Estaciono el auto y salió a abrirme la puerta, el lugar era hermoso, los jardines, los edificios, los pasillos. Comenzamos a caminar hacia un costado del edificio principal, él sostenía mi mano mientras caminábamos, algunos de los chicos y chicas volteaban a vernos y tenían diferentes reacciones, la mayoría eran de sorpresa; después de adentrarnos un poco entramos a uno de los edificios, el eco de nuestros pasos retumbaba en las paredes, más bien dicho mis pasos, él era tan silencioso que apenas se escuchaba su andar. La sonrisa que había mantenido todo el camino desapareció cuando se detuvo frente a una puerta. Exhalo, como si estuviera nervioso, era la primera vez que lo veía así.
- Antes de que entremos debo comentar que aún estoy trabajando en los detalles, aún no está terminado pero quiero que lo veas y me des tu opinión. – ese comentario de había dejado aún más dudas y curiosidad -
- Supongo que tratare de dar mi mejor critica, sea lo que sea que me vas a mostrar
- ¿Lista?
- Por supuesto
Abrió la puerta, y una habitación grande e iluminada apareció ante nuestros ojos, las ventanas llegaban casi desde el suelo hasta el techo, las paredes eran de un blanco marfil y el suelo de madera estaba pringado de manchas de mil colores, de esas que son hechas de manera accidental, más de una docena de caballetes estaban colocados en diferentes puntos en torno a un centro invisible. Me dispuse a ver cada uno de los cuadros y trataba de imaginar a cada uno de los autores.
- ¿Alguna es tuya? – pregunte con él a mis espaldas –
- Si, solo una
- No me digas cual es, quiero adivinar
- Estoy seguro que lo notaras de inmediato
Continúe caminando observando detenidamente cada obra, tratando de encontrar en los detalles un indicio que me dijera cual era la suya. Todas eran muy diferentes y expresaban diferentes cosas, los tamaños también eran diferentes y una es especial había llamado mi atención desde el principio por dos cosas, la primera porque parecía ser la de mayor tamaño y en segundo porque una enorme manta la cubría. Recorrí toda la sala sin encontrar algo que me dijera que estaba viendo la pintura de Nick. Voltee a verlo y él estaba de pie en medio de la habitación, tenía un brazo cruzado sobre el pecho y su otra mano estaba en puño sobre sus labios.
- Me rindo, todas son muy lindas
- ¿Estas segura que las has visto todas?
- Si, todas
- Te falto una – gire para ver hacia donde se dirigían sus ojos. Y justo en el último extremo el enorme cuadro cubierto –
- La vi casi desde que entramos, pero no pensé que pudiera verla
- Nadie puede verla, solo tú
Me tomo por los hombros y camino a mi espalda, me dirigió y me dejo viendo de frente a la pintura. El camino de regreso hasta que se colocó a un costado del caballete.
- ¿Estas lista?
- Si
Tomo con sus manos la manta y tiro de ella, con un solo movimiento logro dejar al descubierto la obra y yo en el instante en que mis ojos la vieron me quede sin habla y sin respiración; el cuadro era casi de mi tamaño, y era... era yo. Cada trazo, cada línea, cada aplicación de color formaba mi rostro, mis ojos, mis pómulos, mi nariz, mis labios y mi largo cabello. Nadie jamás me había hecho un dibujo y mucho menos me habían pintado a mí misma; quise hablar pero la voz no me salía, sentía un nudo en el pecho, empecé a ver borroso y fue cuando me di cuenta de que se me estaban llenando los ojos de lágrimas. Era lo más hermoso que alguien alguna vez habían hecho por mí. Nick al ver que una lágrima se escapaba de mis ojos se acercó muy inquieto, acuno mi rostro entre sus manos y con su pulgar limpio la lágrima.
- ¿Tan malo soy que no te ha gustado?
- ¿Estás loco? Es hermosa, yo... no tengo palabras
- Entonces ¿Porque lloras?
- Porque nadie jamás había hecho algo así por mi
- Esto no es nada, mereces mucho más
- Es lo que mi tía dice, que merezco más de lo que ahora tengo. Pero hay algo que no entiendo, dices que no está terminado
- Porque faltan muchos detalles, aun no logro plasmar el brillo de tus ojos
- Creo que solo brillan cuando te veo
- Tengo que aprovechar ahora que te tengo aquí para ver si puedo robar un poco de tu alma
Lo que él no sabía es que ya me había robado mucho más que el alma, tenía mi mente y principalmente mi corazón. Sonrió y sonreí, poso su frente en la mía y exhalo, su aliento toco mis labios y me llego hasta la lengua, cerré los ojos y lo saboree y antes de que mi cerebro y mi cuerpo se conectaran ya estaba tomándolo de la ropa, jalándolo hacia mí y besándolo; por un instante su cuerpo se puso rígido, pensé que me había sobrepasado un poco y al momento que quise alejarme de él una de sus mano fue hasta mi nuca mientras la otra la poso en mi cintura. Sus labios se acomodaban con los míos, su lengua me rosaba suave y ligeramente y eso me causaba escalofríos por todo el cuerpo. Nunca antes me había sentido así, nadie despertaba en mi las cosas que Nick despertaba, amor y deseo de tal manera que casi dolía. El beso se fue haciendo más profundo empuñe mis manos aun sujetando su ropa, él se alejó de mí y yo respire profundamente, me había dejado de nuevo sin aliento.
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Editado: 08.01.2019