo. - exclama Arthur
-Es lo menos que se merece, amenazo a tu hermano de muerte nos esperes a que me quede sentado mientras amenaza a mi reino.
-pero es tu hijo- exclamo con urgencia. No puede permitir que mi padre acabe con la vida de Ronan, el no será buena persona, pero es de mi sangre. El único que entiende que es ser hijo bastardo.
-Eso es lo de menos, si no te has dado cuenta, mi querida niña, tu hermano trato de matar a Kasper, cuando se escapó mato a una docena de guardias y con el escapo varios de los criminales más peligrosos.
-Eso ya lo sé, no me tiene que recordarlo padre
-Pero parece que, si tengo. Si no lo recuerdas tu hermano tiene a tu madre y quien sabe a que tipo de torturas la tiene sometida.
-El no haría eso. - Lo digo para convencerlos, pero parece que quiero convencerme yo misma.
-Iris, se que quieres creer que Ronan no seria capaz de hacer todas las cosas que hasta ahora ha hecho. – dice Trixie. – pero tú no has estado todos estos años vigilando que no se escape o presenciando todas sus acciones. Aunque duela esa es la única salida.
-Pero, puede haber otra salida, no sería necesario acabar con su vida.
-Tu mejor que nadie lo conoces, él no va simplemente a quedarse sentado mientras lo encarcelan- Dice Trixie
-Esa es mi condición Iris- oigo a mi padre provocando que mi atención se dirija a el – Quieres a tu madre, tráeme a tu hermano vivo o muerto, preferiblemente vivo, para darle una lección.
-Si padre. - Respondo apretando la mandíbula.
-Ahora retírense. - dice dándonos la espalda para dirigirse a su trono.
No espero a ninguno de mis hermanos, atravieso la puerta con rapidez para dirigirme a mi habitación. Siento mi sangre hirviendo y con ganas de apuñalar a cualquier persona que se me atraviese, preferiblemente que ese alguien sea mi padre
-Iris. - Me llama una voz desde atrás.
-Lo sabias. - digo sin darme la vuelta
-Algo sospechaba, pero no estaba seguro que padre haría esto. -
Con un giro rápido me enfrento a Kasper con una mirada helada que congelaría el mismísimo infierno.
-Es enserio Kasper, cuantas cosas me has escondido, me atrajiste aquí con mentiras. - Me dirige una mirada culpable
-Esa no era mi intención, te lo juro, yo solo quería que me ayudaras con Ronan. - se acerca hacia mí. -Creí que padre solo lo encarcelaría en una celda con más seguridad, pero no que lo iba a ejecutar.
- ¿Qué esperabas?, es del rey Ambrose del que hablamos, el rey dragón que no dejaría que su hijo mestizo lo humillara
-No digas eso, hacer ver a padre como un monstruo
- ¿Y es que no lo es? - Me mira con sorpresa
-Iris, padre no es…
- ¿Sabes cuál es tu problema? - Lo interrumpo. - Has visto la versión del padre cariñoso y justo, pero para Ronan y para mi solo hemos visto a un padre que le da vergüenza admitir que tuvo hijos con una simple humana, y solo asume la responsabilidad por culpa, no porque no ame de verdad. - Mis ojos están nublados, pero no permito que salga ni una lagrima de ellos.
-Iris…- Intenta hablar conmigo
-Si me disculpas me voy a mi habitación, no quiero que nadie me moleste.
Antes de que diga alguna palabra más salga con rapidez del pasillo para dirigirme al ala de invitados. Tengo un nudo en la garganta, no puede entregar a mi hermano a las manos de mi padre. Podrá ser un ser inhumano, pero es mi sangre, el único que me entendía cuando media corte nos rechazaba.
Apenas llego a la habitación cierro la puerta sin siquiera en fijarme el interior de esta, solo ahí me permito derrumbarme. Todo se ha mesclado en mi interior, la desaparición de mi madre; el odio de los aldeanos; el volver a ver a mi padre y ahora la posible muerte de Ronan. No tengo idea de que hacer, tal vez llorar un poco pueda hacer que piense con cabeza fría.
Después de unas horas tengo los ojos hinchados y dolor de cabeza, pero a pesar de todo me siento más ligera, mi estómago ruge con fuerza demostrando el hambre que tengo, levantándome del suelo dispuesta a llamar a un sirviente para traerme comida, escucho la puerta detrás de mi siendo tocada.