Corazón de Fuego

La vida de San Diego

No hay humano, por cobarde que sea, que no pueda convertirse en héroe por amor. Platón.
 

Todo comenzó un 20 de diciembre del año 1995 a las 7:30 con una llamada de emergencia.

 


~Atención unidades sea dado el aviso de allanamiento en zoológico de San Diego los guardias no han sido localizados, el zoológico cerró temprano por las fechas próximas, por favor reportarse y asegurarse que no haya nadie. ~

-Malditos ni siquiera en días próximos a la Navidad pueden dejar de hacer cosas malas. - dijo malhumorado el policía limpiando se las migajas de pan.

-Tranquilo Bobby sin ellos este trabajo sería aburrido. - dijo el joven policía.

-Ya lo sé, pero tenía la esperanza de salir temprano hoy y comprar flores para mi mujer, además tú que has de saber novato, no tienes esposa ni nadie que te espere en casa. - dijo arrancado en coche patrulla.

-Bueno si te apresuras todavía podemos acabar temprano viejo ermitaño así que deja de quejarte y conduce, quién sabe tal vez hoy me esté esperando en casa una rubia despampanante. -trato de decirlo de la manera más juguetón el oficial más joven que en el bordado de su chaqueta ponía el nombre de William.

-Sigue soñando niñato- exclamó el policía más veterano que conducía la patrulla, rodó los ojos y acelerando aún más el coche.

-Unidad de control 382 a base atendemos la llamada de allanamiento en el zoológico San Diego llegamos cinco minutos.

Apenas había empezado a trabajar en la policía hace tan sólo cuatro meses, toda su vida había soñado con ser una agente ley, pero ahora no recordaba porque quería serlo con tanto entusiasmo, claro su padre lo, fue, pero él había muerto en servicio.

No se arrepentida de seguir sus pasos, pero no querida que sucediera lo mismo que su papá, casi no lo veía en casa siempre estaba cansado y no tenía tiempo para él, ahora sabía porque, 10 horas de trabajo y la angustia de no saber que podía pasarte el día de mañana, no saber lo que pasaría si cometiera un error.

Pero ese momento no era para pensar en eso, era el momento de actuar.

Al llegar al lugar señalado se encontraron el portón entre abierto y el cerrojo junto con el candado Congelado y roto, al lado un charco de algo oscuro y muy apestoso.

-Pero que mier**. - la risa de una hiena hizo callar al oficial. - Okey esto no está bien, quien podría hacer esta clase de asquerosidad. – Bobby se acercó un poco para poder ver bien la sustancia, pero no lo suficiente para tocarla.

-No lo sé por eso hay que averiguarlo. -dijo el oficial William, abriendo un poco mas las puertas lo necesario para que los dos policías tuvieran espacio.

Entraron al zoológico pasaron varios hábitats de animales todos estaban callados, por los pasillos que durante en el día son la alegría de muchos, pero era otra cosa durante la noche, era un poco raro que alguien quisiera robar algo del zoológico.

Todo el lugar estaba silenciosamente sospechoso, era como si los animales se hubieran puesto de acuerdo para esconder algo y o lo estuvieran ocultando de los ojos avariciosos de aquellos que lo desean robar.

-Me iré al área de los gatos a ver si encuentro algún indicio de robo o alguno de los dos guardias desaparecidos, y tu vete a dar una vuelta por el área de los lagartos. - dijo Bobby dándose la vuelta si dándole tiempo de renegar a la oficial novato.

William no estaba de acuerdo en separarse pero ya era demasiado tarde para renegar con su compañero, porque ya no estaba al alcance de su vista, así que se quedaba sólo en medio de un zoológico deshabitado con la única compañía de los animales, anormalmente callados con los últimos vestigios de los rayos del sol extinguiéndose, era un día muy agradable para ser diciembre el clima estaba bastante normal, a pesar que hace dos días el sol parecía que se había mudado a otra ciudad sin planes de regresar, pero mágicamente en la mañana el sol había salido las nubes se dispersaron y los últimos vestigios de que había nevado se borraron de inmediato, y aun continuaba soleado, pero había un aire horrible, si alguien se lo ocurriera salir en pijama a recoger el periódico podría pescar un resfriado.

Cuando el agente estaba a punto de buscará su compañero para volverse al coche y decirle a la base que al parecer era una llamada falsa ya que no encontró ningún indicio de robo o allanamiento aparte que la entrada estaba congelada y abierta, sospecha que los guardias se habían quedado dormidos en la sala de control y habían derramado por accidente el líquido que encontraron.

En el momento en el que se había decidid a volver de nuevo a través de sus pisadas, escuchó un ahogado, pero audible gemido, se detuvo por completo para escucharlo de nuevo, en el momento en el que lo volvió a escuchar pensó que era algo más que un gemido.

-Shhh. - es sonido fue aún más bajo, alguien se estaba escondiendo en el área comida, al caminar entre algunos establecimientos, buscando el origen de esos sonidos, sin éxito, el agente pensó que su mente le había jugado una pequeña broma, pero al ver unos pies descalzos,  sucios y muy lastimados, asomarse atrás de un pequeño bote de basura, decidió ver quién se escondía ahí detrás.

Al caminar noto la presencia de una mujer joven tal vez de su edad con una belleza deslumbrante, tanto que no supo cómo actuar.

Vestía un camisón morado y tenía muchas heridas profundas la que llamó más su atención, fue una que tenía en su estómago y debía de ser profunda, ya que parecía que aún sangraba, lo que más le sorprendió es que aparentaba ser el zarpazo de algún animal grande.

- Por favor, No nos lastimes, no quiero hacerte daño - dijo la mujer levantado una palma y apretando aún más al pequeño bulto enrollado en cobijas, lo apretó con tal fuerza que hizo que lo que llevará ahí comenzará a llorar.

- Eh tranquila que no les quiero hacer daño, vengo a ayudarlos- dije acercándome un poco  la chica.




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