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La noche anterior estuve hablando con Derek vía telefónica, no dejaba de hacer quejas sobre la comida sorpresa organizada por sus compañeros de trabajo siendo una experiencia agradable y satisfactoria al tener un momento de relajación fuera de todo el drama familiar que ha estado viviendo desde lo sucedido con su hermana y el saber la verdad que ocultan los Ashford.
Durante la conversación Derek no paraba de mencionar acerca de una cena romántica para celebrar su cumpleaños, el cual olvidé la fecha porque no tenía la costumbre de festejar los míos por la falta de dinero y abandono recibido por parte de papá.
—¿Vas a seguir en las nubes? —preguntó César, mientras se preparaba una mezcla de café con licor.
Parpadeo varias veces para regresar a la realidad. Estaba sumergida en pinterest buscando ideas de arreglos para una velada romántica, buscaba contribuir en la pequeña celebración y pensaba en un toque de elegancia.
—¿Vas a beber tan temprano? ¿Sabes la hora? —argumenté, dejando el celular sobre la mesa del centro.
César dió un sorbo a su café y dejó la taza sobre la barra de la cocina. Puso su mirada hacia mí y hace una sonrisa.
—La vida es una fiesta sin fin —replicó César—. Un día estamos disfrutando los placeres de la vida y el otro contando los minutos que nos quedan en este mundo intentando hacer las cosas que nos hubiera gustado hacer.
El hombre tenía razón en sus palabras basándose en el capítulo más oscuro que viví después de la desaparición de Deborah. Una mañana creemos en la perfección de nuestras vidas sin ningún conflicto y en un instante recibimos una noticia que traerá consigo cambios inesperados en nuestra vida llevándonos a caminos que nunca pensamos recorrer y nos traerá beneficios en un futuro porque al final las cosas se acomodan para crear algo mejor.
—No voy a silenciar porque estás en todo lo correcto —dije, con resignación.
—¿Puedo saber por qué estás tan distraído? —preguntó César, con curiosidad.
César empezará a hacer sus preguntas sobre mi relación con Derek será incómodo cuando mencione la cena romántica, pero posiblemente me ayude a tener ideas mejores que el internet logrando una diferencia.
—Va a ser el cumpleaños de Derek. Su plan es celebrarlo con una cena romántica —dije, tímidamente—. Nunca he tenido celebraciones de ningún tipo, eso incluye navidad y no tengo ni idea de qué hacer.
—Wey, qué tierno de la parte de Derek —dijo César, en tono cursi—, ¿Por qué no agregas esa pizca de erotismo?
César tenía en ocasiones una mente pervertida sin mencionar que una noche lo atrape mirando películas eróticas en la televisión, me hacía recordar a Jonathan cuando en las noches adquirió la costumbre de tener diversión sexual con él mismo fue horrible mirarlo. Ambos tenían una similitud en gustos, pero su distinto eran sus personalidad Jonathan siendo un narcisista y en cambio César era bipolar.
Nunca me atrevería a hacer una escena erótica usando juguetes y esas ropas lujuriosas no era lo mío, prefería la sencillez y lo normal. Tenía la sensación que el masoquismo está dirigido a un grupo de personas en específico teniendo una gran cantidad de hormonas sin controlar o pervertidos que crean fantasías constantes en sus mentes.
—¿Tienes ganas de coger? —interrogue
—Ay, a veces necesito a un hombre —respondió César, mientras se dejaba caer en el sofá.
Era asqueroso escuchar su comentario. Al menos fue sincero con la pregunta y no ocultó su deseo.
—¿En serio tenías que decirlo?, ¿Qué diría si Mauricio te escuchara? —pregunté, con curiosidad.
—Me daría un putazo por lujurioso —respondió César entre risas—. Wey, necesitas saberlo por si algún día escuchas ruidos extraños provenientes del piso de arriba. Me tienen en abstinencia.
Intento desviar mi mente de las historias sexuales de César. Sé que tiene muchos relatos que contar, especialmente después de las fiestas a las que asiste y el estado de embriaguez en el que se suele encontrar. Pero desde que salió de prisión, algo cambió en su personalidad. Estuve en su casa aquel día, y no pude evitar preguntarme si ese cambio era para bien o simplemente el reflejo de una crisis de bipolaridad.”
—Debe de haber un motivo oculto —dije.
—Regresando a la cena, ¿por qué no haces algo diferente? Siempre celebran con elegancia asistiendo a lugares costosos —dijo César.
—¿Qué sería diferente? —respondí con una pregunta.
—Una cena en la playa bajo la luz de las estrellas.
Jamás pensé que cenar fuera de casa, en un lugar turístico, sería una idea tan estupenda, y menos viniendo de César. Siempre creí que solo se le ocurrían planes para destruir a los demás o actuar sin moral, trayendo caos a las vidas ajenas. Pero, en el fondo, es un buen muchacho, con una noción sorprendente del romanticismo. Solo hace falta tener un poco de paciencia para ver su brillo interior.
—Es una buena —dije, con felicidad.
—Solo falta el bikini —dijo César, con mirada pícara.
—No tendré una cena erótica —argumente.
César dio un sorbo a su café. Me observó fijamente cuando rechazó la idea erótica.