"Piensa antes de hacer, pero no te pases tanto tiempo pensando que no llegues a empezar".– Benjamin Disraeli
Abby.
—Soy Karen —me tiende la mano y pienso si aceptarla será buena idea. No para de sonreír de una manera extraña y forzada. Se echa el cabello hacia atrás haciendo que su larga melena sea agitada con el viento. Frunzo el ceño y alzo una ceja. Ella continúa presentandose —Karen Brown, Có-capitana del equipo de animadoras del equipo de básquetbol, y una de las alumnas más respetadas de esta universidad—sonríe orgullosa de sus logros. Oh, es una de esas. Esa sonrisa falsa delata todas sus intenciones. No es la primera vez que la he visto, y no es que quiera arriesgarme a pensar que estoy en lo cierto, tal vez es una decisión demasiado precipitada.
Pero, no me da muy buena espina esta chica.
Sonrío y finalmente le tiendo mi mano con temblor en estas.
—Soy de segundo, pero seguro que algunas clases tendremos juntas, ya verás esto te va a encantar, cada día es una fiesta y entre las chicas nos llevamos super bien—añade dándome su visto bueno—. Supongo que tú eres de una las nuevas de primero o ¿me equivoco? —pregunta como si me hubiera ignorado la mayor parte del tiempo.
—Sí, así es, lo dije antes —repito sonando borde. Esta chica hace que no pueda controlar mis impulsos, pero intento volver a tomar la compostura y añado —A lo mejor tenemos alguna clase juntas, pero, no lo creo porque no somos ni del mismo curso. Y para tu estatus social, eso no vendría para nada bien. ¿O sí? —le pregunto elevando la ceja izquierda, Karen hace una mueca abriendo ampliamente los ojos con sorpresa en ellos.
Le dedico una sonrisa ampliamente incómoda. De repente, Samuel aparece con varios chicos a su alrededor calmando el silencio que hemos dejado; dos de ellos tienen el cabello rubio como la miel, el primero de ojos azules y el segundo los tiene más verde agua. Los demás que tienen color de cabellos distintos,uno es pelirrojo de ojos canela, y otro de cabellos negros, y rizado y ojos de color café.
Desde Christian odio a los chicos rubios. Él realmente fue la primera persona que deje entrar a mi vida y me decepcionó. Pero, no me gusta juzgar a las personas por su apariencia, después una acaba llevándose sorpresas, tanto para bien, como para mal.
Los chicos del coche se dirigen hacia aquí. Frunzo el ceño y aparento normalidad.
—¡Abby! —me saluda Samuel acercándose —Al fin te encuentro, te he estado buscando por toda esta mansión. Tenemos que irnos pronto, a las personas en nuestra familia no le gusta el tema de esperar —me informa Samuel—El campamento cae por allí —me señala hacía la montaña— si nos damos prisas aún contarán historias. ¡Vamos!
—¿Qué? ¿Tan pronto? ¿Por qué no nos quedamos en la fiesta? —pregunto tomando una copa entre mis manos—¡Será divertido! Además, es justo para eso por lo que he tenido que desplazarme hasta la otra punta del país, para divertirme y estudiar como nunca. ¡Porfi, porfi, porfi! —insisto haciendo pucheros y mi primo evita mirarme y se encoge de hombros. Sonrío y le levanto la cabeza, volviendo a hacer ese gesto. Samuel suspira y me mira advirtiendo que pare.
—Oye tu novia me agrada, ¿deberías hacerle caso no? —interrumpe el chico de cabellos ondulados rubiales y ojos azules. Observo, como se ajusta su camisa blanca, y muestra sus dientes al sonreír descaradamente. Me guiña un ojo, y sonrío con diversos tonos rosados en mis mejillas.
—Bueno, pero solo un ratito—me guiña el ojo y me da un beso en la mejilla.
—No, no es mi novia —dice mi primo al mismo tiempo que yo indico que somos primos—es mi prima Abby.
—Claro, ahora todo tiene sentido — se burla con el pelirrojo que no para de beber — ¿Te vas a quedar, lindura? —me ruborizo al ver que me está mirando, sus ojos azules analizan todo mi cuerpo hasta detenerse en mis ojos, los cuales me están pidiendo a gritos que me quede. Aunque también me aterroriza la manera en la que lo hace, siento escalofríos de tan sólo pensarlo. Sin embargo, me coloco en frente de él y respondo:
—Pues depende, ¿de qué curso sois? —pregunto distraída mientras miro que Samuel ha ido a por el coche. Hace unos minutos me susurro que enseguida me sacaría de aquí, como si fuera malo que estuviera aquí pasando el rato, y hablando con universitarios, sus amigos. ¿Qué había pasado para que reaccionara así? Ni idea. Pero, lo descubriría.
Son sus supuestos amigos, los cualés eran responsables de que la fiesta fuera de forma distinta a los anteriores años.
—Yo estoy en segundo. Mi hermano Wyatt en primero, y mi amigo Oliver también en segundo.
Escucho el sonido de una bocina de un coche sonar, miro para atrás y veo Samuel en su coche amarillo con una cara de pocos amigos.
—Bueno, gracias. Pero, al final mejor que sea para otra ocasión. Nos están esperando en una acampada. Supongo que nos veremos en la facultad —le guiño un ojo y me voy sonriendo de espaldas a aquel chico. Me monto en el coche, pero me bajo un momento —Por cierto, ¿cómo te llamas?
Miro hacia atrás y veo al chico besuqueándose con una de las chicas de la fiesta.
"Si, eso creía."
Sonrío rodando los ojos y volviendo al coche.
—¿Qué ha pasado? —pregunto.
— Tenemos que irnos, pero te prometo que pronto haremos algo divertido, ¿vale?
—Sí, eso espero. Si no este viaje de estudios habrá sido en vano...
Él me mira unos segundos y sonríe.
—Abby esta estancia en Oxford será la mejor de tu vida, ¿entendido, señorita? —me toca la nariz mientras mantiene una sonrisa en su rostro—Ahora vamos que Óscar nos espera.
Creo que desde entonces mi vida cambio, el inicio de la universidad fue un ciclo muy importante en mi vida, y para bien o para mal esa noche algo había cambiado dentro de mí.
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Editado: 21.04.2021