CAPÍTULO DIEZ
UNA CITA EXTRAÑA DE FLORES BLANCAS
Mi cabeza me da vueltas de tanto pensar en Valentina. No entiendo cómo pudo conocer a un chico… ¿será que se está confundiendo?. Salgo de la casa y comienzo a caminar hacia la casa de Eric.
Al estar frente de la casa de mi mejor amigo, respiro profundamente. Tengo que hacerlo, debo hacerlo. Toco la puerta y este sale sin que me deje respirar una vez más.
—¿Ahora si te atreves a verme una vez más? —dice saliendo de la puerta de su casa.
—Hola, estoy bien ¿y tú?
—¿Cómo crees que estoy?
—Bien, tengo que hacer algo y quiero que me ayudes…
—Ok, ¿qué es lo que quieres de mí? —pregunta cruzando los brazos. Pienso una vez más, no sé si es mala idea pero lo hago.
—¿Tienes las fotos que tomaste en la fiesta del año pasado? —pregunto
—Si, tengo hasta las más feas… en algunas salen tú con una chica..
—Quiero verlas
****
Después de observar algunas fotos de la fiesta, veo lo feliz que me encontraba con Valentina. Ahora que lo recuerdo, a ella no le gustaba esa camisa… si mal lo recuerdo, aún tengo guardado en mi armario.
—Tengo más fotos en el Facebook
—Quiero verlas, necesito encontrar a una persona…
—Y todavía no te pregunto muchas cosas, querido amigo
Pone las fotos en orden de publicación y aparece una en la que me salgo besando con… ¿tan así fue? Yo lo recuerdo más romántico. En la fotografía, nos estamos agarrando del otro, parece que estamos locos por probar un poco más… parecemos zombies en busca de cerebro.
Paso a la siguiente y veo al chico con una camisa verde tan horrible como la mía. Me estoy haciendo ideas, agarro el celular y la llamo, realmente necesito decirle la verdad.
—Hola, ¿qué sucede? —dice cortante
—¿En dónde estás?
—En una cita, ya te lo dije… —dice y mi vena del cuello crece. ¿Y si se besan y piensa que él, soy yo?
—Eres grandiosa, Valen
—¿Qué?
—Eso fue lo que te dije en la fiesta a la que te invité. Debemos vernos.
Corto. No sé qué he hecho. ¿tanto son mis celos que tengo que decirle la verdad? No, no creo que sean celos. Yo soy así, arruinando momentos épicos y metiendo leña al fuego, así sólo es eso.
Salgo de la habitación de Eric y me despido con una palmada en la espalda de mi amigo. Cuando salgo de casa, veo el atardecer brotar, mi paisaje favorito.
Un mensaje de Valentina me aparece en el celular. La dirección de un restaurante, vale. Me detengo de inmediato, sería horrible llegar sin nada.
****
Al llegar al restaurante junto con un ramo de flores blancas, siento que me dirá. Tal vez piense que cómo es que supe, de donde saqué ello o la más razonables, que estoy loco.
Trago saliva cuando la veo con un vestido azul. El cabello suelto haciendo lucir su belleza, lleva una carta y frunzo al ver que ella sólo espera por la otra puerta. Me acerco aún más cuando me ve y comienza a sonreír con la boca cerrada.
De pronto recuerdo lo mucho que he querido volver a verla, de besar sus labios y oler su aroma a cítrico, de saber como es ella y… bueno, otros pensamientos muy fantasiosos y +18.
—Hola —digo de pronto, me entrega la carta y yo la recibo mientras le doy el ramo que con un gracias bajito lo hizo, —¿Qué es?
—Ábrelo
“Nada perdía quitar la pegatina de un diamante, así que lo hice, un papelito estaba allí y lo ví, abrí lo que decía y lo comencé a leer lentamente. Ella dijo algo sobre sentarme y obedecí, viendo que eran dos hojas.
Sé que es una tontería escribir esta carta porque sé que nunca la leerás, pero quise hacerlo. Lo estoy escribiendo al día siguiente de nuestro encuentro.
Es muy vergonzoso decirlo en un papel y tengo un miedo que alguien encuentre esta carta y la lea, es por eso que lo estaré guardando en un sitio muy muy secreto.
¿Sabes que te dije? Eso fue lo único que me dije cuando desperté de mi sueño. Te veía con otra camisa mucho mejor a mi lado, estábamos en un parque conversando cosas triviales, tanto que habían muchas llamadas en mi celular.
Te conté, yo era una influencer que estaba surgiendo de a poco. Te conté que mis padres eran famosos y que yo también lo era, pero crear una cuenta en donde estaré exponiendo mi vida privada al mundo y posiblemente algunos me lleguen a criticar era una de las cosas que me daban miedo y te lo conté. Aún recuerdo tus palabras: Que no les haga caso. Y eso es lo que hago y haré, voy a recordar tu voz y esa camisa horrible.
Sigo algo molesta conmigo misma porque fui yo quien habló más sobre mi misma y nunca te llegué a preguntar tu nombre o cómo era la tuya.