Sebastián
La conversación con mis papás no fue un verdadero desastre como creía. Las cosas salieron un poco a mi favor sin mencionar el hecho que debía de poner una distancia con Jonathan, lo cual no estaba de acuerdo en hacerlo porque no hacíamos nada malo, y sé que tenía una familia que controlaba cada aspecto del entorno social donde se desenvolvía cada integrante, sin embargo, el amor nadie lo puedo controlar por ser un sentimiento inocente que sentimos por otra persona.
Lo extraño fue no tener un sermón sobre los peligros que correría siendo amigo de César, posiblemente el concepto que tenían fue cambiando con el tiempo que estuvieron distanciados. Por otra parte, me sentía despreocupado al no tener ningún castigo, bueno técnicamente sería cuidar a mi hermano menor, pero el niño no era una carga extra en mi vida por el comportamiento adecuado que demostraba tener.
En fin, me hallaba en la habitación del hotel que mamá alquilo por unos días en la ciudad para disfrutar el evento y unas pequeñas vacaciones que le fueron asignadas como recompensa por su ascenso. Abrí las puertas del armario para encontrarme con un traje de vestir completamente negro —elegante para mi gusto—, con una camisa color blanco a fin de complementar la vestimenta de pingüino.
Está noche prefería quedarme en la habitación realizando mis actividades cotidianas de cualquier adolescente en vacaciones, no obstante, debía asistir a un evento formal organizado por los Ross; me sentía un poco incomodo saber que conviviré con personas de media alta sociedad y no era parte de mi personalidad relacionarme con ese tipo de gente, por lo que, haré un gran esfuerzo dado que, estaría presente Jonathan.
Cogí mi corbata color rojo que debía amarrar alrededor de mi cuello. Comencé a hacer varios intentos para lograr un nudo perfecto, pero fracasaba cada intento hasta que escuché unos zapatos de tacón acercarse a mi habitación debía ser mamá. De pronto, observé como se fue abriendo la puerta rápidamente.
—Ya hemos platicado del evento y quita esa cara —se quejó mamá.
Me disgustaba un poco asistir a un evento así porque desconocía que podría suceder conociendo a Jonathan sabía que cometería una locura que nadie se esperaba enfrente de su familia.
—Mamá, me siento incomodo asistir al evento, mejor me quedó en la habitación cuidando a Jesse —repliqué.
Mamá cogió aire.
—Vamos, casi no sales de casa—insistió mamá—. Siempre estás pegado como chicle en esa consola jugando sin parar a altas horas de la noche, viendo series chinas o causando problemas con Jonathan.
Rayos, tuve que recordar el beso en la fiesta de Pilar y en el karaoke. Mi travesía en estas vacaciones ya no sentía ninguna culpa por lo sucedido, al sentirme lleno de energía y emocionado por disfrutar la vida.
—Pero, mamá va a estar Jonathan —dije.
Mamá rodó los ojos.
—Eso no es un problema —dijo mamá—. Se volverá un problema si ustedes dos vuelven a salir como novios, ahí no te dejaría asistir. No tengo ningún inconveniente de que sean amigos únicamente.
—¿En serio puedo ser su amigo? —pregunté sorprendido.
—Sí.
Empecé a bailar por la noticia. Por otro lado, mamá inició a mirarme extrañamente puesto que, casi no demostraba tener momentos de felicidad enfrente de la familia por ser una persona reservada con las emociones.
—Solo no hagas ese baile extraño en la ceremonia cuando mencionen mi nombre —dijo mamá.
Acaté la orden de mamá.
No planeaba hacer una escena vergonzosa enfrente de todos los invitados en el evento, sentía pánico por encontrarme a los Ross y ser interceptado por la misma problemática de siempre, tendré que fingir que nada sucede entre Jonathan y yo para evitar tener un conflicto. En cuanto, mamá me ayudo con el nudo en la corbata salimos de la habitación dejando todo en orden para nuestro regreso en la madrugada, mientras caminábamos saqué mi celular y unos auriculares para escuchar música, y así despejar mi mente del presentimiento que tenía.
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Editado: 23.05.2020