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4 años antes de la tragedia
Sebastián
Recuerdo que mi miraba se enfocaba en mi reflejo de aquel espejo no me consideraba una persona vanidosa sino tenía una preocupación por el descubierto hecho en el verano que estuve apoyando a Los Ross posteriormente de haber roto una vitrina de 25,000 pesos mexicanos ¿Por qué no puedo despejar mi mente? ¿Por qué César tuvo que romper la vitrina? Golpeo el espejo con el puño de mi mano izquierda causando que se rompiera en varios fragmentos.
Odiaba tener pensamientos sucios. Mi corazón no puede pertenecerle a un muchacho es imposible de acuerdo con las leyes del amor: dos personas del mismo género no pueden estar juntas ya que, resultaba antinatural y mis papás no lo aceptarían.
Siempre que lo veía sonreír o cruzábamos nuestras miradas mi corazón palpitaba sin conocer el motivo ¿Acaso estaba enamorado? Imposible mi destino constaba en salir con una muchacha y con el paso de los años lograría formar una hermosa familia —el sueño de toda mamá—, no puedo romper los sueños que tiene mamá hacia mi futuro debía seguir con los planes de vida que creados.
¿A quien engaño? Demostraba un interés romántico hacia Jonathan Ross sin conocerlo a profundad solamente convivimos dos meses de verano, y cada momento a solas se prestaba para tener ligeros roces de manos y pequeñas salidas, pero no puedo considerarlo como novio o amigo.
No me imaginaba saliendo a escondidas con Jonathan dado que, era pésimo mintiendo y no tenía el don como César, además mamá me sacaría de casa por el fuerte rechazo a mi manera de amar, tendría que fingir que nada sucedía en mi interior y continuar con una vida “normal” sin mencionar a nadie mi secreto, aunque probablemente le pida ayuda a mi mejor amigo, lo consideraba como un hermano tras haber crecido juntos y vivido bajo el mismo techo durante nueve años.
Comencé a sollozar detestaba esto había escuchado casos donde las personas homosexuales terminaban abandonando sus hogares o asistían a una clínica de reorientación en contra de su voluntad. No deseaba tener en ninguna de aquellas opciones dolorosas odiaba esto, no obstante, aun no estaba seguro sobre mi preferencia sino he besado ni salido con un hombre después de todo no estaba perdido mi situación actual.
—Sebastián, es hora de irse a la escuela —dijo mamá, mientras tocaba la puerta de mi habitación.
Sacudí mi cabeza para caer en mi realidad atormentada; limpié las lágrimas que derramé y cogí mi mochila para asistir a clases con los compañeros que no me agradaban en lo absoluto tenía problemas con relacionarme con ellos puesto que, eran alocados y rechazaban a los adolescentes tímidos con inseguridades causando que sean objeto de burlas a sus espaldas.
Baje las escaleras de la casa y puede observar a mamá contando los segundos sin parar provocando que aumentaría mi estrés. Salimos rápidamente y subimos al coche como cualquier día de la semana, saque mis auriculares para escuchar un poco de música no deseaba escuchar a mamá quejándose de papá por sus ausencias debido a que, aumento su carga de trabajo por un asesino que estaba suelto en las calles.
En fin, mamá solamente se limitó a conducir sin hacer ningún comentario, por lo tanto, me limito a mirar a través de la ventana, y así evitaría cualquier tipo de charla; subí el volumen a mi iPod. A lo lejos pude ver que se acercaba un coche color plateado, y me percató que se trataba de Jonathan, un leve sonrojo apareció en mi rostro «rayos, no es el momento indicado para esto».
—Hemos llegado —dijo mamá estacionando su coche a unas cuantas cuadas de la secundaría.
Alzó una ceja.
¿Por qué me ha dejado antes? Sin discutir bajo del coche seguramente debe de estar enojada conmigo posteriormente de haber salido con César el sábado por la noche, y era un castigo.
—Hasta luego, Sebastián. Recuerda no juntarte con César porque no quiero verte en prisión —se despide mamá, mientras se incorpora a la avenida.
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Editado: 23.05.2020