Cumpliendo a su promesa, una sirviente fue a buscarme a primera hora a mi habitación informándome que mi entrenamiento mientras corría las cortinas, acción que provoco que la luz callera a mis ojos.
´Que alguien me mate”
-Majestad, tiene que levantarse, el príncipe Kasper me informe que tiene que estar lista antes de que comience el entrenamiento. – Kasper te voy a matar
-Bien. Estoy levantada. - Digo mientras me levanto de mi cama.
La muchacha me dirige hacia el baño donde me espera una tina con agua caliente junto a unas velas que sueltan un rico olor a lavanda. Con la ayuda de la sirviente me quito mi ropa la cual está llena de tierra y otro tipo de sustancias que no son agradables.
- ¿Necesita algo más?
-No, gracias. Te puedes retirar
Con una reverencia la chica se retira dejándome totalmente sola con mis pensamientos, sé que solo tengo una hora, pero el agua caliente junto con las velas me relaja a tal grado que lo único que quiero es quedarme en ese lugar y no salir de ahí. Acaricio mi collar casi por instinto, pero me detengo recordando quien me dio el collar
“Aquí todos nos odian, pero si estamos juntos nada nos puede derribar”
“recuérdalo siempre, nada me importa como lo haces tú”
Me llaga con fuerza los recuerdos de Ronan, el terrorista de mi pueblo, el hijo mestizo del rey, el hermano traidor, mi hermano, pero también el que secuestro a mi madre. Salgo de la tina cuando me doy cuenta que llevo mucho tiempo en ella.
Agarro una bata que se siente suave contra mi piel, en mi cama observo un par de pantalones oscuros, una camiseta blanca y unas botas de cuero. Con rapidez me coloco las prendas, colocándome las botas la misma sirviente que me atendió me informa que el desayuno esta en el comedor junto con mis hermanos y Killian, suspiro con resignación y la acompaño al comedor.
No hablo con Kasper desde mi pelea, pero luego de reflexionar no tiene sentido enojarme con él, solo estaba cumpliendo las ordenes de mi padre, creo que encontrarme con el rey y la situación con Ronan hizo que mi enojo se enfocara en Kasper.
Después de llegar a las puertas la chica se retira y preparándome mentalmente le digo a los guardias que las abran. Entrando a la sala veo que era la única que faltaba, incluso Hanna y Jake se encuentran sentados en el inmenso comedor.
-Por fin despierta la bella durmiente. - dice con broma Arthur
-Cállate Arthur- es lo único que atino a decir sentándome al lado de Jake el cual está devorando lo que parece unos panqueques.
-Alguien se levantó con el pie izquierdo – Comenta Killian distraídamente sentado en frente mio. Killian se ve guapo como siempre, lleva una camiseta negra y el cabello recogida en una cola de caballo la cual hace que sus facciones se notan más, es tan irritantemente perfecto que me enoja.
- ¿Por qué sigues aquí, no deberías estar en la corte Fae?
-Nop - dice con su sonrisa torcida. - Soy representante de mi padre aquí en la corte dragón. Me iba a ir una vez llegaras, pero me pidieron un pequeño favor el cual no pude negarme a realizar. - Arthur tose con disimulo, pero desde aquí pude fijarme que estaba aguantando la carcajada.
Esto no me gusta
- ¿Qué favor? – Killian se inclina hacia delante y perezosamente apoya su cabeza en su mano.
-Al parecer voy a dar clases privadas a cierta chica con problemas de carácter. – No.puede.ser
- ¿Qué? - dirijo mi atención a Trixie la cual al parecer encontró algo llamativo en su fruta picada. - Me dijiste que el entrenamiento era en conjunto. - po0r fin levanta su mirada para enfrentarme
-Lo es. - dice con suavidad. - es en conjunto con Killian, pero es buena idea que realices entrenamientos adicionales para que estés prepara lo más rápido posible. -Guardo silencio mientras toda la información me llega e intento procesarla.
-Al parecer pasaremos bastante tiempo juntos. - Dice Killian con picardía.
Cuando intento dirigirle unas palabras que sorprenderían a media iglesia se oye un golpe a la puerta, Kasper indica a la persona que pase. Un guardia se dirige hacia donde esta Kasper le susurra en el oído algo que no capto.
-Dile que pase. - dice una vez que el guardia termina de hablar, con una reverencia se dirige hacia la puerta cerrando con un golpe suave.